Patrocinado porPatrocinado por

Las claves para convivir con el lobo: censos continuos y prevención efectiva

Maruxa Alfonso Laya
maruxa alfonso REDACCIÓN

GANADERÍA

María Cedrón

El sector apuesta por más diálogo antes de elevar la protección del cánido

03 mar 2021 . Actualizado a las 09:32 h.

Hace falta más información. Para conocer realmente las poblaciones de lobo que hay en Galicia, pero también para evaluar qué sistemas de prevención son más eficaces contra los ataques del lobo. Y hace falta más diálogo, para tratar de buscar la fórmula perfecta que permita convivir al cánido con la ganadería extensiva. Estas son las principales conclusiones del debate organizado por La Voz de Galicia y en el que participaron Ignacio Martínez, presidente de la Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo (Ascel); Belén do Campo, directora de Patrimonio Natural de la Xunta; Jacobo Feijoo, secretario de Desarrollo Rural de Unións Agrarias; Joán Alibés, presidente de la Sociedade Galega de Pastos e Forraxes; y Luis Suárez, coordinador de Conservación en WWF España.

Ascel fue la promotora de la inclusión del lobo en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre). Su postura fue clara: «El lobo está protegido y es incompatible la situación legal con la muerte que se practica al norte del Duero», aseguró Martínez. Una opinión que no comparten en la Xunta. Do Campo se mostró muy crítica con la decisión tomada por el ministerio de elevar la protección del cánido. Asegura que la decisión del Comité Científico, «está baseada en criterios subxectivos e facendo fincapé en criterios ecolóxicos, e non en datos técnicos». Y es que el problema, tal y como puso sobre la mesa WWF es que no existen datos actualizados de las poblaciones de lobo en España. «Es importante actualizar esos datos y los de daños que ocasiona. Y la inclusión del lobo en el catálogo nos permitirá tener un escenario homogéneo de la situación», argumentó Suárez. Por su parte, Feijoo dejó claro que «as poboacións do lobo teñen un custe no rural e ese custe está recaendo sobre os gandeiros». Algo con lo que se mostró de acuerdo Alibés, quien explicó que en países como Francia hacen hasta dos censos al año para conocer la situación del animal. «Alí teñen un nivel de protección tan alto como o que pretende España, pero fan un control da poboación todos os anos que pode afectar ata a un 20 % da especie», añadió.

Alibés reiteró que el propio plan del lobo de Galicia deja claro que se deben hacer censos actualizados todos los años, algo que no sucede. Y Do Campo explicó que su departamento ya está trabajando en ello. «Somos conscientes de que temos que actualizar eses datos e xa estamos redactando os pregos de condicións para convocar o concurso», añadió. Sin embargo, para la directora xeral falla, sobre todo, la forma en la que Transición Ecológica ha planteado el debate y el momento en el que lo ha hecho, en plena pandemia. «A consellería ten un compromiso cos gandeiros e estes o que queren é non ter ese dano», dijo. Se mostró reacia a que se puedan utilizar fondos de la PAC para la prevención o la compensación, «porque van saír doutras axudas que terían que recibir os gandeiros».

Todos estuvieron de acuerdo en que es preciso trabajar para buscar una fórmula que permita la convivencia pacífica entre el lobo y las explotaciones ganaderas. Pero en Unións Agrarias, por ejemplo, abogaron por mantener la caza «coma unha ferramenta de xestión». Algo que en Ascel consideran imposible. En la consellería, por su parte, destacaron el esfuerzo que se hace año tras año por habilitar partidas económicas suficientes para subvencionar medidas de prevención y pagar los daños que ocasiona al ganado. Sin embargo, Alibés considera que este sistema es insuficiente mientras no vaya acompañado de un servicio de asesoramiento, como ya sucede en otros países. Y Suárez destacó que la inclusión del lobo en el Lespre es una oportunidad única para hacer las cosas de forma conjunta y, por ejemplo, realizar un seguimiento de qué medidas son más efectivas a la hora de prevenir los ataques. El ecologista dejó claro que la solución al problema pasa «porque el ganadero no tenga que pagar los daños». En eso están también de acuerdo los ganaderos.