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Pol Collel, juez catalán de concursos de ganado:  «Creo que las granjas más modernas y nuevas están en Galicia»

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS LUGO / LA VOZ

GANADERÍA

Pol Collel alaba el nivel de los concursos de ganado de Galicia.
Pol Collel alaba el nivel de los concursos de ganado de Galicia. TRANSMEDIA

Afirma que en la comunidad se nota sensibilidad hacia la ganadería de leche

06 feb 2023 . Actualizado a las 10:00 h.

Pol Collel, juez catalán de concursos de ganado: Pol Collel (Vich, 1985) se dedica a la ganadería, pues tiene una explotación de 170 vacas de leche. También es juez, con categoría internacional, de concursos de ganado. Ha visitado Galicia varias veces; este año intervendrá de nuevo en el certamen de la Mostra Exposición de Muimenta (Moexmu), que se celebrará del 31 de marzo al 2 de abril.

-¿Por qué se hace alguien juez: por afición, por vocación...?

-Por afición. Ser juez también es favorable para tener conocimiento personal. Pero es algo vocacional. No se gana ni un duro, porque se paga poco; pero eres juez para que la gente descubra este mundo, e intentas transmitir la importancia de la genética a los ganaderos jóvenes.

-¿Requiere también una especial vocación un trabajo como la ganadería?

-Así es. Este es un trabajo duro. Cuando se trata de explotaciones pequeñas y familiares, a veces es difícil fijar los turnos. Ir a los concursos es un placer: es una forma de salir de casa, de compartir problemas, y vuelves a casa tras haber aprendido algo.

-¿Qué nivel le parece que tienen las explotaciones de Galicia?

-Con mi padre, ya fui a Galicia hace muchos. En 1999, tenía yo catorce años, fui a Silleda. Tengo mucha relación con Galicia, con Asturias y con Cantabria. Las ganaderías gallegas han cambiado mucho en los últimos veinte años. Hoy las explotaciones están en cabeza en cuanto a instalaciones. Creo que las granjas más modernas y más nuevas están en Galicia. Galicia siempre ha sido puntera en genética, y en Galicia los concursos siempre han gustado mucho. Cuando he ido a Galicia, he tenido muy buenas sensaciones. Me gusta que en los concursos haya relevo generacional, cosa que en Cataluña no ocurre. En Galicia se ve que hay chicas y chicos que quieren seguir en las explotaciones.

-Ir a un concurso supone un gasto. ¿Hay algo que compense?

-Es un reconocimiento, una compensación, un prestigio. Es difícil sacar rendimiento económico. Hoy la morfología de los animales parece haberse olvidado un poco, pero los concursos son un reconocimiento y una manera de pasárselo bien. Los certámenes son también uno de los mejores sitios para mostrar el bienestar animal, para mostrar que detrás de un litro de leche hay mucho trabajo y para mostrar que los ganaderos queremos a nuestros animales.

-¿Merecen más apoyo los concursos de ganado? ¿Debería estimularse que hubiese más?

-Sin duda, creo que deberían apoyarse más. Son la mejor posibilidad para poder mostrarnos ante la sociedad, para abrir las puertas de lo que hacemos y para mostrarnos sin ningún filtro.

-¿Qué opinión le merecen los concursos de Galicia?

-Hay muchos espectadores, lo cual es bonito. Muchos espectadores tienen o han tenido vacas, y eso se nota. Se ve que hay sensibilidad hacia la ganadería de leche. En Cataluña no quedan muchos ganaderos; en Galicia, sí.

«Una cuestión destacada es que los ganaderos españoles son muy singulares»

En distintas comunidades de España hay actividad ganadera, lo cual no significa automáticamente que el sector lácteo no presente matices. Eso sí, la falta de relevo generacional o la escasez de terreno en las explotaciones parecen cuestiones que se repiten en distintos lugares.

-¿Tienen los mismos problemas un ganadero de Cataluña, uno de Asturias y uno de Galicia?

-Una de las cuestiones destacadas de este oficio es que los ganaderos españoles son muy singulares. Un problema que tenemos en Cataluña es que no llueve casi nunca; en Galicia no hay ese problema. El modelo de explotaciones también es muy diferente: en Cataluña, por ejemplo, el nivel medio es de cien vacas por explotación. Somos diferentes y tenemos sensibilidades muy diferentes; pero tenemos sistemas de trabajo muy parecidos, y nos gusta lo que hacemos.