Patrocinado porPatrocinado por

Los restos de podas ya se utilizan en la industria de algunos países

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS LUGO / LA VOZ

FORESTAL

ROI FERNANDEZ

La materia que queda tras cortar viñedos o montes tiene aplicaciones en sectores como la automoción

20 nov 2019 . Actualizado a las 09:47 h.

Establecer una relación entre los restos de una poda efectuada en una parcela agrícola -pensemos en un viñedo o en una extensión de kiwis- o en un monte -de eucaliptos, por ejemplo- y su empleo en la fabricación de raquetas de tenis puede exigir un cierto esfuerzo de imaginación. Sin embargo, esos restos tienen unas posibilidades industriales que ya se están estudiando en algunos países, mientras que en otros la posibilidad de deshacerse de ellos quemándolos está ya prohibida. Xosé Francisco Pedras, técnico de la Axencia Galega da Industria Forestal ((XERA), no duda de las posibilidades de futuro de ese material: «É un mercado interesante, é unha oportunidade», dice.

Tomando como referencia los viñedos, las fincas con kiwis plantados o los eucaliptales, la existencia de materia prima en Galicia está sobradamente demostrada. Pedras, cuyo departamento tiene su sede en Ourense, comenta que viticultores de O Ribeiro la expusieron su disposición a entregar ese material a empresas que lo recogiesen; pero, agregó, en lugares como Francia o los Países Bajos hay empresas que se dedican a ese proceso, mientras que en Galicia no se ha creado ninguna todavía.

Esos restos deben secarse y triturarse para su posterior uso. Acaban teniendo, dice Pedras, un aspecto no muy diferente al del serrín. Una vez convertidos en bolas, se mezclan con plásticos como polietileno o polipropileno, que son de uso habitual en la industria. La quema de esos restos en sectores como la viticultura se lleva a cabo porque enterrarlos produce malos resultados: pueden tener hongos y ser, por tanto, introductores de enfermedades. Pedras, por otro lado, sostiene que empresas que en Galicia se dedican a limpieza de montes plantados de eucalipto podrían ampliar su actividad a la recogida de esos restos.

El empleo que se le da a la combinación de restos de madera y de plástico está presente ya en sectores como la automoción, el textil o la construcción. En casos como el de la automoción, explica Pedras, así se dispone de materiales menos pesados. Parte de los salpicaderos de algunos vehículos, por ejemplo, ya se fabrican con esa materia prima.

Según el citado técnico de XERA, hay una parte, la relacionada con la estética, que incluso se aprecia en el resultado final. En sectores como la automoción, ahora van tapados, aunque incluso se estudia ya que se coloquen a la vista dentro de los vehículos, y en países como Japón, agregó Pedras, ya se ha dado ese paso. Lo que se consigue en sectores como la automoción es un menor impacto ambiental y una mayor resistencia. Además de las repercusiones ambientales y técnicas, las hay también económicas, puesto que se reducen costes.

Por otra parte, en proyectos de la Axencia Galega da Industria Forestal (XERA) se está estudiando también la posibilidad de conseguir fibra de carbono de origen vegetal -de toxo o de eucalipto, por ejemplo- para usarla en la fabricación de las más variadas piezas. Para ello, explicó Pedras, es preciso extraer de la madera la lignina, algo que también se realizaba para la obtención de carbón vegetal aunque con métodos menos avanzados.

Se trata de un material muy apreciado por su aspecto, y esos valores estéticos lo hacen aconsejable, por ejemplo, en la fabricación de ordenadores o de raquetas de tenis. Pedras interviene hoy, en Lugo -salón de actos de la Diputación, siete de la tarde-, en el ciclo «Bioeconomía e economía circular», que organiza la Real Academia de Ciencias. Que esas aplicaciones acabarán por asentarse en el mercado no parece admitir dudas, ya que se trata, dijo Pedras, de una tendencia similar a la de la agricultura ecológica, hoy ya implantada y aceptada.

El uso de la madera en la construcción, una salida con ventajas ambientales y económicas

El uso de la madera en elementos constructivos o auxiliares de la construcción tiene un amplio camino para crecer, en contraste con su arraigado empleo en la carpintería interior o en los muebles. «A madeira pode ser competitiva e pode ser empregada», dice Pedras, que subraya la necesidad de romper la idea de que es un material con poco desarrollo tecnológico.

«É cuestión de dar a coñecer os valores do material», dijo Pedras, que también subrayó la necesidad de rechazar la idea de que la madera resulta más cara. En cambio, agregó, sí conviene tener presente que no todas las maderas son iguales y que de unas a otras cambian las cualidades que las hacen aconsejables. Así, detalló este técnico, algunas -las tropicales, pero también la de roble, la de castaño y la de eucalipto- destacan por ser duraderas; otras -la del pino, por ejemplo- necesitan algún tipo de refuerzo; las hay resistentes, algo que procede de su alta densidad -las de roble, de castaño y de eucalipto también encajan en ese apartado-, y otras -las de baja densidad, como la de chopo, entran en ese apartado- resultan útiles como aislantes térmicos.

«A madeira non ten por que ser máis cara ca outros materiais», recalca Pedras, que además destaca su resistencia: «Xa lles gustaría a outros materiais ter o currículo da madeira», dice. De todos modos, también conviene recordar que en Galicia, por la presencia de un clima húmedo y no demasiado frío, la madera sí necesita cuidados y mantenimiento para que no la dañen elementos patógenos.