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El precio de la carne aguanta en el súper, mientras los ganaderos pierden dinero

X. M. Palacios / M. cedrón REDACCIÓN

GANADERÍA

ALBERTO LÓPEZ

El sector no logra repercutir el alza de los costes de producción

25 oct 2021 . Actualizado a las 18:03 h.

Los ganaderos están al límite. La industria cárnica dice que también. Y la culpa es de la subida de costes de la energía y materias primas, factores que, tarde o temprano, acabarán haciendo estallar por los aires los precios de la cesta de la compra. Porque los ganaderos dedicados a la producción de carne en Galicia claman que no pueden aguantar más. Antes ya de que la pandemia encerrara a la mayor parte de la población en sus casas, el sector advertía de los bajos precios que estaba recibiendo por sus productos. Ahora sus economías están mucho peor porque no son capaces de repercutir en el precio al que comercializan sus animales el brutal aumento de costes al que se han tenido que enfrentar a lo largo de los últimos meses. En Galicia, los costes de producción de un kilo de carne en estas explotaciones se han incrementado en torno a 60 céntimos, mientras que los precios no han logrado recuperar la rebaja del 20 % que experimentaron durante el confinamiento.

Algunos ganaderos como Marcos Castro, con una granja de 80 cabezas de la parroquia de Vilachá de Mera (Lugo), reconoce una cierta indefensión: «O intermediario é o que move todo, é o que corta o bacallau». Pero la industria cárnica asegura estar también al límite. La Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España (Anice) emitió ayer un comunicado en el que dice que, en el caso de que los precios de la luz continúen en el mismo nivel de escalada de los últimos meses «el sector cárnico podría entrar en números rojos». De hecho, calculan que podrían enfrentarse a pérdidas de más de 500 millones de euros.

La industria cárnica dice estar a las puertas de entrar en cifras negativas, pero hace tiempo que muchas granjas gallegas de carne han traspasado ese umbral. Por eso, los ganaderos de carne gallegos se manifestaron ayer en Lugo, convocados por Unións Agrarias. Porque a José Ángel Busto, propietario de una pequeña explotación de 35 cabezas de ganado en la parroquia lucense de Bacurín, el precio del pienso le ha subido unos 80 euros por tonelada, un incremento que supone 300 euros más de gasto mensual. Y a Marcos Castro el bidón de aceite le cuesta unos 545 euros, 200 más que hace un año. Calcula que a final de año, solo en combustible habrá gastado un 50 % más que en el 2020.

No son los únicos. A Salvador González, titular de otra explotación en Becerreá, la factura de los piensos compuestos que usa para completar la alimentación de su ganado le supuso el año pasado 2.000 euros, este aún no sabe cuánto gastará. Solo dice que «se miramos os custes, pechamos». Porque los precios que reciben por su ganado son prácticamente los mismos que hace 25 años. Ahora el kilo canal de ternera, según cuentan, varía entre los 4,2 y los 4,8 euros. En el último mercado ganadero de Amio, el kilo canal de los animales de Ternera Gallega Suprema se cotizó entre los 5,15 euros de media para la mejor categoría y los 4,91 para la más baja. En el caso de la Ternera Gallega, la tarifa varió entre los 4,6 y los 4,37 euros.

¿Y cuánto le cuesta al consumidor esa misma carne? Depende del tipo de corte del que se hable. Pero un kilo de ternera de la IXP Ternera Gallega para asar estaba ayer en el supermercado a 7,99 euros; esa misma cantidad de entrecot subía a 17,39 euros. Pero estos eran los precios de ayer. El tiempo que puedan mantenerse estancados en esas cifras no se sabe. Al menos, mientras continúen subiendo los precios de la energía o los cereales.

Subidas en el supermercado

Desde UPA (Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos) Huelva advirtieron ayer que «las grandes empresas fabricantes de alimentación y la gran distribución ya están poniendo en aviso a los consumidores para que vayan asumiendo que van a tener que soportar un aumento de precios debido a una subida de materias primas y del coste de la energía».

A su juicio, teniendo en cuenta que la principal materia prima para una empresa alimentaria es el alimento y que los productores que los aportan están sometidos a una subida de costes, es lógico entender que la subida de precios que se argumenta por parte de las grandes cadenas debe estar orientada, entre otras cosas, a «pagar un precio adecuado a los que les suministran». Pero habrá que ver qué ocurre en el próximo capítulo de esta larga historia.

El alza del coste de los alimentos empieza a generar pánico ante una ola de inflación

«Clientes que antes buscaban calidad y no preguntaban el precio de la fruta, ahora lo hacen. Los consumidores están notando las subidas». El comentario, realizado hace unos días por la responsable de un pequeño ultramarinos de A Coruña, es solo una pequeña prueba de la ola de inflación que augura la subida de un 32 % experimentada por los precios de los alimentos en el último año, según los datos que maneja el índice de precios la FAO correspondiente al mes de septiembre. Y, paradójicamente, aunque los productores de carne de vacuno en Galicia no logran esa tan demandada subida de precios, la cotización internacional de esta materia prima no deja de subir al crecer un 26,3 % con respecto a hace un año. La razón, según la FAO, es que «la escasa disponibilidad de ganado para el sacrificio en Oceanía y Sudamérica pesa sobre la oferta mundial».

Pero lo que realmente ha tirado del precio de los alimentos es la cotización de los cereales. Porque, más allá del incremento del trigo, que experimentó una subida interanual del 41 %; también lo hicieron los de la cebada, un 2,6 % con respecto al mes de agosto. Los precios del maíz, aunque estuvieron más o menos estables con respecto a agosto, están ahora un 38 % por encima de los niveles del septiembre del año pasado.

Más moderada fue la subida de los productos lácteos. Según el índice de referencia de la FAO, estos crecieron un 15,2 % con respecto a los valores de hace un año. De hecho, en septiembre aumentaron las cotizaciones internacionales de productos como la leche desnatada en polvo y de la mantequilla.