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Los orgullosos criadores de Porco Celta

Maruxa Alfonso Laya
m. alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

GANADERÍA

cedida

Cada año, nuevos ganaderos apuestan por dedicarse al cuidado de esta raza autóctona

07 nov 2022 . Actualizado a las 09:46 h.

Algunos llevan ligados al mundo rural toda su vida, pero nunca antes se habían decidido a dar el paso y montar su propia explotación. Otros, hacía tiempo que tenían ganas de buscar una alternativa a sus trabajos actuales. Y todos han encontrado en el Porco Celta una nueva forma de ganarse la vida, sea como complemento a sus actuales trabajos o dedicándose a jornada completa. Esta raza, cuya supervivencia llegó a estar amenazada en algún momento, goza cada día de mejor salud, aseguran en la Asociación de Criadores de Raza Porcina Celta (Asoporcel). Y prueba de ello es que cada vez son más los ganaderos que quieren cuidar de estos animales. Su manejo, aseguran, es sencillo y su carne, de una altísima calidad.

Raquel Pérez y su pareja Román se dedican a la hostelería. Pero cuando sus padres, que tenían una granja de vacas lecheras, se jubilaron, vieron la necesidad de buscar una actividad que les permitiera tener las fincas limpias y sacarles algún rendimiento. Estudiaron varias opciones, «pero faláronnos desta raza e convenceunos», explica en referencia al Porco Celta. Así que hace año y medio «empezamos co peche da finca e ca construción das cortes para os partos e os refuxios por parcela», añade. En su opinión, el manejo de estos animales es más sencillo que el del vacuno de leche, «non precisas estar tan pendente deles e teñen moitos menos coidados comparado coas vacas», sostiene.

En A Pastoriza están Iván Cuesta y Marcos, su cuñado. Ambos tienen también otras profesiones, pero en enero pusieron en marcha su granja, «temos unha finca e vimos a posibilidade de tela limpa metendo estes animais nela», explican. La ventaja que le ven es que «non temos que dedicarlle moito tempo aos animais e podemos compaxinar esta actividade cos nosos traballos». Y en Alfoz encontramos a Hermelino Javier Sixto, un joven que tenía ganas de emprender para colaborar con la empresa familiar Embutidos Hermelino. «Tiña moitas gañas de emprender neste ámbito, xa que proveño dunha familia vinculada ao sector cárnico desde 1939», cuenta. Su idea es vender los cerdos que crie a través de la empresa familiar. De esta raza, destaca la calidad de la carne que se obtiene, «debido ás características da súa crianza, é un porco que pastorea en liberdade e fai un aproveitamento dos recursos que ofrece o campo», asegura. Al mismo tiempo, «axuda a coidar do medio ambiente, mantén limpo o monte onde pastorea e iso axuda a previr os incendios forestais», sostiene.

A Gladis Sampedro, en cambio, fue su padre el que la animó a dar el paso, pues él ya tiene una explotación de Porco Celta en ecológico. «Meus pais son os propietarios do matadoiro de Celtaverde en Taboada, onde se sacrifican todas as semanas Porco Celta», añade. Eso, unido a que ella dirige un supermercado, le abre muchas oportunidades a la hora de comercializar la carne de estos animales. «É o momento de producir Porco Celta porque hai unha crecente demanda de porco de calidade no mercado», sostiene. Además, considera que estos animales ayudan a prevenir el abandono de fincas. «Eu os teño nunha parcela de seis hectáreas na que hai carballos e castiñeiros, os porcos mantéñena limpa todo o ano e nesta época case non é preciso darlles máis alimentación», cuenta.

También Diego Díaz, de Lugo, lo tuvo claro. Quería acercarse al rural y hacer las cosas como antes, siguiendo la tradición. Así que, tras mucho investigar, decidió poner en marcha su explotación. Aunque han empezado con la cría de animales, su sueño es contar con su propia línea gourmet de productos. «Creemos que o Porco Celta está a gozar dunha época de esplendor e rexurdimento, movido porque as súas carnes son moi valoradas por certos consumidores que demandan un produto de altísima calidade», sostiene.

Casa Labradela, en Xove, es otra de las nuevas explotaciones de Porco Celta. Antes era una granja de vacas de carne y abejas cuyos herederos, dos hermanos, decidieron cambiar su actividad. «Unha vez que fas unha inversión inicial para un bo peche perimetral, teñen fácil manexo e son moi eficaces no control da maleza dos montes e na limpeza en xeral das fincas», explican. De momento, «estamos centrados na produción e en poder sacar un produto de calidade», aseguran sus propietarios, que sueñan con cerrar el ciclo y comercializar su propia gama de productos.

En Santiso, Ana Mouriño dirige un restaurante y, el pasado mes de junio, decidió dar el paso y apostar también por el Porco Celta «porque me gusta emprender e para que o rural no desapareza e aproveitar os terreos», cuenta. Considera una ventaja el hecho de que esta sea una raza autóctona, «que se perdería sen esta actividade porcina» y confía en poder comercializar esta carne en su restaurante. A la hostelería se dedican también Ana Bel Acea y su pareja, en Cedeira. Estaban buscando una alternativa de ingresos a su profesión actual y se decantaron por el Porco Celta, con el que quieren surtir su restaurante. «Non requiren de moita dedicación, limpan moi ben a parcela e é algo noso. Os galegos non valoramos o que temos aquí e imos mercar o ibérico», argumenta. Ella, junto con los demás, es una orgullosa criadora del Porco Celta.