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Holanda acelera la reconversión de su ganadería

María Cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

GANADERÍA

Gaylen Vink

Mientras en España se enzarza el debate sobre las polémicas declaraciones de Garzón sobre las macrogranjas, el cuarto Gobierno de coalición de ese estado del norte de Europa crea el ministerio de Naturaleza y Nitrógeno para, integrado en Agricultura, gestionar juntos el cambio

17 ene 2022 . Actualizado a las 22:06 h.

Al repasar el ránking mundial de países exportadores de alimentos no es extraño que Estados Unidos ocupe el primer lugar. Estas alcanzaron en el 2018, según los datos de la Organización Mundial del Comercio (OMC), un valor de 171.413 millones de dólares (151.761 millones de euros) en el 2018. Basta con pensar en las grandes extensiones de maíz o soja de Illinois, las plantaciones de nueces o pistachos de California, las grandes explotaciones lácteas de Wisconsin o California, las súpergranjas de cerdos de Iowa, las naranjas de Florida, las huertas de Michigan, las grandes ganaderías de vacuno de Texas.... para ver que razones tiene para erigirse en primero de la lista. Lo que resulta más extraño es que el segundo país de la lista es Holanda, un lugar de tan solo 41.543 kilómetros cuadrados (188 veces menos que lo que ocupa Estados Unidos con una superficie de 7.825.268,25 kilómetros cuadrados). Pero ese segundo puesto, alcanzado con un volumen de exportaciones que llegó en el 2018 los 111.629 millones de dólares (98.801 millones de euros), le está costando un alto precio medioambiental debido a que dispone de muy poco terreno para soportar, por ejemplo, la alta actividad ganadera que desarrolla. De hecho, es uno de los grandes exponentes del modelo de ganadería intensiva de Europa.

Porque dispone de una cabaña ganadera formada por cuatro millones de bovinos, cerca de 12 millones de cerdos, además de unos cien millones de pollos. Para hacerse una idea de lo que estamos hablando, Galicia, con una superficie equivalente al 70 % del terreno que ocupa Holanda, tenía en mayo del año pasado, según los datos del Ministerio de Agricultura, unas 954.590 cabezas de bovino, y 1,1 millones de cerdos. Aragón, con una superficie mayor que la de Holanda (47.720 kilómetros cuadrados), es la comunidad que acumula más cerdos de toda España, 9,2 millones.

La más que elevada densidad ganadera es lo que ya hace años ha hecho saltar las alarmas en el Gobierno de ese estado del norte de Europa. Y lejos de apagarse, continúan más abiertas que nunca. Mientras en España se enzarza el debate sobre las polémicas declaraciones de Garzón sobre las macrogranjas, una prueba de lo que está pasando en Holanda es que entre los ministros que fueron investidos ayer por el rey Guillermo dentro del nuevo Gobierno de coalición del primer ministro Mark Ruttle estaba Christianne van der Wal-Zeggelink (pertenece al partido conservador.liberal VVP), la titular de una nueva cartera, Política de Naturaleza y Nitrógeno, que estará integrada dentro del Ministerio de Agricultura, Naturaleza y Calidad, cuyo responsable será Henk Staghouwer, del partido Unión Cristiana y un hombre proveniente de una familia de panaderos que es firme defensor de la agricultura orgánica y circular.

La distribución de competencias de Ruttle tiene su lógica porque medioambiente y ganadería han de ir de la mano para mantener a raya el control de emisiones de nitrógeno, uno de los grandes desafíos de un país, que ya desde antes de la pandemia subvenciona el cierre voluntario de granjas de cerdos. Porque en ese pequeño espacio viven, además, 17,5 millones de personas. No hay terreno suficiente para que la convivencia sea sostenible.

Basta recordar la polémica suscitada hace unos meses, después de que una vaca cayera al mar en el puerto de Róterdam, desde que la que fue bautizada como primera granja flotante del mundo en el 2019, otra prueba más de que en tierra falta espacio.

Más allá de que el nuevo Gobierno dedicará 35.000 millones de euros para medidas climáticas, también ha creado un fondo especial para incentivar a los ganaderos que mejoren sus explotaciones para hacerlas medioambientalmente más sostenibles o, en caso de no hacerlo, ayudarles a reconducir su actividad hacia otros campos.