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Sonia López, una ganadera que conoce bien las ventajas de pastorear

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GANADERÍA

cedida

La incorporación de mujeres al campo es fundamental para garantizar un relevo generacional que blinde la soberanía alimentaria, uno de los fines de la PAC

12 mar 2022 . Actualizado a las 11:03 h.

Hay una ternera, rubia y gallega, que se llama Milagritos. Es un animal que pronto cumplirá un año. En nada pasará a formar parte del escuadrón de madres de raza rubia que componen la granja de la que Sonia López Andrade es cotitular junto con su marido en Santalla de Lamas, en el concello de Lugo. Sonia se incorporó a esta explotación de carne hará más o menos dos años. A sus 43 años es una de esas mujeres fuertes que sustentan los pilares de un sector, el primario, que garantiza la soberania alimentaria. No solo merecen un homenaje hoy, Día da Muller Traballadora, también el resto de días del año. Porque son mucho y valen mucho. 

Garantizar la soberanía alimentaria, que no falte el alimento, es precisamente uno de los objetivos con los que nació la política agraria común (PAC), un fin que estuvo de actualidad durante la pandemia y que ahora con la guerra de Ucrania, vuelve a tomar actualidad. Eso es lo que hacen Sonia y su marido con esta granja. Para ella, la política agraria común (PAC) resulta un instrumento imprescindible para facilitar la incorporación de la mujer al campo y, de ese modo, garantizar la supervivencia del medio rural. Además, granjas como la suya contribuyen a cuidar el medio ambiente y asentar dióxido de carbono. Sonia conoce bien los secretos del arte de pastorear y las ventajas que aporta a las vacas, los terneros o el medio ambiente vivir al aire libre. 

Porque su manejo es en extensivo porque los animales que forman su rebaño pastan libres todo el tiempo: «Están todo o ano ao aire libre. Nesta semana naceron tres xatiños cando son pequenos póñolles un chaleco para que estén quentiños», cuenta Sonia, que habla de sus terneros con ternura, la que se tiene por un animal que forma parte de la familia. Porque para que non pasen frío en las mañanas heladas los cubre con esta especie de abrigo que les da calor. Maman hasta los 7 meses, como mandan los pliegos de la IXP Ternera Gallega, a la que pertenecen y son cuidados con cariño para que estén bien «porque cando perdes un becerro, perdes todo», dice esta mujer. Pero ella es una luchadora.

Milagritos es un ejemplo. «Cando naceu tiña problemas porque non facía de vientre, díxenlle ao veterinario que lle fixera unha placa a ver. Primeiro deulle un purgante e xa puido aliviarse. Aí está», cuenta. Milagritos será parte de un rebaño donde las vacas son longevas. «Temos unha que ten 18 anos», explica. 

Con granjas como la de Sonia y su marido no solo se garantiza el suministro de alimentos o se evita el abandono de las zonas rurales, también se conerva tradiciones propias de áreas como Galicia. En definitiva se conserva el paisaje humano y las costumbres que nos han ido dibujando como sociedad. Una de esas costumbres es la de bautizar a las vacas que forman el rebaño. No son un número. «Temos a Catalina, Carolina, Chenoa, Rosa.... Son tantas que non queres repetir», cuenta.  

Aunque gratificante, reconoce que el trabajo con los animales es duro. Hay que estar y hay que estar.