Una destilería irlandesa busca en los bosques gallegos este tipo de materia prima

Uno de los primeros trabajos de Adriana fue el de demostrar que la madera de castaño y roble gallego es adecuada para el envejecimiento del whisky irlandés. «La madera de roble del sur de Europa tiene mucha demanda para fabricar toneles para envejecer licores y vinos, por los taninos y propiedades físicas que proporciona. Con la madera de castaño, obtuvimos valores muy parecidos a los logrados con la de carballo en las propiedades físico-químicas que ofrece», asegura. Su trabajo lo llevó a cabo con Irish Distilers, una gran multinacional dedicada a la comercialización de destilados que todos los años viene a Galicia a buscar madera de roble y castaño para elaborar sus barricas.

Esta investigadora explica que para confeccionar estos productos solo sirven las mejores tablas, que seleccionan en el aserradero Maderbar, de Baralla, en Lugo. Estas son enviadas a Andalucía, a la tonelería de Antonio Páez, donde completan el proceso de fabricación de las barricas, ya que en Galicia no hay una industria tonelera. Estas son «enviadas con vino de Jerez o con los de Oporto, lo que provoca que la madera absorba los aromas del vino y finalmente se los traspase al whisky. En total, pasan cuatro años como mínimo en todo este proceso desde que la madera es apeada hasta que la barrica se llena con la bebida irlandesa», añade.

Irish Distilers es una gran multinacional dedicada a la producción y comercialización de destilados que, además, exige certificación forestal en toda la madera que adquiere. «No solo se fijaron en el monte gallego, sino que están muy interesados en él», añade Adriana. Por eso está totalmente convencida de que «existe un importante nicho de mercado para la madera gallega de frondosas en este campo».

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