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El capón de Vilalba vuela a la gloria

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS VILALBA / LA VOZ

GANADERÍA

Oliva Souto, alimentando los capones en los últimos días de la ceba, poco antes de matarlos para luego poder enviarlos
Oliva Souto, alimentando los capones en los últimos días de la ceba, poco antes de matarlos para luego poder enviarlos Óscar Cela

Criadores reconocen buenas ventas pese a haberse anulado la feria anual que debería celebrarse hoy

20 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El capón de Vilalba conoce la gloria después de muerto. Tan alto destino se repite año tras año, con una simbólica coronación que tiene lugar en vísperas de Navidad. Ni siquiera un año como este, marcado por la pandemia, parece impedir que el capón esté a punto de alcanzar de nuevo sus altos designios. Criadores comentan que las ventas son buenas, sin que la falta de feria, cuya anulación anunció el Concello hace varias semanas, haya reducido la comercialización.

Por otro lado, el interés no solo se mantiene en clientes que desde hace años hacen sus encargos por estas fechas. Algunos criadores admiten que han recibido llamadas de gente que hasta ahora no compraba, y agregan que el ave también interesa al otro lado de los Pirineos: el capón ha generado llamadas telefónicas desde Francia.

Oliva Souto, de la parroquia de Goiriz, en este 2020 ha criado 110 capones. La cifra es similar a la de otros años, y la facilidad para venderlos, también: «E máis que tivese», comenta. Si este fuese un año normal, el de hoy resultaría un día de ajetreo en la capital chairega, con clientes de Vilalba y de otros lugares dispuestos a volver a casa con unos capones o a encargar su envío con motivo de un regalo navideño. Ante la falta de feria, a los criadores no les falta trabajo este fin de semana, porque hay que matar los capones y ponerlos a punto para que estén presentes en las mesas de estas fiestas.

Oliva Souto ha vendido a clientes de Madrid, de Andalucía y de Asturias, aunque también tiene compradores gallegos. «Son clientes de sempre, pero algún tamén se incorporou», comenta. «O capón é un produto que hoxe está moi demandado», recalca. Unos clientes pidieron capones por unidades; otros, por pares; otros, algunos ejemplares más.

Milagros Lozano, de Sancovade, se encargó de la cría de unos 25 capones. Los vendió todos sin problema. «E máis que tivese», dice, en la línea de la otra criadora. Su destino era Madrid, aunque ella recibió alguna llamada telefónica de Francia: supone que se trataba de gente que este año no puede venir a pasar la Navidad a su tierra de origen. «Ten un prestixio de moitos anos e é unha tradición de moito tempo», comenta.

Sin abandonar la tradición, en criadores como Jesús Cazón, también de la parroquia de Sancovade, se observa la adaptación a nuevos tiempos. Los 120 capones criados por él se han vendido a clientes de Galicia y de otras comunidades autónomas, y la página web, creada ya el año pasado, le resulta muy útil en la promoción. «Hoxe a xente debe verte en Internet para saber o que tes», explica.

Jesús Pérez Cortiñas, de la parroquia de San Simón da Costa, ya vendió también toda su producción. Los 35 capones criados fueron encargados por clientes de Galicia y de ciudades como Madrid o Zaragoza, compradores habituales de otros años. Algunos de ellos, comenta, incluso prevén desplazarse a Vilalba para recogerlos. Hubo clientes que pidieron un capón, otros encargaron un par y otros reservaron alguno más. «Véndense ben», manifiesta.

Aunque el año ha sido muy diferente a otros, el proceso de cría se ha mantenido apegado a unos hábitos muy arraigados, como detalla Oliva Souto. Tras meses en los que pasaron mucho tiempo al aire libre, con la llegada de noviembre se metieron en las capoeiras e iniciaron la etapa final de la alimentación, basada en patata y maíz.

Souto da a los capones maíz cultivado en fincas suyas
Souto da a los capones maíz cultivado en fincas suyas Óscar Cela

«Isto é todo artesán», subraya la criadora. Sí cambia, por el contrario, la presencia de familiares o de amigos en el sacrificio de los capones, ya que este año, por las restricciones derivadas de la pandemia, solo participan los convivientes.

Un precio de unos cien euros por cada ejemplar

Puede establecerse un precio medio de unos cien euros por cada animal vendido en estos últimos días. Es una cantidad que no sorprende a quien haya ido alguna vez a la Feira do Capón de Vilalba. Una vez sacrificado y limpiado, el peso de un capón anda por los cinco kilos y medio, por lo que los criadores explican que el precio no es tan alto si se tiene en cuenta la cantidad de carne de la que disponen. También subrayan que es la cría, además de tradicional, resulta laboriosa.