El presidente del Consello Galego de Veterinarios, Luis Núñez Desiré, explica para Somos Agro que la concienciación del uso adecuado, los programas de reducción voluntaria en animales de abasto y el control del uso a través de la declaración obligatoria desde enero de 2019 de las prescripciones por parte de los veterinarios, deben ser armas efectivas en la lucha frente a las resistencias a estos fármacos

Luis Díaz Desiré

Si se hiciera una encuesta a médicos y veterinarios sobre cuál es el mayor descubrimiento en la historia de la sanidad, casi todos contestarían lo mismo; los antibióticos. Desde que Fleming descubrió la penicilina, en 1928 (no hace ni cien años), han salvado la vida a millones de personas y animales, y esto ha sido así hasta el punto que posiblemente no seamos capaces de concebir un mundo sin una herramienta tan eficaz y fácil de usar.

El problema es que a partir de los años 50 se empezaron a usar los antibióticos como promotores del crecimiento en animales de abasto y el pienso se suplementaba con pequeñas cantidades de antibiótico que producían una mejora de la conversión en los animales, mayor uniformidad de crecimiento, estabilización de la flora intestinal, una reducción de la morbilidad y mortalidad por enfermedades clínicas y subclínicas.

El uso de antibióticos para promover el crecimiento no fue cuestionado hasta bien entrado el siglo XX. Este uso de antibióticos no fue cuestionado hasta bien avanzado el siglo XX cuando se evidenció que se estaba produciendo un incremento de la resistencia de bacterias de origen animal y humano por un uso inadecuado de  los mismos. Desde la FAO, la Organización Mundial de Sanidad Animal y la Organización Mundial de la Salud conscientes del problema de las resistencias creadas por el uso indiscriminado de antibióticos han llevado a cabo campañas destinadas a promover el uso prudente de antibióticos, pues estas resistencias pasaron a ser un problema de salud pública mundial y exigía una acción intersectorial urgente y coordinada tanto en medicina humana como en veterinaria.

Para entender la magnitud del problema un estudio del Centro Europeo para la Prevención de Enfermedades y Control (ECDC) publicado en The Lancet Infectious Diseases indicaba que las infecciones por bacterias resistentes a los antibióticos causaron 33.000 muertes en el 2015 en Europa (las mismas que la suma de muertes por gripe, sida y tuberculosis).

A nivel nacional desde la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios se impulsó la creación de un Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN) para reducir el riesgo de selección y diseminación de resistencias a los antibióticos y del que forman parte todas las comunidades autónomas, seis ministerios (Sanidad, Agricultura, Economía, Educación, Interior y Defensa) más de setenta sociedades científicas, organizaciones colegiales, asociaciones profesionales y universidades...

Dentro del PRAN se han puesto en marcha una serie de programas (Programa REDUCE) con representantes de veterinarios y profesionales del sector para la reducción voluntaria del consumo de determinados antibióticos en diferentes especies (porcino, bovino carne y leche, avicultura, cunicultura), destacando especialmente el Programa REDUCE Colistina en porcino cuyo objetivo es reducir el consumo de colistina (5 mg/PCU en 3 años) y controlar el consumo alternativo de neomicina y/o apramicina y en bovino lechero, donde más que reducir el uso de antibióticos, se busca preservar los medicamentos de último recurso en medicina humana de forma que en el ganado se usarán estos medicamentos solo cuando sea estrictamente necesario por carecer de otros antibióticos eficaces.

Base de datos obligatoria de prescripciones

Tras la entrada en vigor el Real Decreto 191/2018 el pasado 2 de enero de 2019 se ha creado una base de datos de prescripciones veterinarias de antibióticos o piensos medicamentosos con premezclas veterinarias que contengan antibióticos, que es gestionada por el Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación y a la cual los veterinarios tienen  la obligación de comunicar, al menos, una vez al mes los antibióticos o piensos medicamentosos formulados con destino a animales de abasto bajo su cuidado, debiendo incluir en dicha comunicación si es una prescripción ordinaria o excepcional, nombre y apellidos del prescriptor, número de colegiado, número de receta, denominación del medicamento, formato, número de envases, fecha de la prescripción, la especie animal a la que se prescribe y el código de identificación de la explotación donde se hayan los animales.

¿Cuál es el papel de los veterinarios en el plan de disminución del uso de antibióticos?

El papel de los veterinarios para favorecer esta disminución en el uso de antibióticos debe ser impulsar medidas alternativas y complementarias de prevención y tratamiento como: 

1.Realizar una prescripción responsable y no recetar ningún antibiótico si no está justificado y basado en una previa exploración clínica.

2. Fomentar la implantación de buenas prácticas ganaderas

3. Implantar estrategias preventivas como medidas higiénico-sanitarias, control ambiental, manejo y alimentación adecuadas.

4. Realizar un diagnóstico laboratorial y seguimiento de las resistencias.

5. Evitar el uso profiláctico rutinario y prescribir medicamentos antimicrobianos basándose en sus conocimientos sobre la resistencia a los antibióticos.

6. Comunicar los casos de ausencia de eficacia clínica de antibióticos.

7. Realizar en la medida de lo posible un seguimiento de los tratamientos.

8. Limitar la duración del tratamiento de la enfermedad al tiempo mínimo necesario.

9. Aplicación de programas vacunales específicos y adecuados a cada explotación. 

Estas medidas y actuaciones de todos los sectores involucrados nos deben llevar a una reducción en el uso de antibióticos en animales y personas evitando su uso en procesos para los que no son eficaces (gripe), son prescindibles (procesos infecciosos simples) o son completamente innecesarios (el empleo «por si acaso») para evitar potenciar la selección de bacterias resistentes.

Nos enfrentamos a un gran reto, a un «invierno antibiótico», médicos, veterinarios, ganaderos y público en general tenemos que adecuar nuestras actuaciones a esta nueva situación, recordando que las bacterias han sido capaces de adecuarse a los ambientes más inhóspitos conocidos y siendo conscientes que el problema de falta de eficacia de los tratamientos en medicina humana se debe principalmente a la propia medicina humana y así lo indica el grupo europeo de expertos evaluadores del Comité de Medicamentos Veterinarios (CVMP) de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) que en su borrador de la Estrategia sobre antimicrobianos se reconoce que la principal causa de las resistencias en las personas es el uso de antimicrobianos en las personas o en la salud humana.

 Luis Núñez Desiré es presidente del Consello Galego de Veterinarios