La Fundación Juana de Vega reconoce la labor de los comuneros de Baroña que, gracias a la diversificación, han logrado el relevo generacional
03 dic 2024 . Actualizado a las 09:55 h.Unas 700.000 hectáreas de superficie forestal. Ese es el territorio que ocupan en Galicia los montes vecinales en man común, unos terrenos gestionados por unas 2.800 comunidades de montes a las que la despoblación del rural ha puesto contra las cuerdas. Pero hay una comunidad, la de Baroña en el concello de Porto do Son, que ha buscado la fórmula para enfrentar el problema con un proyecto de diversificación que crea riqueza en el territorio. ¿Cómo? Buscando recursos más allá de la explotación de la madera. Su proyecto de emprendimiento, en el que le ha acompañado la Fundación Juana de Vega dentro de su programa de apoyo a empresas agroalimentarias, fue reconocido en la segunda edición de los premios que concede la entidad a empresas que emprenden dentro del medio rural en el terreno agroalimentario.
En el acto de entrega, celebrado ayer en la sede de la Fundación, su presidente, Enrique Sáez, explicó que los miembros de esta comunidad de montes «son unha referencia de éxito na explotación e aproveitamento sostible dos seus recursos ao tempo que xestionan e coidan o territorio, crean emprego na contorna e potencian a remuda xeracional».
Lo que han hecho a lo largo de los últimos años lo explica Ovidio Queiruga, gerente de esta comunidad de montes con 170 comuneros que gestionan 878 hectáreas de terreno. «Buscamos unha explotación multifuncional do monte para que teña unha producción continuada durante todo o ano». Porque como dice también «unha comunidade de montes non debe fiar o seu fturo só na madeira. Diversificando os aproveitamos, axudas a facer máis atractiva a xestión do monte, un espacio no que pode conviver a gandeiría co cultivo de setas ou froito vermellos que poden ser transformados pola propia comunidade para darlles maios valor engadido».
Transformar y diversifcar
La transformación de carne y miel, la plantación de frutos rojos o la explotación de seta Shitake en tronco son algunos de los proyectos que desarrolla este colectivo, donde la media de edad de los comuneros logró rebajarse en la última década hasta una media de 50 años. Antes rondaba los 70 años. «Entraron moitas mulleres e xente máis nova porque antes era o cabeza de familia o que adoitaba estar na comunidade, pero agora xa cada fogar manda a un representante que non ten porque ser o maior da casa. No caso da nosa comunidade a condición é que ten que vivir polo menos nove meses ao ano na parroquia para entrar nela».
El potencial de esta comunidad de montes es solo una prueba de la la fuerza que tienen los emprendedores que crean riqueza en el medio rural. Y como Ovidio Queiruga otros de los participantes en la edición número doce del Programa de Apoyo a la Empresa Agroalimentaria también presentaron sus ideas ayer en la sede de la Fundación en Oleiros. Entre ellos, por ejemplo, José Caridad, quien está detrás del proyecto que promueve O Prego, una ganadería «100% sostible» que alimenta a sus 87 bueyes con pasto en el concello de Cerceda. Su labor, que ha permitido recuperar en As Encrobas varias hectáreas de terreno que estaban abandonadas para convertirlas en pastos, se llevó un reconocimiento adicional en esta segunda edición del Premio de la Fundación Juana de Vega.
Junto a ellos, en la modalidad de Emprendemento, también hablaron de lo que están haciendo las peruanas afincadas en Galicia desde hace doce años, Dora y Tania León. Su idea es desarrollar una empresa, Naturhale, dedicada al cultivo de follaje ornamental ecológico. O Carmen Caínzos, que pretende pulir su idea de empresa dedicada a conservas vegetales.
Otras empresas que están ya en fase de consolidación también hablaron de cómo pretenden dar un impulso más a sus negocios. Para hablar de ello estuvieron José Antonio Landeira, cofundador de Tofu Landeira 100% galego (Cambre); Tatiana Mouro, de la hortícola Horta da Moura (Bergondo); Martín Touceda, productor de porco celta en la aldea modelo de Cenlle (Ourense); Alejandro Tartaglione, de la marca de zumo natural Zumiño (Tomiño); Manuel González, de la hortícola Manoxos (Caldas de Reis), o el Ecoespazo O Rexo (Allariz).
Nueva edición
Esta es solo una pincelada de todo lo que ha tutorizado con fondos propios a lo largo de más de una década el Programa de Apoio a Empresas Agroalimentarias de la Fundación Juana de Vega. El plazo para presentar inciativas para la nueva edición estará abierto hasta el próximo jueves.