Investigadoras de la Universidad de Vigo demuestran el potencial neuroprotector y antimicrobiano de los extractos obtenidos de esta planta
23 sep 2024 . Actualizado a las 09:50 h.La mostaza es, quizás, una de las salsas más populares y que está presente en buena parte de los hogares gallegos. Lo que mucha gente no sabe es que se elabora a partir de una planta que, tradicionalmente, se usa también en la medicina popular para tratar algunas enfermedades. Ahora, dos investigadoras de la Facultad de Ciencias y del Campus Auga de la Universidade de Vigo han descubierto que los extractos de las semillas y hojas de esta planta tienen muchas más propiedades beneficiosas, entre ellas, actividad neuroprotectora que ayuda a combatir enfermedades como el Alzheimer.
«La mostaza blanca no es un cultivo muy habitual en Galicia. Se encuentra en los montes y la usan algunos agricultores como cultivo secundario porque es buena para abonar las fincas», cuenta Alicia Paz, investigadora del grupo BiotecnIA que participó en este estudio. «La idea era buscar un cultivo que pudiera tener una salida económica y que pudiera suponer una oportunidad para los agricultores», añade María Figueiredo, del grupo Food and Health Omics y autora también de esta investigación.
Cuando comenzaron el estudio, de la mostaza blanca sabían que era «una planta beneficiosa para el suelo, que tiene capacidad como fungicida». En Galicia se cultiva, sobre todo, en la zona de Allariz, y en zonas como Andalucía se emplea como complemento al olivar o al viñedo. Su investigación les ha permitido comprobar, entre otras muchas cosas, que la introducción de esta especie en el campo gallego puede tener ventajas para mejorar las propiedades del suelo, impulsando la agricultura ecológica. Por otro lado, las autoras destacan también la tradición medicinal de esta planta. «Aunque la eficacia de estas hierbas no está científicamente probada en muchos casos, sus componentes químicos pueden inducir respuestas beneficiosas, ofreciendo pistas para el descubrimiento de medicamentos eficaces», argumentan. La mostaza, «es una de esas plantas utilizada tradicionalmente como condimento, conservante y en la medicina popular para tratar enfermedades como cardiovasculares y diabetes melitus», explican.
Composición química
Su estudio consistió en analizar la composición química de las semillas de mostaza, de sus hojas y de su aceite, centrándose especialmente en la identificación de los compuestos fenólicos presentes, para así evaluar su actividad neuroprotectora e investigar la posibilidad de obtener nuevos compuestos antimicrobianos. «Hay que seguir investigando, porque nosotros solo realizamos pruebas in vitro, pero ahora sabemos que el aceite y las semillas son una fuente importante de compuestos bioactivos», asegura María.
De las semillas de esta planta y del aceite se obtuvieron unos extractos «que son ricos en compuestos fenólicos conocidos por sus efectos beneficiosos para la salud», añade. Estos extractos los probaron sobre las enzimas que influyen en el desarrollo de la enfermedad del Alzheimer y comprobaron «que se inhibían, lo que quiere decir que podrían ralentizar el progreso de la enfermedad». Lo mismo sucedió con la actividad antimicrobiana. «Se pusieron en contacto los extractos con microorganismos patógenos, ahora que hay muchos problemas de infecciones resistentes a los antibióticos, y los resultados fueron muy positivos y sorprendentes», asegura Alicia. De hecho, ambas investigadoras reconocen que no esperaban estos resultados. «La mostaza es algo que está en nuestro día a día, pero no había ninguna investigación como esta», aseguran.
Los beneficios son diferentes en las distintas partes de la planta. Las semillas tienen alto contenido en lípidos, superando las expectativas nutricionales comerciales, con una composición elevada de ácidos grasos, lo que ofrece beneficios para la salud gracias a la presencia de los ácidos omega 6 y omega 9, aseguran estas investigadoras. La infusión de las hojas, en cambio, tiene más propiedades antimicrobianas y responde bien ante patógenos como el Staphylococcus aureus y Candida albicans.
La investigación fue financiada por la Deputación de Ourense, mediante la convocatoria de ayudas a grupos de investigación del campus de Ourense Inou. Y sus dos protagonistas están de acuerdo en que es necesario seguir adelante con la misma. «Estos hallazgos abren nuevas líneas de investigación, en las que será preciso ahondar», afirman. Lo que está claro es que esta planta tiene muchas más propiedades de las esperadas. Y que su cultivo podría ser una oportunidad de negocio para los agricultores gallegos.