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«En diez años tuve, como mucho, dos días libres»

GANADERÍA

JUAN CARLOS RODRIGUEZ, GANADERO DE LA ALDEA DE MUNDIN, EN FRIOL, QUE LLEVA DIEZ AÑOS SIN VACACIONES
JUAN CARLOS RODRIGUEZ, GANADERO DE LA ALDEA DE MUNDIN, EN FRIOL, QUE LLEVA DIEZ AÑOS SIN VACACIONES ALBERTO LÓPEZ

El ganadero Juan Carlos Rodríguez habla de conciliación, de las vacaciones que no tuvo, del trabajo diario y de su pasión por el fútbol

27 ago 2019 . Actualizado a las 11:43 h.

Juan Carlos Rodríguez tiene una explotación ganadera en Mundín, a poco más de ocho kilómetros de Friol. También es padre de dos niños de siete y diez años. En total, tiene 60 vacas de carne y lleva más de diez años dedicándose a esto. Él y su inseparable Roi, un pastor alemán que le ayuda a mover las vacas en lo que es su trabajo diario y, además le hace una compañía incalculable durante todos los días del año. Juan Carlos es la tercera generación de ganaderos de su familia.

-¿Es difícil conciliar vacas y niños?

-Es complicado conciliar la vida del campo con la familiar. El problema es que las fincas en las que pastan las vacas están muy dispersas. Hace muchos años que solicitamos la concentración parcelaria, y seguimos esperando. Yo tengo 25 fincas que suman un total de 28 hectáreas.

-¿Cuál es el mayor problema y cuál podría ser la solución?

-Tengo que mover las vacas por las fincas. La solución podría ser contratar a una persona por días, pero esto es algo que no sirve porque esa persona no se podría adaptar. Además, la explotación no sale tan rentable como para pagar al personal

-¿Existen ganaderos que tienen vacaciones?

-Si. Los jóvenes que se incorporaron hace unos años y que aún tienen a sus padres trabajando. Yo para llevar a mis hijos a jugar al fútbol tengo que dejar al ganado recogido.

-¿Cuáles fueron sus vacaciones en los últimos años?

-Desde hace diez años, como mucho, tuve dos días libres. Eso siempre y cuando tuviese todo hecho. Si quisiese coger a alguien para poder tomarme un respiro tendría que añadir, por lo menos, 30 cabezas de ganado para que me fuese rentable.

-La playa no está en su agenda.

-Lo peor es que tengo una casa en Barreiros en la que apenas puedo pasar unas horas. El año pasado fui un día en agosto y otro en junio y porque pasé para abrir las ventanas.

-¿Las vacas le dejan llevar a sus hijos al colegio?

-El tema es que dormimos en Lugo pero hacemos vida en Friol, que es donde vienen ellos al colegio. Si aprobasen la concentración me quitarían el 70% del trabajo.

-¿Alguna solución alternativa?

-Para poder tener vacaciones tendría que aumentar la explotación y el tema es que no puedo aumentarla y tampoco contratar a alguien.

-¿Cómo es su día a día?

-Un día normal de invierno me levanto a las ocho de la mañana. Llegamos a Friol poco después de las nueve. Llevo a los niños al colegio y ya tengo que venir a la explotación. La jornada acaba a las ocho y media de la tarde. Es la hora a la que volvemos a Lugo. Eso siempre y cuando no sea época de ensilar, por ejemplo. Algunos días nos quedamos aquí porque la jornada se prolonga.

-¿Sus hijos serán la cuarta generación de ganaderos?

-A ellos les gusta el fútbol. El campo no. Es algo que demuestran desde hace años. No sienten curiosidad ni les interesa.

-¿Y el poco tiempo libre que tiene, en qué lo invierte?

-Juego en el equipo de veteranos del Lugo. El problema es que, de 50 partidos, llego a tres. Si es a una hora temprana ya no cuentan conmigo y otros días estoy tan cansado que me resulta imposible jugar.

-¿Qué distancia recorre para mover las vacas?

-Hay fincas entre las que hay más de un kilómetro y medio de separación. Ahora me compré una moto para moverlas porque es imposible.

-¿Ha sufrido algún ataque del lobo?

-De momento, ninguno.