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«Teño as galiñas estresadas e tristes»

Xoán Ramón Alvite Alvite
X. R. ALVITE MAZARICOS / CORRESPONSAL

GANADERÍA

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Criadores de aves domésticas recelan de la obligación de confinarlas

27 ene 2022 . Actualizado a las 09:18 h.

Desde hace un par de semanas resulta obligatorio que las gallinas estén a cubierto para protegerse del fuerte brote de gripe aviar —Influencia Aviar de Alta Patogenidad (IAAP) por su nombre técnico— que azota a buena parte del continente europeo y de la que ya se han detectado focos en España. Es una imposición que aunque afecta principalmente a los municipios de Mazaricos, Porto do Son y Ribeira al tratarse de lugares de paso habitual de diferentes especies migratorias —principal vía de transmisión—, también se considera recomendable para el resto de territorios.

La medida, sin embargo, dista mucho de haber calado entre la mayoría de criadores de la zona que, bien por desconocimiento o bien por considerar mínimo el riesgo de un posible contagio, siguen incumpliendo el protocolo sanitario establecido para estos casos. Los que sí lo hacen se quejan de los efectos que el confinamiento está teniendo sobre aquellos animales que, hasta el momento, estaban acostumbrados a andar a sus anchas.

«Cos bos días que están ata da pena velas dentro. No meu caso, teño as galiñas estresadas e tristes, sempre coa cabeciña colgada. Moitas incluso deixaron de por. Se o confinamento dura moito máis tempo, mórrenme todas», apunta una vecina mazaricana del lugar de Ribadeza —al pie mismo del embalse de A Fervenza— que, desde el primer día, dice cumplir a rajatabla el mandato de mantener sus animales a cubierto.

Otros criadores, sin embargo, se muestran más recelosos sobre la utilidad de esta medida. «Xa non saben que han de facer. Levan oito ou nove anos con esta conversa e nunca se soubo de animais enfermos nin nada. Ademais, que sentido ten que aquí haxa que cumprir esto e nos concellos da volta non? Que pasa, que os paxaros teñen un plano e van só por Mazaricos?», precisa una residente en la parroquia de Colúns que no duda en declarar abiertamente su intención de seguir manteniendo los animales libres «como estiveron toda a vida sen coller enfermidade ningunha».

Vigilancia policial

Ni siquiera la presencia de agentes de la Policía Autonómica por la zona, vigilando el cumplimiento de esta media e instando a los criadores a que inscriban su gallinero en el registro oficial de Medio Rural, parece concienciar a la población sobre la importancia de seguir las medidas sanitarias previstas. Entre ellas, la de mantener los comederos y bebederos en el interior con el fin de evitar que puedan llegar a ellos los excrementos de las aves silvestres; la prohibición de criar patos, ocas o gansos junto a otras especies de corral o, principalmente, las de cubrir con una tela pajarera aquellas instalaciones en las que no se puedan mantener encerradas las gallinas.

Esta última medida genera mucha confusión entre los criadores que creen que con la simple utilización de una malla ya están autorizados para mantener los animales en el exterior, cuando lo cierto es que no es así. De hecho la normativa recoge claramente la prohibición de criar aves al aire libre debiendo «todos os propietarios recluír as súas aves en instalacións pechadas ao cuberto». Solo en el caso de carecer de estos espacios cubiertos se establece la posibilidad de utilizar una tela pajarera que impida la entrada de otras especies.

Las autoridades recuerdan que, aunque no existen evidencias de que la actual variante de la IAAP se transmita a humanos, pero puede provocar una elevada mortalidad en aves, circunstancia que se busca evitar con el protocolo sanitario puesto en marcha.