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Casa Alba, el lugar donde están las gallinas que fascinaron a Jesús Calleja

Maria Cedron REDACCIÓN

GANADERÍA

La vaca Rabanita abrazanda por su dueña
La vaca Rabanita abrazanda por su dueña cedida

Las moñudas holandesas son una de las especies que se pueden encontrar en una explotación familiar del concello de A Veiga, donde conviven en libertad vacas de raza autóctona frieiresa,  caballos, cabras o pavos.

06 abr 2021 . Actualizado a las 12:02 h.

Hay algo que dejó fascinado al aventurero Jesús Calleja, el de Volando Voy, cuando viajó a Pena Trevinca, en la provincia de Ourense, en junio pasado para sobrevolar el pico más alto de Galicia, un programa que fue emitido en torno al mes de septiembre. Fue una gallina, un ave con plumas que asemeja a una de aquellas damas de pelo cardado que salían impolutas de las peluquerías de los años 60 u 70.

La gallina pertenecía a Alba, una joven estudiante de Biología en Santiago que ayuda a sus padres cuando puede en la granja familiar de Valdín, en el concello ourensano de A Veiga. Y la gallina no era una gallina cualquiera, era un ave de raza moñuda holandesa, una especie conocida entre los amantes de los animales de este género, pero que llama a la atención al común de los mortales porque oculta sus ojos entre una espesa mata de plumas que le salen de la cabeza. Alba dice que le fascinan las gallinas. Por eso, en Casa Alba, la explotación familiar, tiene especies a elegir. Desde moñudas holandesas a las de raza autóctona galiña piñeira. Por no hablar de la pita pinta, la castellana o la pekín. «Desde que as moñudas sairon na tele hai moita demnda delas», dice. 

Alba, que estos días está de vacaciones en A Veiga, dice que la granja familiar está abierta a todo aquel que quiere comprobar como cría su famillia a los animales: En total libertad. E invita a venir a verlo, al igual que invita a disfrutar del paisaje de unas montañas tan fascinantes como las que rodean Pena Trevinca. Esa joven de 22 años despide amor por los animales. Por algo se ha criado entre caballos, vacas, gallinas, ocas, cabritos... Porque sus padres, como cuenta viven de un rebaño de vacas de raza Freiresa que viven en libertad, y cuando tienen excedentes del resto de especies que crían de forma totalmente natural, alimentándose de maiz, trigo, hierba seca, verdura... las comercializan entre los vecinos o entre cualquiera que esté interesado.

Alba adora a todos los animales, pero hay una becerra a la que tiene especial adoración. Es una vaca que se quedó huérfana al poco de nacer y tuvo que salir adelante a biberón. «É moi mansa. Déxase acariñar», cuenta esta joven. ¿Y cómo se llama?: «Ten un nome un pouco raro que lle puxen porque me veu a cabeza, de repente,.... Rabanita».Y Rabanita le quedó.