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Xesta retoma el uso de perros para asilvestrar conejos sueltos en el monte

Marcos Gago Otero
marcos gago A LAMA / LA VOZ

GANADERÍA

M.MORALEJO

Los cazadores también comprueban el impacto de la enfermedad vírica

27 jun 2022 . Actualizado a las 09:12 h.

Los cazadores de Xesta, en el concello de A Lama, retomaron estos días un plan piloto que aspira a mejorar la integración en el monte de los conejos que se sueltan todos los años para contribuir a la recuperación de la especie en estado salvaje. Hay dos problemas principales que se quieren solucionar con los recorridos de un cazador y un perro en las zonas de suelta. Por una parte, está la necesidad de acelerar el asilvestramiento de los conejos, que vienen de granjas y tienen que aprender rápido a escapar de los potenciales depredadores. Por otra parte, se encuentran los estragos que la enfermedad vírica causa en esta especie todos los años y que ha provocado un descenso notable en su número en estado salvaje. Las inspecciones de los cazadores permiten evaluar el impacto de esta dolencia al observar y notificar si encuentran ejemplares muertos en el bosque.

La Federación Provincial de Caza impulsa este programa, que cuenta con el visto bueno de la Xunta, y que intentarán desarrollar la mayoría de los tecores pontevedreses a lo largo de este verano. Ya se intentó el año pasado, pero no pudo ser por causa de la pandemia y ahora se quiere dar el empuje definitivo que permita evaluar la situación.

El presidente de la federación provincial, Francisco Couselo, explicó que «Pontevedra é unha provincia de caza menor e o coello é moi importante para nós». Su disminución en el monte les preocupa desde hace años.

Los cazadores de Xesta han escogido a dos personas que irán por separado este mes y el próximo por el monte, acompañados de un perro. El objetivo no es cazar, sino hacer que los conejos liberados se dispersen por el monte a percibir la presencia de humanos y canes. De esta forma, tendrán más posibilidades de sobrevivir ante cualquier otro depredador. Además, la dispersión por el monte limitará el impacto de la enfermedad vírica, que sería devastadora para los ejemplares si estos estuviesen concentrados en un área demasiado pequeña y donde interactuasen de forma constante.

Asimismo, se registrarán los conejos que se encuentren muertos o enfermos en estas inspecciones y así se podrá comprobar el impacto de las plagas.