La marca que ampara las recetas de las abuelas rurales

Maruxa Alfonso Laya
m. alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

AGRICULTURA

Maruxa Alfonso

Artesanía Alimentaria acredita la calidad y el buen hacer de los pequeños productores gallegos que, con sus elaboraciones, quieren poner en valor el rural y recuperar sus sabores tradicionales

16 jun 2025 . Actualizado a las 10:23 h.

Hace no tantos años, la leche en Galicia se consumía en fresco y, con la nata que quedaba tras hervirla, se hacían unas deliciosas galletas de nata. En la Ribeira Sacra, en cambio, triunfaban las galletas de Xián, que cuentan que son unas de las más antiguas del mundo que tuvieron su origen en Italia y que empezaron a elaborarse en esa región gallega cuando a ella llegaron unas tenazas de hierro en la que se metía la masa dulce que se cocía en el fuego. Muchos de estas recetas habría desaparecido actualmente si no fuera por los artesanos. Por pequeños productores que un día decidieron cambiar su vida y dedicarla a poner en valor el rural y esos sabores típicos de su infancia. Y a todos ellos ampara, desde hace unos años, el sello de calidad Artesanía Alimentaria, que otorga la Axencia Galega da Calidade Alimentaria (Agacal). Hace apenas cuatro años que se puso en marcha y, actualmente, ya son 136 los productores que han buscado su cobijo.

«Naceu coa intención de acabar co fraude que se estaba dando en determinados produtos que presumían de artesán e que non o son», cuentan desde Agacal en una presentación del sello que tuvo lugar en el marco de la Semana Verde de Silleda. La idea era redactar una serie de normas técnicas, que tenían que cumplir los productores, y certificar mediante un sello de calidad que esos productos eran realmente artesanos, dándole así una garantía a los consumidores. Está pensando para profesionales con pequeñas producciones, discontinuas y en las que buena parte del proceso es manual. «Búscase, precisamente, que sexan artesáns», concluyen.

Tamara Castro y sus Sacrapastas fueron una de las primeras que decidieron sumarse a este proyecto. «Son a segunda xeración dun obradoiro que abriu no ano 86. Tres familias que volveron da emigración e que vendían estas galletas cedéronlle a receita a miña nai para que as fixera coas máquinas que trouxeran de Suíza. Hai tres anos mercamos unha máquina máis grande para dalas a coñecer fóra de Taboada», cuenta. Ese es el origen de Sacrapastas, unas galletas de Xián con sabor a mantequilla y cuyo símbolo es una Xacía, un ser mitológico del río Miño. «Representa ás mulleres que souberon namorar a un pobo coa nosa galleta», añade.

Las granolas y cremas de frutos secos de Lenatt son otros de los productos que ampara Artesanía alimentaria. «Somos a única empresa que elabora crema de froitos secos e granola ecolóxica e sen glute. Facemos lotes moi pequenos e artesanais», cuenta Leo Bellas, responsable de esta empresa. Para sus elaboraciones solo emplean productos de primera calidad y compran todo lo que pueden a cooperativas.

Cristina Rodríguez, por su parte, utiliza las frutas que adquiere a agricultores locales para hacer sus mermeladas A Morena, con poco azúcar añadido. «Porque queremos que saiban a froita, á cereixa do Bierzo, por exemplo», asegura. Su secreto está, precisamente, en utilizar esos productos naturales de primera calidad y de comercio local, lo que, asegura, genera riqueza en el medio rural en el que ella está asentada. «É todo unha cadea, nós facemos o produto final pero precisamos ingredientes de calidade para iso», afirma.

Las ya famosas Maruxas de Nata son otro de los productos que presumen de Artesanía Alimentaria. «Mercamos o leite ecolóxico de explotacións que están aquí ao lado, axudamos á recuperación do territorio e tamén desas receitas tradicionais de Galicia que van desaparecer», cuenta Sandra Suárez, una de las responsables de la firma. Su proceso es 100 % manual, por eso nunca hay una galleta igual a otra, y solo utilizan azúcar, nata y harina de trigo, que muelen en molinos de piedra. Todo, ecológico.

Estos cuatro productores están satisfechos con la puesta en marcha de un sello que reconoce la artesanía y el mimo con el que elaboran sus productos. «Artesanía Alimentaria é unha garantía para o consumidor, que está acostumado a ver produtos bio ou artesáns que, en realidade, son industriais», cuenta Sandra Suárez. Porque precisamente esta marca de calidad quiere acabar con la confusión que existe en los consumidores sobre el proceso de elaboración o los ingredientes de determinados productos. «Moita xente nos pregunta se é caseiro, porque iso se asocia con artesán. Non é caseiro, nós somos profesionais e ofrecemos unha calidade, que é diferente do caseiro, que non ten trazabilidade», añade Cristina.

«Hai moitas reportaxes de xente que fai cousas nas casas e as vende por internet, hai moito fake co ecolóxico. O único que valen son os selos de calidade, que están auditados», insiste Leo Bellas. Porque lo que más preocupa a estos productores es la competencia desleal que generan, por un lado, productos que no tienen ninguna garantía de calidad, higiene o trazabilidad. Por otro, las empresas que se venden como artesanas cuando sus productos se elaboran de forma industrial. «Este selo danos rigurosidade alimentaria», añade Tamara Castro. Porque los amparados por Artesanía Alimentaria, por ejemplo, no pueden utilizar ni conservantes ni colorantes. «Por iso son tan interesantes iniciativas coma esta presentación que facemos en Semana Verde, porque chegamos ao consumidor final e este pode poñernos cara», afirma.

«Os nosos produtos teñen unha calidade moi diferente. Hai determinados produtos que poderán ser artesáns, pero non poden entrar porque levan aditivos e conservantes. E creemos que hai que recoñecer ese esforzo», explica Sandra. «Seguridade e calidade iso é o que este selo lle da ao consumidor», concluye Tamara.