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La subida del precio del pienso augura un duro enero para muchos ganaderos

Cristina Viu Gomila
cristina viu CARBALLO / LA VOZ

GANADERÍA

JOSE MANUEL CASAL

Las fábricas esperarán para repercutir los incrementos de la soja y la colza

12 nov 2020 . Actualizado a las 09:59 h.

La estabilidad de la que ha gozado el sector ganadero en los últimos años tiene los días contados. La soja ha iniciado una escalada de precios que, de momento, no ha repercutido en los piensos, pero lo hará pronto. Las fábricas consideran que pueden aguantar con el material que tienen hasta enero, pero que con el arranque del año habrá que elevar el coste de la alimentación de las reses, la variable que ha hecho que los profesionales del sector no se quejen del valor que lleva la leche.

El aumento está todavía por determinar y dependerá de cada granja, puesto que la fabricación de alimento compuesto es «personalizada» desde hace ya unos años. Además de la soja, que ha subido un 30 %, también han experimentado aumentos la colza y otros cereales. Lo que más preocupa es que se ha roto la estabilidad en las cotizaciones y eso tiene consecuencias en la viabilidad de las lecherías.

Hasta principios del próximo año, las fábricas van a tirar de las existencias que tienen o del material cuya factura tienen ya pactado. Ese es el motivo por el que los granjeros no van a notar el cambio. En cuanto haya que comprar de nuevo, los costes comenzarán a subir.

La alimentación de las vacas es uno de los aspectos más importantes de una explotación porque determina los rendimientos y la viabilidad del negocio, ya que es el gasto más importante. Tan fundamental es que no se explica ya una vaquería de cierta importancia sin un nutrólogo que elabore la ración según las necesidades o lo que se espera conseguir. Dado que el pienso se lleva una gran parte del coste de la leche, es fundamental que no se incremente para seguir manteniendo un margen de beneficio razonable.

La fuerte competencia entre los fabricantes de compuestos es lo que puede mantener los importes en unos niveles razonables para los granjeros.

Lo que las industrias pagan por la leche sigue siendo poco. En la zona está entre los 30 y los 33 céntimos de base, dependiendo de las empresas. Sigue muy lejos de los 0,36 euros que los productores consideraban necesarios para la viabilidad de sus explotaciones, pero la estabilización de los precios de los cereales había permitido que los profesionales pudieran obtener suficiente margen. Además, los mayores consumidores, las explotaciones más grandes, buscaron fórmulas para abaratar la ración, como la adquisición directa del cereal pactando con los suministradores acuerdos por espacios largos de tiempo. Ese mismo modelo es el que se ha aplicado a la leche. Precisamente, en enero o febrero se renegociará lo que las industrias pagan a los ganaderos. El momento no es malo tras el bache de julio, cuando parecía que sobraba materia prima. La demanda se ha estabilizado y es poco probable que las tarifas bajen, ya que están muy ajustadas, pero la finalización de los contratos siempre produce incertidumbre y más en los momentos actuales, en plena pandemia.