Patrocinado porPatrocinado por

La industria gallega de la castaña demanda un 60 % más del fruto que se produce ahora

María Cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

FORESTAL

ALBERTO LÓPEZ

Nuevos proyectos como el de Altri certifican los usos alternativos del eucalipto

16 ago 2022 . Actualizado a las 08:26 h.

Al contrario de lo que ocurría tradicionalmente con la leche, Galicia tiene una de las industrias de transformación de castaña más potentes de Europa. Y aunque es tierra de castaños, el déficit de frutos para surtir a esa industria es un problema que lleva años lastrando a un sector obligado a comprar materia prima en Portugal u otras zonas de España.

En la comunidad se producen actualmente, según los datos de la Consellería de Medio Rural, unos 20 millones de kilos de castañas en una superficie de 49.000 hectáreas donde crecen castaños. El valor que dejan a los productores es de unos 20 millones de euros, que podrían ser más en caso de que el fruto respondiera a unos estándares de calidad como los que requiere una industria a la que no le alcanza esa producción. Además, mucha de la castaña que se produce proviene de árboles muy viejos o enfermos que dan un fruto que no responde a los calibres demandados por los transformadores.

«Como mínimo precisaríanse outras 30.000 hectáreas de novas plantacións de castaño para froito, todo iso sería capaz de absorbelo a industria en Galicia», explica Jesús Quintá, el gerente de Alibós, una compañía de Monterroso dedicada al pelado industrial de castaña, y presidente de la Indicación Xeográfica Protexida (IXP) Castaña de Galicia.

La Administración autonómica, con la reactivación de la Mesa da Castaña, parece estar en ello. De hecho, el Programa Estratéxico do Castiñeiro e da Produción de Castaña, enmarcado en el Plan Forestal 2021-2040, pretende recuperar 8.000 hectáreas de soutos tradicionales, además de plantar 16.000 hectáreas de árboles nuevos cuya producción se repartiría entre el fruto y la madera. Y para ello ha anunciado que habilitará ayudas para la puesta en marcha de nuevas plantaciones.

Desde la IXP aplauden que se pongan en marcha ese tipo de incentivos, pero creen que no son suficientes. Uno de los problemas con los que tienen que lidiar es, como dice Quintá, la escasez de planta certificada que hay actualmente en Galicia, algo fundamental para la puesta en marcha de plantaciones de variedades con alto valor en el mercado como la xudía, longal, parede o famosa.

También es verdad que no todos los terrenos valen para el castaño, un árbol que, además de ser muy delicado, durante sus primeros años de vida requiere de una alta inversión. «Todo depende do terreo e da planta. Aos dez anos comeza a producir, pero non acada a madurez ata os vinte. Unha persoa que queira vivir da castaña ten que ter como mínimo, unhas cinco hectáreas, e unha familia precisaría dunhas quince», comenta Quintá. Además, la explotación de la castaña puede compartirse con otros usos como las setas.

Pero cuando un propietario se plantea realizar una plantación ha de analizar una serie de factores que garanticen que su inversión va a dar fruto. De ahí que, una vez más, la buena gestión sea fundamental. «Un factor a tener en cuenta es la topografía del terreno, porque una vez que empiece a dar fruto no puede pensarse en realizar una recogida manual. De ahí que sea fundamental que en la finca pueda entrar una máquina», apuntan desde la Asociación Forestal de Galicia.

Otros de los factores a tener en cuenta, añaden, son que el terreno tenga una calidad suficiente para lograr una buena producción o tener garantizada la capacidad de riego.

No hay duda de que el castaño es una especie con futuro. Y como dice el presidente de Asefoga, Jacobo Feijoo, «o seu valor medioambiental e protector, a súa capacidade de xerar desenvolvemento rural e rendas é enorme grazas ao valor da madeira e a castaña».