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«O traballo do veterinario clínico ten máis risco do que a xente pensa»

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS VILALBA / LA VOZ

GANADERÍA

El veterinario Carlos Riveira cree que la profesión se ejerce a veces con riesgos
El veterinario Carlos Riveira cree que la profesión se ejerce a veces con riesgos PALACIOS

Profesionales de toda Galicia elaboran un informe sobre peligros laborales

12 dic 2020 . Actualizado a las 17:43 h.

Las campañas de saneamiento forman parte de la actividad habitual de quienes tienen ganadería vacuna y de los veterinarios. Un profesional fallecido en mayo en As Nogais, tras recibir una patada en la cabeza, y otro herido meses después en la Terra Chá pusieron de manifiesto que se trata de un trabajo en el que no faltan riesgos.

Una organización del sector, la Unión Sindical Veterinaria Galega, decidió ir más allá de las críticas. Un grupo de diez profesionales, que trabajan por toda Galicia y entre los que hay autónomos y asalariados, inició la elaboración de un informe en el que se recogerán peligros y otras circunstancias que rodean la actividad de los profesionales clínicos. Carlos Riveira, veterinario de A Pastoriza, resumía así ayer la situación: «O traballo do veterinario clínico ten máis risco do que a xente pensa», afirmó ayer.

Saber qué lesiones son las más frecuentes, cuántos días de baja suele pasar un profesional tras un incidente o qué secuelas quedan tras sufrir un accidente laboral son cuestiones que se recogerán en el informe. La necesidad de actuar sin quedarse en las quejas anima a los promotores de esta medida a intentar romper una inercia que incluso asumen los veterinarios. Algunos profesionales, comentaba Riveira ayer, explican que los pisó una vaca y asumen la situación como gajes del oficio. Riveira recalcó que esas resignaciones deben desterrarse: «Penso que as circunstancias do oficio teñen unha marxe de mellora», afirmó.

Un casco

Si el trabajo de los veterinarios clínicos estuviese regulado por un protocolo, una de las consecuencias podría ser, por ejemplo, la necesidad de llevar casco: así, detalló Riveira, podrían rebajarse las consecuencias de los accidentes, pues muchos consisten en golpes en la cabeza. Que ocurran, por otro lado, tampoco significa que los profesionales desconozcan las circunstancias en que se mueven.

Riveira descartó la existencia de comportamientos imprudentes en el sector, pero sí aseguró que las circunstancias cambiaban notablemente de unos a otros. No es igual, dijo, ser veterinario autónomo que asalariado, pues en este último caso hay una carga de trabajo y unas exigencias de productividad que pueden llevar a aligerar las medidas de precaución.

Mangas descuidadas

A veces, en las cuadras donde se realiza el saneamiento no hay las garantías necesarias. Incluso puede llevarse a cabo sin ayuda de muchas personas para que los animales estén sujetos, ya que en las explotaciones también empieza a faltar gente. Cuando el saneamiento se hace a animales de monte, a veces se ve que las mangas están descuidadas o construidas con material inadecuado.

Este veterinario pastoricense explicó que se habían llegado a construir mangas con sobrantes de quitamiedos de carreteras, con el peligro que suponen. En esas situaciones resulta grave la falta de personal que ayude a los veterinarios, ya que el ganado de monte entraña más riesgos. Mejorar las mangadas podría ser, dijo Riveira, una manera de evitar peligros: para ello podrían construirse mangadas comunales o mejorarse las que ya hay.

Jubilación a los 60

Una de las aspiraciones que se pueden llegar a plantear es la de conseguir la jubilación a los 60 años. Riveira recordó que un sindicato de enfermería (Satse) había expuesto, hace varios meses, la necesidad de que se recogiese tal posibilidad por las condiciones en que se desarrolla el trabajo. El trabajo de los veterinarios, subrayó Riveira, se lleva a cabo con animales que pesan varios centenares de kilos y que a veces se encuentran en situaciones de estrés. Si se cumplen las previsiones de Usvega, en primavera estará listo el informe, que se entregará a administraciones y a empresas relacionadas con la profesión veterinaria.

Los golpes en la cabeza, una situación que puede darse con frecuencia

Que un profesional reciba un golpe en la cabeza es un riesgo por el trabajo que realizan. Suelen efectuar una punción en el cuello para la prueba de tuberculina, en tanto que la extracción de sangre se hace habitualmente con una incisión en el rabo. Si el animal no está bien sujeto, la probabilidad de que el veterinario reciba un golpe en la cabeza aumenta, como subrayó Riveira ayer. Tras casos como los registrados en meses pasados, hubo organizaciones que lanzaron críticas por la situación en que a veces se mueven los veterinarios que trabajan en empresas. Usvega, en cambio, prefirió ir más allá y buscar alguna solución concreta recogiendo un panorama amplio. Prueba de ello es que en el informe trabajan profesionales residentes en distintas comarcas de Galicia.