Establos, pozos de purín y tractores, ahí focalizan la inversión las granjas gallegas

El campo gallego sigue apostando por ampliar y modernizar sus estructuras productivas como única forma de mejorar en eficiencia y, por lo tanto, también en rentabilidad. De hecho, las granjas destinan cada año más de cien millones de euros a este fin, en una apuesta que no ha menguado ni siquiera en los momentos más complicados que ha vivido el sector.

Sin ir más lejos, desde la desaparición de las cuotas lácteas en marzo del 2015 —en los ejercicios siguientes la cotización de la leche se desplomó hasta mínimos históricos— las inversiones de las explotaciones ganaderas han superado ya los 500 millones de euros. La mayor parte de ese dinero se ha destinado a la construcción y ampliación de establos, a la mejora del dimensionamiento de las fosas de purín y a la compra de tractores. Se calcula que siete de cada diez euros han tenido este fin y que el resto de los fondos han ido a parar principalmente a la adquisición de cisternas de purín, maquinaria de siembra y recolección del forraje y a la modernización de las instalaciones dedicadas a recría.

Esas inversiones las confirman fuentes de las oficinas agrarias comarcales (OAC) de Medio Rural, donde coinciden en señalar una creciente preocupación de las explotaciones por la gestión de los purines debido a las diferentes normativas que, en breve, regularán su almacenamiento y sus sistemas de aplicación. «O habitual é que os plans de mellora que presentan as granxas inclúan inversións tanto en obra como en maquinaria. Neste sentido, todas as ampliacións de estabulacións incluían tamén actuacións relacionadas coa xestión do purín, ben sexa no relativo á cubrición de foxas xa existentes como na construción doutras novas», apuntan desde el departamento técnico de la oficina de Santa Comba, una de las que mayor número de solicitudes de subvención registró durante el último lustro.

Granjas que se han duplicado

Desde esta entidad se da servicio a las granjas de Mazaricos y Santa Comba, primer y quinto municipio de Galicia, respectivamente, en cuanto a producción de leche, y dos de los que mayores inversiones han destinado a la mejora de explotaciones. Tanto es así, que casi medio centenar de granjas han logrado duplicar su tamaño en poco más de cinco años, según confirman desde la OAC xalleira. «A producción leiteira neste zona aumenta cada ano o triplo que no conxunto de Galicia e, de feito, temos granxas que xa producen o dobre de leite que cando estaban en vigor as cotas».

En muchos casos este crecimiento ha estado vinculado a la incorporación de jóvenes a la actividad agraria y, aunque el relevo generacional sigue siendo un problema, una de cada tres granjas de esta zona ya tiene como titular a un menor de 40 años.

Las granjas medianas, las que más dinero invirtieron

Si bien resulta imposible precisar con exactitud el volumen al que ascendió la inversión media de cada granja debido, principalmente, a la heterogeneidad del sector productor en la comunidad, el estudio de los balances anuales de varios cientos de explotaciones arroja datos lo suficientemente significativos como para permitir un acercamiento bastante aproximado a su realidad. Así, por ejemplo, se calcula que aquellas explotaciones de tamaño intermedio —entre 300 y 750 toneladas de producción láctea anual— fueron las que, porcentualmente, mayor dinero invirtieron en su modernización. Concretamente, entre 150.000 y 200.000 euros desde el 2015. Algo más de la mitad de lo que desembolsaron las más dimensionadas y, por tanto, las que cuentan con entregas lácteas a la industria que rondan el millón de litros. Incluso las de menor tamaño, de las que podría inferirse una menor vocación de continuidad, invirtieron entre 45.000 y 70.000 euros, según los datos que figuran en sus propios documentos contables.

En este sentido, un total de 2.610 proyectos accedieron durante el período 2016-2019 a las ayudas públicas para la mejora de sus explotaciones convocadas por Medio Rural. En total, se repartieron cerca de 136 millones de euros en subvenciones o, lo que es lo mismo, una media de unos 52.000 euros por expediente.

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