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Clesa invertirá trece millones para tener dos líneas más de producción en su fábrica de Caldas

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

GANADERÍA

El delegado del Gobierno y al subdelegada en Pontevedra, ayer, visitando la fábrica de Clesa. CAPOTILLO
El delegado del Gobierno y al subdelegada en Pontevedra, ayer, visitando la fábrica de Clesa. CAPOTILLO CAPOTILLO

Va a elaborar productos con mayor valor añadido y también yogures de gran formato

22 abr 2022 . Actualizado a las 17:30 h.

Hace diez años, en el 2012, Clesa, la fábrica de yogures de Caldas, tuvo que reescribir su historia. Tras la ruina a la que la había llevado la familia Ruiz Mateos, el sector lácteo gallego salió a su rescate y tres cooperativas históricas —Feiraco, Os Irmandiños y Melisanto— se hicieron cargo de ella, en lo que se convirtió en Clun. Ha pasado una década desde entonces. Y Clesa no tiene nada que ver ya con aquella fábrica ruinosa. El pasado verano celebró que fue capaz de devolver los más de cinco millones de euros que le cedió en su día el Igape para evitar su desaparición. Y, ayer, ante la presencia del delegado del Gobierno, en Galicia, José Miñones, que visitó las instalaciones, el presidente de Clun, José Ángel Blanco, dio a conocer el gran proyecto que tiene en marcha la compañía para contar con dos nuevas líneas de producción en Caldas.

Blanco indicó que Clun está haciendo obras por un montante de trece millones de euros. De ellos, el 90 % se van a invertir en la fábrica de Clesa en Caldas. El objetivo es que estas instalaciones cuenten con dos nuevas líneas de producción; una dedicada a productos de mayor valor añadido y otra a yogures de grandes formatos, tal y como relató el presidente de Clun. 

Cifras en crecimiento

La inversión actual viene precedida de unos números de récord. Así, Clesa, que llegó a no tener siquiera azúcar para producir porque los proveedores no le servían, es ahora la primera empresa española de yogures. Recepciona cada día alrededor de 150.000 litros de leche y logró multiplicar por 17 su volumen de ventas. Al compás de este incremento se produjo también un aumento de la plantilla. Tras el drama vivido a raíz del concurso de acreedores, cuando muchos trabajadores veteranos tuvieron que irse a casa y solo algunos pudieron volver, en los últimos años se logró multiplicar por tres la plantilla. Lo previsible es que en el futuro se siga la misma línea, puesto que la producción va a aumentar a pasos agigantados tras las obras.

José Ramón Blanco llegó a hablar de multiplicarla por veinte: «Non podemos saber se chegaremos a esa cantidade, pero é o obxectivo», manifestó. Como es habitual, Blanco recalcó que Clesa y su dueña, Clun, son los tres mil socios que la gran cooperativa tiene detrás y, en general, «o sector gandeiro galego». 

Espaldarazo de Miñones

La presencia de José Miñones en Clesa vino dada porque, tal y como dijo el presidente de Clun, la compañía necesita el soporte de las Administraciones ahora que está en plena expansión. A ese respecto, Miñones anunció que Clesa, de la que dijo que «es un ejemplo» es una de las empresas agroalimentarias que podrían beneficiarse de las ayudas del Perte (Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica) del Gobierno. No en vano, esas ayudas buscan que las empresas mejoren sus procesos de producción, que apuesten por la digitalización y que trabajen en la seguridad alimentaria y la trazabilidad de los productos. Y todo ello, señaló Miñones, «está presente en Clesa». El presidente de Clun cogió el guante de sus declaraciones y señaló que, seguramente, se intentará solicitar alguna de esas líneas de subvención del Gobierno estatal. Acompañado por la subdelegada del Gobierno, Maica Larriba, y el alcalde de Caldas, Juan Manuel Rei, Miñones recorrió la fábrica, ya recuperada de la crisis que generó el paro del transporte.

El yogur bombón que no falla con los políticos: le gusta a los derechas e izquierdas

Un bombón hecho yogur. Ese es el producto estrella de Clesa; un postre lácteo que triunfa en el mercado gallego y nacional y que, además, tiene el don de poner de acuerdo a políticos de izquierdas y derechas, una empresa habitualmente complicada. Solo hay que remitirse a los hechos para comprobarlo. En el mes de julio, el todavía presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, visitó la empresa caldense y se dejó seducir por el chocolateado postre. Era casi la hora de comer y el número uno de los populares gallegos no disimuló lo mucho que le gustaba el lácteo. Añadió una coletilla: «Gústame o bombón, como a todos», insistiendo en esa idea tan suya de que Galicia se parece al PP y el PP a Galicia.

 Ayer le tocó hacer lo propio al delegado del Gobierno, al socialista José Miñones, y tampoco se anduvo con rodeos. Dijo que era consumidor de productos Clesa, que los tenía bien catados, pero que acababa de probar el yogur de chocolate como si fuese un bebible y que la experiencia fue placentera. Es más, señaló que va a repetirla en su casa «para que lo prueben los chavales».

Clesa, como buena anfitriona, ayer no solo ofreció su producto estrella. Se hizo una degustación amplia, con las variedades de yogures, quesos y demás lácteos que engloban sus marcas Premium Únicla, Clesa y Feiraco como grandes protagonistas. Viendo la mesa, sí o sí había que darle la razón al presidente de Clun, que reivindica la idiosincrasia 100 % gallega de la cooperativa. Vaya si la tiene. Y por eso siempre se abona al más vale que sobre que que falte...