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¿Reconcentrar o alquilar? Dos formas de lograr más terreno para uso agrario

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS VILALBA / LA VOZ

GANADERÍA

En la parroquia de Viladonga (Castro de Rei) está en marcha la concentración parcelaria
En la parroquia de Viladonga (Castro de Rei) está en marcha la concentración parcelaria palacios

Los polígonos previstos por la Xunta se centran en fincas abandonadas y el alquiler se puede compensar con ayudas

16 ene 2022 . Actualizado a las 11:32 h.

¿Reconcentrar el terreno que ya pasó por una concentración parcelaria o buscar el alquiler de fincas con un tamaño interesante al margen de que se haya agrupado o no? El dilema es de actualidad, porque la Lei de recuperación da terra agraria de Galicia, aprobada el año pasado, recoge la posibilidad de redimensionar terreno que ya se concentró.

Esa ley incluso recoge la posibilidad de reagrupar terreno excluido de parcelarias. La medida es posible porque se creó una nueva figura, la de los polígonos agroforestales, que incluye ese nueva opción. De todos modos, como explican en la Consellería do Medio Rural, una zona en la que se haya realizado la concentración y tenga más del 50 % del terreno en abandono será considerada preferente para el desarrollo de esos polígonos. Para que esa reestructuración de las parcelas se lleve a cabo, un organismo público, la Axencia Galega de Desenvolvemento Rural (Agader) puede tomar la iniciativa, aunque también se deja opción a que la iniciativa privada, sean personas físicas o jurídicas, den ese paso.

Si Agader decide crear un polígono agroforestal, se abrirá un procedimiento en el que los interesados presentarán sus propuestas para usar el terreno disponible y se seleccionará la mejor. En el artículo 95 de la citada ley se establece que se tendrá en cuenta que se mejore la capacidad productiva y que se contribuya a mantener población en la zona y a favorecer la incorporación de la mujer. También se dará prioridad a quienes sean dueños o tengan derecho de uso de al menos el 70 % de la superficie incluida en el polígono agroforestal.

Si una o varias personas o una sociedad aspiran a promover un polígono, han de presentar una propuesta y detallar, por ejemplo, que existe acuerdo con los dueños de más del 70 % del terreno, que cuentan con un plan de trabajo con viabilidad acreditada y que hay medios para llevarlo adelante. La tramitación no supone un coste para los propietarios. Las obras que se lleven a cabo, sí, aunque también se recoge en la citada ley que las obras sean asumidas por Agader. En estos polígonos, además, se pueden ejecutar trabajos de construcción de nuevas infraestructuras —pistas, por ejemplo— igual que en una concentración parcelaria. Una vez puesto en marcha el polígono, los dueños del terreno incluido debe poner en producción sus propiedades o alquilarla o venderlas a quien actúe como gestor.

 Los pasos están en marcha en diversos lugares de Galicia. El mes pasado, por ejemplo, se iniciaron los trámites para crear sendos polígonos en dos municipios de Ourense, Oímbra y Cualedro, y recuperar terreno para uso agrícola y ganadero. No obstante, el interés está también presente en comarcas como la Terra Chá: algún ganadero de Castro de Rei trasladó sus intenciones al Concello, que a su vez las comentó con Medio Rural. En este municipio hay concentraciones recién iniciadas (la de Viladonga), mientras que otras (Prevesos o Pacios, por ejemplo), ya se ejecutaron hace tiempo.

Curiosamente, que una parcelaria se realice de manera exitosa para la agricultura o la ganadería de una zona es, en la práctica, un escollo para que el terreno se reconcentre. El alcalde de Castro de Rei, Francisco Balado, reconoce que en algunas parroquias seguramente sería difícil conseguir terreno para reagruparlo: o con la parcelaria se potenció la ganadería y no hay superficie disponible, o los ganaderos lo tienen alquilado porque lo necesitan.

Precios

Que un ganadero alquile terreno en otra parroquia no es una novedad en la comarca chairega. La calidad de la tierra y, sobre todo, la necesidad de los ganaderos influyen en el precio, aunque un alquiler de 300 euros anuales por hectárea no supone una exageración en algunas zonas. Según admite algún con explotación en funcionamiento, la modernización alcanzada por las granjas de producción de leche en municipios como A Pastoriza o Castro de Rei hace que un terreno disponible se cotice más que en otros concellos cercanos.

Pero si la situación puede ser vista como un aumento del gasto de las explotaciones, hay también posibilidad de compensarla. Un ganadero puede cobrar ayudas de la Política Agraria Común en función de su terreno, pero las cantidades que reciba, en relación proporcional a la superficie, deben estar relacionadas con los derechos de la PAC. Las cuantías varían según numerosos factores —por ejemplo, desde el tipo de ganadería hasta la zona en la que se desarrolla esa actividad ganadera—. De todos modos, el que cobra esas ayudas acaba viendo, en la práctica, que el gasto en alquiler de terreno se puede reducir gracias a esos ingresos.

Tras haber mantenido algún contacto con la Consellería do Medio Rural, Balado reconoce que el municipio de Castro de Rei está lejos de otros en los que se ejecutan se proyectan polígonos agroforestales por la existencia de tierra abandonada. El peso conseguido por la ganadería en las últimas décadas explica que las fincas despierte interés, aunque el alcalde también recalca que seguirá atendiendo las propuestas que se le planteen. La capacidad de decisión de un concello es escasa en estos casos, si bien Balado reconoce que el interés de ganaderos por reagrupar terreno debe interpretarse como una señal de que la actividad agropecuaria sigue presente.

A Pastoriza ofrece fincas que pasaron al Concello tras las parcelarias

A Pastoriza tiene concentraciones en casi todo el territorio —solo quedó al margen la parroquia de San Martiño de Corvelle—, y el Concello decidió, hace años, que las masas comunes que habían pasado a ser municipales se alquilasen a vecinos interesados en lograr más terreno. El proceso no empezó al mismo tiempo en todas las zonas ni incluye todas las parroquias. Lo que se acordó fue que el alquiler inicial se hiciese por cinco años y que se prorrogase por dos, con gratuidad en el primer año de arrendamiento. El terreno puede usarse para actividades relacionadas con la agricultura o con la ganadería, pero no forestales. En total, en todo el municipio son unas 20 las fincas en esta situación.