Del girasol a la mostaza, estas plantas son grandes agentes de biorremediación del suelo

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AGRICULTURA

ALVITE

La descontaminación de la tierra es fundamental para lograr los objetivos de la Estrategia para la Biodiversidad de la UE y hay muchas especies vegetales que ayudan a hacerlo al ser hiperacumuladores de metales pesados

14 jun 2024 . Actualizado a las 09:40 h.

Cerca de la mitad del PIB mundial está ligado a la naturaleza. Pero más allá de eso la pérdida de la biodiversidad supone una gran amenaza para la supervivencia de la humanidad. La UE lo sabe y, pese a los cambios en la política agraria común (PAC) aprobados el mes pasado para responder a las demandas de ganaderos y agricultores de toda Europa, han suavizado la implementación de algunas de las medidas verdes de la PAC, no se ha perdido el objetivo de restaurar la naturaleza y recuperar las tierras y los bosques que marca la Estrategia para la Biodiversidad de la UE. Lo que está en el debate es el ritmo al que se van a poner en marcha las directrices para lograrlo. La recuperación de los suelos, por tanto, es un punto de partida importante para lograr esta restauración. La prueba es que la rotación de cultivos con especies mejorantes aparece en varios de los ecorregímenes (medidas respetuosas con el medio ambiente por cuya puesta en práctica voluntaria los agricultores y ganaderos reciben un incentivo de la PAC)  relacionados con la agricultura del carbono y la agroecología. 

La restauración es fundamental sobre todo en zonas donde la actividad industrial cercana, la minería o el uso de fertilizantes o pesticidas químicos durante años han provocado un alto nivel de contaminación con metales pesados que, una vez liberados al suelo, pueden afectar negativamente a la calidad del terreno, lo que supone una amenaza para la salud del ser humano, pero también para la biodiversidad.

Y precisamente la propia naturaleza puede tener algunas de las claves para poder recuperar esos suelos. El biólogo Daniel Pardo, presidente de la Asociación A Casa do Río,  describe, por ejemplo, el trabajo que realizan plantas como los girasoles en la absorción de metales pesados. Pero hay muchas más. 

«La planta de girasol es un hiperacumulador de metales como el plomo, el zinc o el cadmio. Puede absorber grandes cantidades del suelo. En A Coruña, por ejemplo, hemos llevado a cabo una experiencia en la que plantamos semillas de girasol para crear plántulas que luego plantaremos en jardines para eliminar contaminantes en una zona de huertos urbanos cercana a los edificios», explica Pardo. Pero también da la receta de cómo preparar esas plántulas: «Hay que mezclar un 60% de tierra para plántulas; un 20% de vermiculita y un 20% de humus de lombriz. Todo se junta en macetas de plántulas o vasos de yogur reutilizados».

No solo el girasol realiza esta función. La calabaza no se queda atrás: «Puede absorber contaminantes como DDT y PCB, pero hay casos donde se ha usado para la fitoextracción (los metales extraídos se acumulan en tallos u hojas) de petróleo crudo». Tampoco lo hace la planta de la mostaza, que al igual que el girasol es capaz de absorber más de un metal pesado. Desde el cadmio al plomo o también el cobre en grandes cantidades.

El vetiver, que ancestralmente fue usado para separar campos o canales de riego, es otro hiperacumulador capaz de captar más de 10.000 miligramos por kilo de materia seca como arsénico, cadmio, cobre, plomo, mercurio, níquel, selenio y zinc.

Una planta muy popular cuando se habla de fitorremediación es la crotalaria, capaz de absorber grandes cantidades de plomo, cadmio y cromo. Algunas especies de senecio, como el senecio vulgaris, también pueden recoger zinc, níquel y cobre, mientras que la acedera recoge muy bien los metales pesados al tiempo que es una buena fuente de vitamina C o de hierro. 

Pero también las leguminosas como el altramuz son perfectas para la biorremediación de suelos. Además es una planta muy nutritiva para la alimentación del ganado. 

Pero hay árboles como el álamo o el sauce que no se quedan atrás como agentes biorremediadores. Todo es cuestión de observar y ver cómo la naturaleza ayuda. 

De hecho, en el 2016 Galicia lideró una iniciativa para descontaminar suelos con plantas. Financiada con fondos europeos estaba coordinada por el grupo de Microbiología del Instituto de Investigaciones Agrobiológicas de Galicia (CSIC), en colaboración con la Universidade de Santiago, y donde estaban socios de España, Francia y Portugal. La coordinadora del proyecto, la investigadora del CSIC Petra Kidd, había dicho entonces que «no utilizamos técnicas de remediación basadas en la ingeniería civil, aprovechamos la capacidad natural de las plantas de crecer en ambientes hostiles y de asociarse con otros microorganismos».