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Los pastores de Suprema quieren que la gente sepa que son distintos

m. cedrón REDACCIÓN

GANADERÍA

La Voz

Reclaman precios que les permitan continuar con su trabajo esencial y mayor apoyo por parte de la IXP Ternera Gallega, desde donde reconocen que la industria cárnica tiene que mejorar su logística comercial y pensar en hacer productos de cuarta gama para dar mayor salida a esta carne de calidad fuera de Galicia

24 mar 2023 . Actualizado a las 21:46 h.

Hace unos años, en el 2013, Alberto Fernández Quiñoa dejó su trabajo de carpintero dedicado a la fabricación de muebles para incorporarse a la explotación de sus padres: «Eles xubilábanse e había que tomar unha decisión, pechar ou seguir». Él, con 24 años, optó por continuar. Ahora tiene una explotación de una treintena de vacas nodrizas con un toro que pastan en extensivo en Toldaos, en el concello de Láncara. Se crio entre animales, adora las vacas _ por mucho que digan, nadie las quiere más que un buen ganadero_, pero ahora su decisión sería totalmente contraria a la que tomó hace nueve años. «Non volvería a facer o mesmo porque tal e como están as cousas agora non chegas a cubrir os custes de producción, estás tirando de aforros. Con todo o que levo gastado nun establo novo, animais con bo potencial cárnico... e non o dou desempeñado», dice. Está tan atado que tampoco lo puede dejar. Pero quiere deshacer esos nudos que llevan muchos meses tensando la cuerda para los agricultores y ganaderos, unos nudos que desde que estalló la guerra entre Rusia y Ucrania cada vez aprietan más. Él puede hablar de lo que les ocurre a los los productores de animales adscritos a la IXP Ternera Gallega, en la categoría de Suprema. Llevan tiempo diciendo que los costes de producción suben, que crían animales de un modo diferente a los de Ternera Gallega convencional, pero los precios que reciben por ellos, apenas se diferencian. Por eso, al igual que otros ganaderos que manejan a sus animales del mismo modo, quieren que la gente sepa que son diferentes, que la IXP se esfuerce en que el consumidor aprecie esa diferenciación en Galicia y fuera, y que, en consecuencia, los precios que les paguen vayan acorde a su calidad y a un modo de producción que, paradójicamente, es por el que está apostando Bruselas. Basta con revisar las propuestas de ecoesquemas de cara a la nueva política agraria común (PAC).

OSCAR CELA

En el último mercado ganadero de Amio, en Santiago, la diferencia de cotización media en el kilo canal de los animales de mayor categoría (la E) y de menos de 200 kilos (los que más se pagan) fue de tan solo de 43 céntimos a favor de la Suprema. A mediados de enero, cuando se realizó esta conversación, a Alberto le pagaban en torno a 4,7 euros por kilo canal de terneros de categoría U o incluso E. «Lévamos o tratante, pero é que chos paga mellor que o matadoiro, que aínda chos pagan menos». En Galicia hay unos 22 mataderos, 18 salas de despiece y 56 comerciales o mayoristas cárnicos que están dentro de la IXP Ternera Gallega, aunque alguna  industria está presente en las tres categorías.

Por eso, quieren que el consello regulador de la IXP apueste por ellos, por un manejo diferente. Actualmente, según los datos que maneja la IXP hay adscritas 7.912 explotaciones tradicionales, en su mayoría de Suprema, y 442 cebaderos de Ternera Gallega convencional.

 

OSCAR CELA

Ana Belén Freijo ve como sus animales maman hasta los siete meses. Tiene 60 nodrizas después de haber tomado en el 2001 las riendas de la explotación que su familia tenía en Mazaeda y luego la de su marido en el mismo lugar de A Fonsagrada, el concello más extenso de Galicia. Ella comercializa sus animales directamente al matadero y para que entren en Suprema tienen que tener menos de diez meses: «Páganme entre 4,9 euros o quilo canal polos de maior categoría e os 4,65 polos de categoría máis baixa», explica. Más allá de la subida del gasoil y de los cereales, uno de los grandes problemas con los que se encuentra es que la preferencia que tienen los mataderos por animales de menor tamaño, algo que tira hacia abajo la rentabilidad de la explotación: «Hai que ter en conta que tes que esperar os noves meses que está preñada a vaca e despois outros nove polo menos para criar o becerro. Se o xato pesa pouco a rendibilidade é menor e se agardas a que sexa máis grande, o prezo baixa no matadoiro». Al final el problema está en que, como dicen, están en manos de la mataderos. Por eso cree que «debería de haber máis matadoiros con certificación para poder comercializar a carne fóra de Galicia e incluso de España».

Porque demanda hay, dado que Galicia es una marca que tira, sobre todo fuera. Fuentes de Ternera Gallega reconocen que hay que abrir mercado fuera porque, como explican, «producimos máis carne da que consumimos. Os matadoiros teñen que ter vontade para penetrar no mercado estatal e mellorar a súa loxística comercial. Ademáis deberían de ampliar o seu enfoque e aproveitar para facer productos de cuarta gama que lles fagan chegar a máis xente e máis lonxe».

Mientras los mataderos están en esa fase, los ganaderos continúan haciendo esfuerzos por proteger sus rebaños. Al tener animales en extensivo en una zona de montaña como A Fonsagrada, por ejemplo, Ana Belén se enfrenta a otro problema añadido: el lobo. «Habería que controlar as poboacións e tamén poderían deixarse animais que morren en áreas de reserva para que vaian a comer alí», explica. Eso era una práctica habitual antes, pero tras las vacas locas quedó prohibido dejar animales muertos en el monte.

OSCAR CELA

Dar a conocer la forma de trabajar de estos pastores que no llevan zurrón es fundamental para mantener los pueblos vivos. Es lo que dice Iván Vázquez Pérez, que desde niño trabajó con animales. Estuvo unos años fuera de Ligonde, en Monterroso, pero regresó. A sus 34 años tiene una explotación con unos 200 animales, entre nodrizas, novillas y terneros que reparte entre una nave y por fincas ubicadas en diferentes pueblos. La atomización de la propiedad es otro de los hándicaps con los que se topan para criar animales en extensivo: «Nesto tes que estar os 365 días ao ano para que ao final, últimamente, che queden uns 500 euros ao mes. O que vexo no meu pobo é que isto, como non cambie, non ten viabilidade. E desta forma non hai forma de fixar poboación e isto quédase nunha selva en catro días. Neste momento é moito mellor deixar as vacas e poñer eucalipto». Porque a cómo le compran a él los animales: «A 4,5 euros quilo canal, e lévamos o tratante que che paga máis».

Para Iván es fundamental un mayor control en los mataderos. Sus razones tiene porque «páganche polo que lle chaman canal europeo. É dicir o peso do animal morto e xa despoxado do que lle sobra, pel, graxa que despois utilizan para o embutido, a riñonada..... O que pasa é que se antes o rendimento dun becerro era o 65 % do peso en vivo, agora é dun 60 % e a iso aínda lle quitan un 2 % do ureo, que é polo exceso de auga que perde», explica.

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Con este escenario, las cosas no son fáciles para la gente que ha regresado al rural pueda quedarse. Cuando Soraya Fernández Sobrado, una educadora social de A Fonsagrada, decidió tener hijos supo que quería que se criaran en el rural. Fue entonces cuando ella y su marido decidieron regresar a la explotación familiar en Teixeira. Ahí tienen 80 vacas nodrizas en semiextensivo: «Hoy por hoy no es muy viable continuar, sobre todo también por la mala imagen que están dando de los ganaderos en general».

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Fran Rivas tiene su rebaño en el concello de Láncara. Tomó las riendas de la explotación familiar hace quince años, pero se ha criado entre vacas. Primero con su abuelo Manuel y después con sus padres Manuel e Inés: «Recordo cando non había cuadra na casa porque os animais estaban debaixo da casa. Eran a calefacción que había. En 1995 fixemos a cuadra e agora.... ampliar. Como vas ampliar. Para complicarte a vida, porque non podes gastar diñeiro porque cada vez ves como te afundes máis. O que nos pasa é que nos sentimos sós. O problema son os matadoiros. O consumidor está pagando un prezo moi elevado pola nosa carne, e nos nada. Tería que haber matadoiros por toda España homologados para poder sacrificar os nosos animais de Ternera Gallega Suprema. Ou que houbera máis aquí con certificación para poder comercializar fóra». La normativa europea no permite sacrificar animales fuera del territorio al que hace referencia la IXP. En este caso la solución sería que los mataderos que sacrifican en Galicia aumentaran su logística para poder comercializar más producto fuera.

La etiqueta de Ternera Gallega Suprema es rosa, no amarilla

En la carnicería el etiquetado es el que diferencia la carne de Ternera Gallega convencional de la Suprema. La primera tiene una etiqueta amarilla con las palabras Ternera Gallega, mientras que la segunda tiene una etiqueta rosa en la que pone Ternera Gallega Suprema. Eso es lo que debe saber el consumidor para echar una mano a los ganaderos que protegen el medio ambiente y garantizan la seguridad alimentaria. Las cosas no pintan bien y, desde Ternera Gallega, les recomiendan por ejemplo tratar de producir más alimentos propios para no depender tanto de insumos externos; programar partos para adaptarse mejor a las épocas de mayor demanda del mercado y tratar de agruparse para intentar comercializar sus productos de forma conjunta. No es fácil, pero puede hacerse.

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Mientras colectivos como la Asociación de Ganaderos Galegos de Suprema dicen que la IXP tiene que actualizar los estatutos. Entre otras cosas piden que la marca avale razas con alto potencial cárnico que ahora no están permitidas, a menos que sean cruces. Es lo que pide, por ejemplo, Jorge Valcárcel, un hombre al que rescató la ganadería tras el estallido de la burbuja inmobiliaria porque antes trabajaba en la construcción. Tiene unas 70 cabezas criadas en extensivo en ecológico pero al ser de raza Salers no puede certificarlas como Ternera Gallega Suprema.