Aunque la introducción de producto de China a bajo coste apenas afecta a Galicia, debido a la calidad diferenciada del producto amparado por Mel de Galicia, los apicultores gallegos se suman a la demanda de suss compañeros de la UE para reclamar un etiquetado que ayude al consumidor a saber lo que está comprando

Maria Cedron

Los productores de miel europeos han dado la voz de alarma. El estado crítico en el que se encuentra el mercado debido a la entrada de producto de China o Ucrania con precios medios de 1,24 euros por kilo en el 2019, según los datos que manejan los colectivos Agricultores Europeos (Copa) y Cooperativas Agrarias Europeas (Cogeca), está dando la estocada a un sector del que viven unos 650.000 apicultores en toda Europa (en Galicia hay más de 3.000 con una producción anual de unos dos millones de kilos).

Pero no solo eso. Dicen que la falta de viabilidad abocará a muchas explotaciones a cerrar, con la consecuente pérdida de colmenas o, lo que es peor, el daño que ello provocará en la biodiversidad y la agricultura. Por eso, urgen a Bruselas un plan de acción con medidas concretas como el etiquetado del origen o la creación de un laboratorio de referencia para controlar la autenticidad. El objetivo es salvar al sector y a las abejas.

En este contexto, qué tienen que decir los apicultores de Ourense y Lugo, las provincias con mayor producción de la comunidad. O los de las provincias de Pontevedra y A Coruña, donde la cosecha de miel de eucalipto fue el año pasado mucho mejor que la de las zonas de interior, afectadas todavía por la falta de lluvias de los años anteriores. Pues mucho. Porque aunque Galicia ha sabido blindarse de los vaivenes del mercado gracias a la Indicación Xeográfica Protexida (IXP) Mel de Galicia, desde la Asociación Galega de Apicultura se unen al clamor de sus compañeros del resto de la UE.

«Moitas das colmeas que hai na comunidade son para autoconsumo»

«No tema do mel o prezo internacional inflúe moito no momento de marcar a cotización do mel comercializado a granel», explica el portavoz de la Asociación Galega de Apicultura (AGA), Xesús Asorey. De hecho, da el dato que muestra cómo el aleteo de China en este sector también llega a Galicia, sobre todo a los apicultores profesionales de la provincia de Ourense, que son los que comercializan miel a granel en países como Alemania. «De pagarse a cinco euros o kilo, pasou o ano pasado a unha media de 3,5 euros pola baixada do prezo do producto que entra de China a pouco máis dun euro o kilo, aínda que dentro do seu país a paguen máis», apunta.

Esa es la prueba de la importancia de envasar y comercializar un producto de calidad como es la miel que aflora de la gran biodiversidad de los bosques gallegos bajo la Indicación Xeográfica Protexida Mel de Galicia: «Neste momento prodúcense en Galicia en torno a uns dous millóns de kilos de mel ao ano, entre 400.000 e 600.000 están amparados pola IXP, outro millón comercializano directemente os productores no mercado de cercanía ou nas feiras. O resto, o que producen máis que ninguén apicultores da provincia de Ourense, é o que vai para granel, é o que está máis exposto ao que di o mercado. Para escapar a iso deberían de sumarse a IXP», añade.

PACO RODRÍGUEZ

La oportunidad

Porque Mel de Galicia, como apunta la veterinaria de la IXP, Esther Ordóñez, es la garantía de que la miel es producida en Galicia y ha pasado todos los controles. «Estar na IXP é darlle valor ao producto. O noso mel págase a entre nove e 11 euros o litro, 5 euros o medio litro. Temos moita experiencia nisto porque comezamos a traballar co mel como producto de calidade no 1988», explica. Pero aunque los apicultores gallegos tengan esta ventaja, piden la agilización de la aprobación de un etiquetado en el que el consumidor pueda conocer de dónde viene la miel qué compra y qué porcentaje de producto procede de un país u otro.

En estos momentos son unos 350 apicultores los que envasan sus productos bajo el sello de Mel de Galicia, un producto muy cotizado en las tiendas gourmet. «Aínda que poida parecer que non son moitos porque na comunidade hai máis de 3.000, debemos de ter en conta que moitos deles teñen colmeas para autoconsumo, que son aqueles que teñen ata 15. Despois están os que quedan a medio camiño, entre 16 e 150», comenta Esther. No pierde tampoco la oportunidad de invitar a consumidores y apicultores a sumarse a Mel de Galicia.

«Un laboratorio de referencia que analice o producto é urxente para que quen merca decida»

Un laboratorio europeo de referencia encargado de comprobar la autenticidad de la miel. Esa es una de las medidas que exigen los apicultores europeos a la UE para frenar la entrada de productos que no se ajustan a la definición de miel. A esa demanda se suma también el portavoz de AGA, Xesús Asorey: «Habería que poñelo en marcha de modo urxente para que analice o producto e despois que o consumidor que merca decida o que quere mercar».

La legislación europea dice que la miel es «la sustancia natural dulce producida por la abeja apis mellifera a partir de néctar de plantas (...) que las abejas recolectan, transforman (...) deshidratan, almacenan y dejan en colmenas para que madure». Esto implica, como explica el informe presentado en Bruselas por Copa y Cogeca, que no está permitida ninguna intervención en el proceso de maduración y deshidratación de este alimento.

El problema es que la definición de miel en China no es la misma que en Europa. Los apicultores dicen que en este estado de Oriente sus normas establecen que no son las abejas las que realizan el proceso de quitar el agua a la miel. Este lo realizan mediante métodos que aceleran el proceso de producción y, por tanto, abaratan el producto. «Os chinos din que os europeos queren o mel desa maneira. De feito, no seu país o comercializan a prezos máis caros do que chega á UE», explica Asorey.

Plan de control coordinado

Los colectivos de apicultores reclaman a la Comisión el lanzamiento de un nuevo plan de control coordinado por los Estados miembros que centre sus actuaciones en los lotes de más de dos toneladas de miel que lleguen a Europa desde terceros países. «Deberían de utilizarse las técnicas de detección de fraudes más eficientes como la Resonancia Magnética Nuclear (RMN) y la cromatografía de líquidos de alta resolución y la identificación por huella», cuentan.

La idea es controlar e identificar aquellos productos que hayan podido resultar adulterados al incorporarles jarabe de azúcar. Lo que pretenden es controlar e identificar las adulteraciones de producto con añadidos de jarabe de azúcar o detectar mieles no maduras deshidratadas de modo artificial. De ahí que también piden que la Oficina Alimentaria y Veterinaria viaje al país asiático para controlar no solo los residuos veterinarios, también los métodos de producción.