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La erradicación de la tinta y el chancro del castaño, un poco más cerca gracias a la edición genética

M.C. REDACCIÓN

FORESTAL

PEPA LOSADA

Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, en colaboración con la Universidad de Turín, logran por primera vez aplicar esta técnica en esa especie forestal

19 feb 2022 . Actualizado a las 18:41 h.

Proveer a los castaños de una armadura que los proteja de enfermedades derivadas del cambio climático como la tinta o el chancro, que tantos dolores de cabeza dan a los productores de castaña. Ese es uno de los objetivos de varias investigaciones desarrolladas por el grupo de Biotecnología y Mejora Forestal del Instituto de Investigaciones Agrobiológicas de Galicia (IIAG), dependiente del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en colaboración con la Universidad de Turín. Una de ellas, la desarrollada por Teresa Martínez Santiago en una tess dirigida por Elena Corredoira y Ana María Vieitez, acaba de dar un importante paso de cara a la construcción de esa armadura. Para confeccionarla han usado la tecnología CRISPR/Cas9 de edición genética. Porque esta novedosa técnica permite cortar moléculas de ADN con una precisión milimétrica y de modo totalmente controlado. Una de las novedades del trabajo desarrollado por esta investigadora radica, por tanto, en que gracias al corta y pega genético van hilvanando secuencias de genes. «De esta forma pueden repararse mediante la eliminación o inserción de nuevo ADN. Es una técnica económica, simple, y muy eficiente que permite la manipulación rápida de genomas vegetales», explican Elena Corredoira y Teresa Martínez.

Antes que en el castaño la edición genética se había utilizado con éxito en especies herbáceas como el tabaco, el arroz o el tomate. Pero en el caso de especies forestales, únicamente se había usado con el álamo.

Otro de los logros destacados es que, por primera vez, han logrado el establecimiento, proliferación y también el enraizamiento in vitro de brotes axilares y la inducción de embriones somáticos a partir de hojas y ápices de encina. «En las últimas décadas se está observando una drástica reducción de las poblaciones de encina en la Península Ibérica debido, sobre todo, a episodios de mortandad causados por el conocido como síndrome de la seca», explica Teresa Martínez, quien añade que «las medidas de control químico y de manejo adoptadas por el momento para combatir esta enfermedad están teniendo un éxito limitado, por lo que cada vez está cobrando más fuerza la idea de la reforestación de zonas afectadas con genotipos de encina resistentes al patógeno que causa la plaga».

La cuestión es que los programas de mejora genética de especies leñosas, como la encina, requieren por ahora de bastante tiempo para completar el ciclo. Por tanto, dice esta investigadora, es fundamental incrementar el conocimiento para desarrollar programas centrados en la propagación vegetativa de genotipos indentificados por su tolerancia a la enfermedad mediante técnicas de micropropagación.  

Desde el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) explican que ambos avances «se enmarcan en la línea de trabajo que busca la propagación, mejora y conservación de las principales especies que conforman los ecosistemas forestales de la Península ibérica, como el castaño y la encina, árboles representativos de las dehesas y los soutos».