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El conflicto de Ucrania echa más leña al fuego a la crisis del lácteo

M.Cedrón REDACCIÓN

GANADERÍA

VÍTOR MEJUTO

El reconocimiento de las regiones de Donest y Luhansk como repúblicas independientes ha disparado la volatilidad de los mercados de cereales como el maíz, fundamental para la alimentación del ganado. El 30 % del que importa España procede de este estado del Mar Negro

24 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay un lugar cerca del mar donde, de vez en cuando, se forman grandes montañas de maíz que van mermando su tamaño al ritmo con el que los camiones llevan esa materia prima hacia las fábricas de piensos. Ese lugar es el puerto exterior de Punta Langosteira, en Arteixo, una de las puertas de entrada del cereal ucraniano en España. Según los datos que maneja la Asociación Gallega de Fabricantes de Alimentos Compuestos (Agafac), durante los dos primeros meses de este año unas 290.000 toneladas de maíz cultivado en ese país han entrado en Galicia a través del muelle coruñés y del puerto de Marín. Porque Ucrania produce el 15 % del maíz mundial. España, que es deficitaria de maíz, le compra en torno a un 30 % de su volumen total de importaciónes de este cereal. Y llega a través de los puertos de Tarragona, Cartagena, Huelva, Marín o Arteixo. Algo parecido ocurre con el trigo, un cereal del que este estado acumula el 30 % de la producción mundial, mientras que Rusia ocupa el primer puesto del ránking. Como ocurre con el maíz, parte de él también entra por Galicia. En lo que va de año, por ejemplo, se han descargado en los puertos de Punta Langosteira y Marín unas 30.000 toneladas, pero la semana que viene se espera que descargue otro buque cargado con unas 60.000 toneladas de trigo ucraniano.

Por eso, cuando a principios de esta semana Vladimir Putin reconoció como repúblicas independientes las regiones ucranianas de Donest y Luhansk  (juntas producen en torno un 8 % del trigo ucraniano, según el instituto de estadística de ese país), una nueva sombra comenzó a cernirse sobre el ya herido sector lácteo gallego. Porque el maíz que llega de los campos de Ucrania es una materia prima fundamental para la elaboración de alimentación del ganado. Sobre todo en un momento en el que todavía no ha empezado la cosecha en Brasil, otro de los grandes proveedores de España. El maíz estadounidense, al ser de una variedad transgénica no autorizada en la UE, no puede cruzar las fronteras españolas, algo parecido a lo que ocurre con el cultivado en Argentina. Aunque en ese último caso, según Agafac, es debido al uso de un pesticida no autorizado por Bruselas.

Pese a esta relación indirecta entre Galicia y Ucrania, es más que probable que la noticia sobre lo que se está cociendo estos días por aquellas estepas haya pasado desapercibida para los ganaderos no interesados en geopolítica. Al menos hasta que el anuncio echó más leña al fuego en los mercados de futuros de los cereales, revolucionados por la sequía de los últimos meses.

Las consecuencias del conflicto sobre el sector lácteo gallego son solo una pequeña aguja en el pajar de consecuencias que podría acarrear para la inflación de los alimentos a nivel mundial una supuesta en guerra en el granero de Europa. A ver qué pasa ahora, después de que ayer Ucrania haya comenzado a llamar a sus reservistas.

«El dinero y los mercados son miedosos. Se protegen con volatilidad», explica el presidente de la Asociación de Comercio de Cereales y Oleoginosas (Accoe), Marcos Martínez. De ahí que la incertidumbre que están provocando todos los movimientos que se están produciendo en ese país del Mar Negro ha ayudado a disparar el precio de los cereales, disparado sobre todo por la sequía que está afectando a la Península. Y como no eso podría provocar un nuevo ascenso de los costes de producción de los ganaderos al subir el coste de la alimentación del ganado.

«Solo en la última semana el precio del maíz ha subido 20 euros la tonelada. Eso es una barbaridad en una semana»

El martes 22 de marzo, justo un día después de reconocerse las repúblicas de Donest y Luhansk, la cotización del maíz en el mercado de futuros de Euronext (Matiz) de París, la referencia para España, subió 4,75 euros por tonelada, mientras que el alza del trigo fue de 4,5 euros por tonelada. Y a la una de la tarde de ayer, la subida era de 3,25 euros por tonelada e el caso del primero y de 2 euros, en el segundo.

Este escenario preocupa a los productores de piensos. Porque, como explica Bruno Beade, director de Agafac, «solo en la última semana el precio del maíz ha subido 20 euros la tonelada. En el caso del trigo, el alza todavía es mayor, al estar entre los 20 y los 25 euros. Eso es una barbaridad en una semana». Eso por no hablar de que los fletes también se han disparado. En el 2014, como recuerda Marcos Martínez, cuando los rusos se lanzaron a invadir Crimea estos productos subieron entre un 20 y un 25 %.

De momento las consecuencias del conflicto se notan en las cotizaciones pero, como dice también Beade, el asunto podría ir a más en el caso de que los armadores comiencen a pensárselo dos veces antes de hacer las rutas que pasan por el Mar Negro, donde hace días que algunos buques de guerra están haciendo maniobras. La mayor parte de las exportaciones de Ucrania salen por el puerto de Odesa. Durante la campaña del pasado año, Ucrania exportó 23,1 millones de toneladas de maíz; que se suman a las 16,6 millones de toneladas de trigo.

Más allá de lo que está pasando con el maíz, sobre las consecuencias de la subida del trigo sobran las palabras. Porque ¿quién en Galicia no come pan?. Y aunque más que lo que pase en Ucrania, lo que preocupa en España es la sequía en la Península, no cabe duda de que todo tiene importancia: Porque como dice Martínez «la sequía que está viviendo España, como mucho, va a dejar este año una cosecha regular porque en el sur hay daños que son irreversibles». La consecuencia: habrá que importar más cereal.