Patrocinado porPatrocinado por

Un matadero móvil irá de ruta por las granjas artesanales aisladas

M. Cedrón REDACCIÓN

GANADERÍA

Carlos Castro

Medio Rural estudia cómo organizar el servicio para ponerlo en marcha antes de acabar el año. La idea es contribuir para que explotaciones alejadas, pendientes de una norma de Agricultura que les deje sacrificar en casa, como permite Bruselas, tengan viabilidad.

21 jun 2019 . Actualizado a las 18:52 h.

Hace unos meses a productores del popular Galo de Curral de Vila de Cruces como Evaristo Rodríguez les cambió la vida. O mejor dicho, comenzó a hacérseles un poco menos cuesta arriba al poder sacrificar sus aves cerca de casa después de que la cooperativa Avega abriera en el vecino concello de Agolada un matadero de aves de producción ecológica y que está «a dez minutos». Llevan mucho tiempo esperando. Primero aguardaban a que abriera el proyectado en el Centro de Innovación y Desarrollo del Gallo de Corral, una obra promovida por el ayuntamiento del concello y pagada con los fondos del Plan E de Zapatero que nunca llegó a inaugurarse. Ahora a que el Ministerio de Agricultura desatasque una norma para poder matar sus pollos en salas de sacrificio instaladas en casa. Ir a Agolada es una vía, pero porque está cerca. 

«Antes temos levado polos a un matadeiro de Pontevedra. Eran dúas horas de camiño. Eso non é viable para matar uns poucos animais», comenta otro productor de la zona que ahora está algo más aliviado porque el matadero de Avega. Además de cerca, «ten un prezo razoable». 

«Para que me compense ir Agolada teño que levar vinte polos polo menos» Pero esa suerte no la tienen otras explotaciones avícolas artesanales (explotaciones a las que la ley permite tener cincuenta ponedoras, otras tantas gallinas para cría y 200 animales de cebo al año) que llegan a recorrer más de cien kilómetros de ida y vuelta para poder sacrificar sus aves. «Para que me compense ir á Agolada teño que levar vinte polos polo menos», explica Sandra López, de Eiroá, una explotación artesanal en Láncara. 

El de Avega es uno de los tres mataderos que, según explica Diego Rois, director técnico de la Asociación de Avicultores Galiña de Mos (Avimós) admiten animales procedentes de explotaciones artesanales. Los otros dos son, dice, «o de Otres, en Ribadumia, y Suavi, en Lugo. Eses tres son os que nos permiten levar os nosos animais porque o resto están preparados para a industria, que ten polos máis pequenos. Os nosos pesan entre tres e catro kilos». Ante este escenario, lo que piden desde Avimós, al igual que el resto de productores con explotaciones artesanales, es que se desbloquee, de una vez por todas, el borrador de real decreto que les permitiría habilitar salas de sacrificio en las granjas. No entienden por qué tarda tanto un borrador que, tras pasar la fase de consultas, está listo para publicar desde el 2017. «No caso de que nos deixaran ter unha sala de sacrificio na explotación, a distribución sería moito máis doada porque podería ter clientes para catro ou cinco galos á semana e levarllos en fresco. No caso de ter que ir á Agolada matalos e despois distribuilos, todo o que gaño vaise en gasóleo, rodas...», comenta Sandra. 

«A UE autoriza a matanza na explotación, pero o estado membro ten que regulalo» El atasco de la normativa supone un hándicap a la hora de comercializar los productos porque implica un grave trastorno para los que quieren vivir de esa actividad en el rural. «La UE autoriza o sacrificio de aves ou logomorfos (coellos) nas explotacións, pero cada estado membro ten que regulalo. En España está prohibido dende o 2006, cando no resto de países da UE está permitido crear unha pequena instalación na granxa para surtir ao mercado local. Agora o que estamos pelexando é para que lle den axilidade a esa norma, que inclúe medidas tamén para leite crú ou ovino e caprino», explica Diego Rois. De hecho, añade, «pedimos que saquen as aves e logomorfos do paquete grande actividades ás que fai referencia a norma para tratar de axilizar máis o proceso». No ven que haya problema en hacerlo. Es más, apuntan que podría agilizar la tramitación porque el borrador también engloba a otros animales como el ganado ovino en cuyo sacrificio hay que tener en cuenta el tratamiento de restos como medida preventiva frente a encefalopatías espongiformes. 

«Queremos xogar en igualdade de condicións porque as pequenas explotacións xeramos riqueza no rural», explica. Y recuerda otras batallas anteriores que acabaron ganando, como que les permitieran salas de envasado de huevos en las granjas.

De una norma como esta depende la vialibilidad de muchas explotaciones ubicadas en zonas aisladas o en la alta montaña. El mismo problema que tienen los productores de aves, lo tienen los de ovino y caprino. 

El problema se ha puesto sobre la mesa muchas veces. Tantas que la Consellería de Medio Rural dice llevar meses de conversaciones con el Ministerio de Agricultura para que autorice las matanzas en explotaciones pequeñas, una práctica prohibida desde el 2006. Pero en paralelo, trabaja en la puesta en marcha de mataderos móviles que, aunque pensados fundamentalmente para ganado bovino y caprino, también podrían usar los productores de aves o cerdos, sobre todo aquellos que viven en zonas aisladas o de alta montaña.

La intención, según avanzan desde ese departamento de la Xunta, es que esté en funcionamiento antes de acabar el año. La cuestión es que ahora, según otras fuentes conocedoras del proyecto, tras haber definido el modelo y apartado el presupuesto, están estudiando cómo organizar su funcionamiento para que sea viable en Galicia.

Como inspiración, Medio Rural ha mirado al norte. A modelos usados en Suecia y Finlandia. Paradójicamente, una de las pioneras en ponerlo en marcha para evitar el estrés que sufren los animales de camino a los mataderos convencionales o industriales, la empresa sueca Halsinhestintan, anunció su quiebra hace poco menos de un mes. Su responsable, Johan Fant, avanzó en un comunicado que, pese a su compromiso a la hora de ofrecer productos que cuidaban el bienestar animal, la compañía debía declararse en quiebra al no poder competir con el modelo de las grandes corporaciones.

La idea que está poniendo en marcha Galicia, que de ese modo se convertiría en la primera comunidad española en poner en marcha este tipo de instalación, es la de habilitar una unidad de sacrificio móvil que, en una misma estructura, disponga de un primer espacio para aturdir y sacrificar a los animales, un filtro sanitario de paso obligado para los operarios y una sala de despiece. Habrá también un lugar para el almacenamiento de subproductos de los animales como la piel o el pelo que serán enviados a gestores autorizados.

El camión tendrá, además, una cámara frigorífica para la conservación y un veterinario autorizado supervisará el proceso y, además, todos los canales que salgan de la instalación tendrán una marca de calidad acreditada.

El proyecto ha caído bien entre los productores, aunque algunos entienden que no arreglará el problema. Es más una ayuda porque, como dice Joan Alibés, ganadero con 260 ovejas y una decena de cabras en el concello lucense de Pol que surte a una cadena de distribución gallega y a particulares, «o principal problema que temos é que faltan cordeiros. Tería que haber explotacións con máis animais. Son poucos os cordeiros que levamos a matar e entón o prezo é caro».

Su opinión sobre el matadero móvil: «Haberá que ver cómo funciona e de cada canto van ás granxas», explica. De momento, la idea está en marcha. Y los productores de explotaciones artesanales continúan reclamando que les dejen poner salas para matar a sus animales en la granja. Ayudaría a la distribución de su producto en el kilómetro cero.

La idea de la administración autonómica está clara. Buscan combinar los dos modelos: que las explotaciones pequeñas puedan matar sus animales en casa, mientras que el matadero móvil vaya hasta aquellas que tienen limitaciones naturales para acceder a otro tipo de salas. pero hay que esperar a que el Ministerio de Agricultura dé luz verde al borrador. Mientras, como dicen en el sector, habrá de todo: «Os que leven os animais ao matadoiro, co custe que supón, e os que maten na casa dunha forma non legal para o autoconsumo ou para o da casa do lado».