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El porco celta conquista el súper

M.Cedrón REDACCIÓN

GANADERÍA

ALBERTO LÓPEZ

Tras consolidarse en tiendas gourmet, los derivados de esta raza autóctona han comenzado a entrar en las grandes cadenas de distribución

15 abr 2021 . Actualizado a las 18:11 h.

Hay una carnicería en la coruñesa plaza de Lugo, A do Bran, a donde cada miércoles llegan canales de cerdos, porcos celtas, criados en las montañas del concello lucense de Muras. Son animales que viven en libertad, en una explotación con la que Mario Rouco recuperó hace unos cinco años las tierras de su familia. Después de haber estado unos años en Madrid, este ingeniero agrónomo quiso dar otra vida a unas fragas que conocía bien. Y apostó por una raza autóctona, el porco celta, que ahora cría, lleva al matadero, transforma en productos que, bajo la marca Céltico, distribuye a tiendas gourmet y carnicerías.

Maro Rouco con algunos de sus cerdos en Muras
Maro Rouco con algunos de sus cerdos en Muras

Lo que hace es criar a los animales en un hábitat que no es extraño para una raza rústica como la celta. De ahí los lleva al matadero de Frilea, en Castro, para luego transformar su carne en diferentes productos: salados como el lacón, el espinazo, el codillo o el tocino; embutidos como el chorizo o el salchichón, y productos frescos, desde el solomillo a las chuletas.

Los embutidos los elaboran en la sociedad Aldea de Barrio, en Sobrado. Y desde ahí parten con rumbo a lugares tan diversos como A Coruña, Narón, Cabanas, Pontedeume, Betanzos, Cariño, Ortigueira, O Vicedo, Viveiro, Burela, Lugo, Castroverde, O Corgo, Monterroso, Guitiriz, Vilalba, Cospeito, A Pontenova, A Pastoriza, Muras...

La huella que dejan los derivados de estos cerdos en las tiendas gourmet es solo un ejemplo de cómo el porco celta va ganando terreno. Los datos que maneja la Asociación de Criadores de la Raza Porcina Celta (Asoporcel) muestran como el año pasado, pese a la pandemia, la producción de carne de estos animales alcanzó los 191.066,15 kilos, un aumento cercano al 20 % en relación a lo logrado el año anterior.

Porque su carne no solo está llegando a las tiendas de delicatessen o a restaurantes, también ha entrado para quedarse en los lineales de grandes áreas de distribución que hasta ahora no contaban con este producto. El salto es producto, en parte, a la iniciativa Mercaproximidade puesta en marcha por Medio Rural para dar salida a productos que tenían como principal canal de distribución la hostelería.

Aunque Casa Castelao, de A Fonsagrada, ya comercializaba porco celta en grandes cadenas de distribución, es verdad que con la idea de la Administración logró entrar también en la multinacional alemana Lidl, además de en las tiendas del Grupo Cuevas.

Cuenta Rubén Fernández, responsable de esta empresa familiar fundada en 1999 en ese concello lucense, que el consumidor valora cada vez más un producto de proximidad como este que procede de explotaciones donde la preocupación por la calidad resulta prioritaria: «No es lo mismo un animal que se ha criado al aire libre durante doce o catorce meses, que otro que vive cuatro». Esa calidad que ofrece un producto de cercanía que ofrece esta raza rústica es una de las razones por las que parece que el porco celta ha llegado a las tiendas o a los supermercados para quedarse.