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La gripe aviar estrecha el cerco: cinco brotes en España en poco más de quince días

Maruxa Alfonso Laya
M. Alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

GANADERÍA

Ana Garcia

Desde que comenzó el año, se han detectado casos de esta enfermedad en aves silvestres de Lleida, Ávila y Palencia, además de en una granja de pavos de Segovia

26 ene 2022 . Actualizado a las 09:35 h.

Tras años de tomar medidas de prevención, como la que obliga a encerrar a todas las aves domésticas en determinados municipios españoles, entre ellos varios gallegos, la gripe aviar ha hecho su aparición en España. Y lo ha hecho a lo grande. En poco más de quince días se han detectado hasta cinco focos diferentes, uno de ellos, es una explotación de pavos de Segovia, lo que ha dejado al país sin el calificativo de libre de gripe aviaria. Se repite así lo sucedido en otras regiones de Europa, que han visto como este año se propagaba esta enfermedad viral altamente contagiosa que afecta a las aves y que, en ocasiones, puede provocar una alta mortalidad. Galicia se mantiene, por ahora, libre de brotes, pero en la Consellería de Medio Rural hace tiempo que han apostado por reforzar la vigilancia. Las aves de paso, que son una riqueza natural en zonas como la ensenada de O Grove, suponen también un riesgo para el contagio de esta enfermedad. 

El pasado 12 de diciembre, el Ministerio de Agricultura elevó el nivel de riesgo de aparición de esta enfermedad tanto en las zonas de especial riesgo (ZER) como en las de especial vigilancia (ZEV. Estas regiones fueron clasificadas así en función de la presencia que tienen de aves migratorias, pues estas son las principales transmisoras de la enfermedad. En Galicia existen ocho municipios considerados de especial riesgo: A Illa, Cambados, Meaño, O Grove, Sanxenxo, Ribadumia y Vilanova. Todos ellos, ubicados en el entorno de la ensenada de O Vao, en O Grove, y de la desembocadura del Umia, por donde pasan todos los años multitud de aves migratorias. Además, hay otros 28 municipios considerados zonas de especial vigilancia, todos ellos, ubicados en el entorno de humedales naturales. 

 

El pasado 4 de enero, apareció en España el primer caso de gripe aviar. Fue en cuatro gansos y una cigüeña encontrados por los servicios veterinarios oficiales en los márgenes del río Segre, en la provincia de Lleida. Entonces, el ministerio decidió volver a elevar el nivel de riesgo de la aparición en toda España, implementando las mismas medidas de prevención en las zonas de especial riesgo y a las de especia vigilancia. En todas ellas, a día de hoy, está prohibido criar aves al aire libre y, como mínimo, se debe contar con telas que impidan el acceso de las aves silvestres a los gallineros. Tampoco se pueden criar patos, ocas y gansos junto con otras aves de corral y queda terminantemente prohibido darle a las aves agua procedente de depósitos superficiales o fuentes. Además, en Galicia es obligatorio inscribir los corrales familiares en el registro gallego de explotaciones avícolas

Pero ni siquiera todas estas medidas pudieron impedir la aparición de nuevos focos. Porque solo diez días después se registraba en España el segundo caso. En esta ocasión fueron tres gansos y una garza real los que aparecieron muertos en la Laguna del Oso, en la provincia de Ávila. Todos ellos tenían el virus H5N1, el mismo que se ha detectado en todos los brotes en España. El 17 de enero aparecía el tercer foco al examinar los restos de una cigüeña que apareció muerta en Palencia. Y solo un día después, el 18 de enero, se registraba el primer caso en aves domésticas. Fue una granja de pavos de Segovia, donde se criaban 18.900 ejemplares. Hasta ahora, la enfermedad se ha detectado una vez más en nuestro país. Fue el pasado día 20 en la laguna El Bohodón, en Ávila, ubicada a menos de diez kilómetros de donde se produjo el primer foco en esa provincia. 

El Ministerio de Agricultura recomienda a los criadores de aves reforzar las medidas de bioseguridad en sus explotaciones, especialmente aquellas medidas destinadas a evitar el contacto con aves silvestres. También se aconseja reforzar la vigilancia pasiva tanto en las explotaciones como en las aves silvestres, notificando a los servicios veterinarios oficiales cualquier sospecha de enfermedad.  

En Medio Rural, por su parte, mantienen un nivel de vigilancia activa y pasiva. Por un lado, mantienen un programa de control sanitario oficial en varias explotaciones avícolas previamente seleccionadas en función de los criterios de riesgo establecidos, relacionados principalmente con el posible contacto que estos animales pueden tener con aves migratorias. En esas granjas, se toman muestras de sangre para su análisis serológica. Por otro, la consellería se mantiene alerta ante las comunicaciones que recibe por parte de los ciudadanos sobre la detección de aves de cualquier especie que estén enfermas o muertas y que presenten síntomas compatibles con la enfermedad. En esos casos, se toman muestras que son sometidas a los correspondientes análisis. Hasta ahora, todos los resultados de los laboratorios han descartado la presencia de este temido virus en Galicia.