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Reducir la huella de carbono un 15 % en diez años, un compromiso del sector vacuno

Somos Agro REDACCIÓN

GANADERÍA

ROI FERNÁNDEZ

Provacuno recuerda las medidas puestas en marcha para frenar el cambio climático como el Life Beef Carbon, donde participan productores de cuatro países europeos.

28 nov 2019 . Actualizado a las 12:00 h.

El sector del vacuno busca lavar la imagen que muchos consumidores tienen de él después de que hace unos meses la ONU recomendara rebajar el consumo de carne para luchar contra el cambio climático. Ahora, coincidiendo con la Cumbre del Clima que se celebra a partir de la semana que viene en Madrid, Provacuno reitera el compromiso del sector con la mitigacion de ese fenómeno. No cabe duda de que una buena prueba de ello son proyectos de investigación e innovación en los que están inmersos como el Life Beef Carbon, que tiene por objetivo reducir la huella de carbono del vacuno de carne un 15 % en los próximos 10 años de forma colectiva y compartida en cuatro países europeos productores de vacuno de carne: España, Francia, Italia e Irlanda. Todo ello, como añaden fuentes de esa organización, en el marco de una estrategia más amplia, orientada a reducir nuestras emisiones.

Además, recuerdan que el sector ganadero en España, según los datos que maneja el Ministerio de Transición Ecológica (MITECO) en su avance del 2018, es el responsable del 8 %  del total de los gases de efecto invernadero emitidos, mientras que el sector vacuno productor de carne aporta apenas el 3,5 % del total. La lista la encabeza el transporte, que produce el 27 % de las emisiones, seguido de la generación de energía eléctrica, con un 17 %; la industria, con el 19 %; las residencias, comercios e instituciones, con el 9 %; la maquinaria, el 4%; los residuos, el 4,1%; y la combustión en las refinerías, el 3,5%. Por tanto, los gases que emitimos en nuestro país están producidos principalmente por transporte, energía e industria.

También hacen referencia al papel que juegan los pastos a la hora de retener carbono. Explican que «las vacas nodrizas, manejadas en régimen extensivo durante toda su vida, y los terneros, durante sus primeros meses, se alimentan en base a pastos». En este sentido, añaden que tanto la UE como la FAO o buena parte de los organismos científicos están de acuerdo en que el uso racional de los pastos por parte del ganado «provoca un secuestro del carbono en el suelo y cuando los animales dejan de utilizar los pastos se provoca el efecto contrario, la liberación del carbono acumulado». De hecho, cada vez son más las ganaderías que no dudan en pasar de la producción intensiva a la extensiva. «Non hai que ter medo ao cambio», decía no hace mucho un productor gallego que dio el salto. 

Además, desde Provacuno recuerdan como la ganadería previene la desertificación, mejora la calidad del agua, la biodiversidad y también el paisaje. Por  no hablar, dicen, del importante papel que juega en la prevención de incendios forestales.