
Sus vídeos en las redes sociales denunciando la situación en el campo se viralizaron, aunque él dice que ya está saturado de tanta entrevista
29 mar 2022 . Actualizado a las 10:29 h.Roberto López (Lugo, 1974) se decidió un día a grabarse un pequeño vídeo contando la verdad sin eufemismos y lo subió a las redes sociales. Explicaba que le salía más caro producir la leche de lo que cobraba por ella y que, de seguir así, acabaríamos comiendo porquería. Media España ha visto ese vídeo y los que siguieron después, y Roberto se ha convertido en una especie de portavoz oficioso de los castigados ganaderos.
—Estará harto ya de tanta entrevista.
—La verdad es que sí, estoy cansado de tanta entrevista. Y mucho. Porque esta no es mi profesión, yo soy ganadero. Me toca atender a los medios porque me lo piden mis compañeros, pero llega un momento en que coges muchas llamadas, todo el mundo quiere un skype, todo el mundo quiere que vayas y se me está haciendo un poco cuesta arriba, la verdad.
—Le entiendo e intentaré ser breve, pero la verdad es que todo se da por bueno si sirve para la causa: ¿está sirviendo?
—Yo creo que sí. Cada vez son más lo ganaderos que se dirigen a nuestra asociación [Agromuralla] o a mí personalmente porque yo no sé cómo pasa, pero al final todo el mundo se hace con mi teléfono. Probablemente se esté visibilizando más nuestro problema y así, quien tiene que tomar medidas en este asunto se implique un poco más. No sé que ocurrirá, pero sí sé que si un problema no se visibiliza, no se le busca solución.
—En cualquier caso, los ganaderos siempre están en el ojo del huracán.
—Yo ahí discrepo. A los ganaderos nos ponen en el ojo del huracán. Ni pedimos que nos pusieran cuotas lácteas ni que las quitaran. Juegan con nosotros como si fuéramos marionetas. Ahora nos exigen normativas de purines cuando eso no es cosa nuestra. Siempre estamos en el atolladero.
—Nunca salen beneficiados de los cambios.
—Porque somos el eslabón más débil. Saben que no podemos parar mucho porque los animales no se desconectan. No tenemos el poder de dejar de producir leche hasta que nos den el precio justo; la leche hay que ordeñarla todos los días. Y luego en Europa nos piden que seamos verdes, ecologistas, que los animales estén como en una película de Walt Disney; se creen que cantan y bailan y que tienen vida social, pero son animales. Tienes que tratarlos lo mejor posible, pero no dejan de ser animales.
—A este paso van a desaparecer.
—Es que a nosotros se nos ve como un estorbo. Probablemente en verano ya seremos menos de seis mil explotaciones en Galicia, cuando hace 25 años éramos 35.000. Eso es una noticia pésima porque no podemos permitirnos el lujo de seguir perdiendo explotaciones, que hacemos algo más que ordeñar vacas: cuidamos del campo, evitamos incendios, le damos de comer a la gente... y al final se tendrá que comprar de otros sitios y veremos en qué condiciones y a qué precios.
—¿Es verdad que ha tenido que sacrificar animales?
—Sí. Y no sacrifico más porque no hay transporte. Y como yo, muchas ganaderías. Es una salida fácil porque es lo único que a día de hoy tiene buen precio y es la forma de pagar las facturas.
—Su explotación ¿la heredó de sus padres?
—Sí, aunque era pequeña y diversificada. La heredé hace 30 años, la modernicé, me casé, mi mujer se incorporó a la granja... hemos hecho muchos cambios.
—¿Alguna vez pensó que se había equivocado al escoger esta profesión?
—Sí. Sobre todo en los últimos tres años. Aquí tenemos fincas muy pequeñas, complicadas de trabajar. Hay muchas circunstancias que te hacen pensar que llevas treinta años invirtiendo dinero y que ahora lo estamos gastando todo para no tener que cerrar. Y muchas noches me voy a la cama pensando que ha sido un error, que tal vez podría estar en otro sitio ganando mil euros, pero teniendo menos complicaciones en mi cabeza.
—¿Tiene hijos?
—Dos, de 15 y 11 años.
—¿Serán ganaderos?
—No, mis hijos no serán ganaderos. Esto no da más que dolores de cabeza. Los padres de los otros niños tienen un domingo libre, vacaciones... y nosotros no.
—¿Cuándo fue la última vez que se fue de vacaciones?
—El verano pasado me fui tres días y uno de ellos tuve que volver a la granja porque hubo problemas.
—Creo que tres días no entra en la definición de vacaciones.
—Pues, sinceramente, cuando me casé, hace 21 años, que se quedó mi hermano cuidando la granja para que nos fuéramos de luna de miel.
—Si fuera presidente del Gobierno, ¿qué es lo primero que haría?
—Iría al campo y hablaría con la gente para saber de primera mano lo que está pasando. E intentaría que en la educación los niños fueran animados a trabajar en la agricultura.
—¿Celta o Dépor?
—Soy más del Lugo, pero si tengo que elegir entre el Celta y el Dépor, soy más del Celta.
—Ya veo que tiene poco tiempo libre, pero el que tiene, en qué le gusta emplearlo?
—Juego al fútbol con un equipo de veteranos que se llama Lambruxos, de Sarria. Eso me gusta y estar con los amigos.
—El sitio en el que se siente feliz.
—En la Mariña lucense.
—¿Cómo diría que es usted?
—Sincero, trabajador y humilde.
—Algo que le gustaría mejorar.
—Mi carácter, que a veces es un poco agresivo cuando me enfado. Y sobre todo, tener más tiempo para estar con mis hijos.
—Una canción.
—Resistiré, del Dúo Dinámico.
—¿Lo más importante en la vida?
—La salud.