Etiquetas y cajas que se elaboran a base de los sarmientos del viñedo

AGRICULTURA

Matarromera, Pago de Carraovejas y Ence participan en un proyecto de investigación que busca dar valor a estos residuos
08 sep 2023 . Actualizado a las 18:09 h.Esta etiqueta ha sido elaborada con los sarmientos extraídos tras la poda del viñedo. De eso podrán presumir las bodegas Matarromera y Pago de Carraovejas una vez que termine el proyecto de investigación Vinebox, en el que están trabando de la mano de Ence- Energía y Celulosa. La iniciativa busca dar soluciones sostenibles para valorizar los restos de la poda, que hasta ahora están considerados un residuo, y poder reutilizarlos siguiendo los principios de la economía circular.
Para desarrollar esta investigación se ha puesto en marcha un consorcio, cuyo principal objetivo es dinamizar en el sector vitícola una gestión de recogida y acopio de las podas del sarmiento de la vid para producir con ellos pulpa de celulosa renovable. Posteriormente, se validará mediante demostradores en papel y cartón. La idea final es que el papel producido mediante este sistema pueda emplearse en la fabricación de cartón que, a su vez, se utilizará para la elaboración de cajas en las que comercializar el vino y para el diseño de novedosas etiquetas cuyo origen será 100 % renovable.
«Para nosotros la sostenibilidad es más que un compromiso: es nuestro día a día, es un tramo del camino del que nos queda mucho por recorrer», asegura Pedro Ruiz, director de Alma Carraovejas. «Es posible cerrar el ciclo aprovechando este material procedente de sarmientos en las etiquetas de vino y cajas de embalaje que empleamos en las bodegas», añade Eva Navascués, directora de I+D de la misma bodega. Tiene claro que este proyecto «demostrará que evitar la quema de sarmientos no solo redunda en la protección ambiental, sin que permite la sostenibilidad en sentido amplio, también la social y la económica», afirma
Prohibición de quemas
Porque Vinebox quiere también ofrecer una solución sostenible para que el sector pueda cumplir las exigencias de la nueva ley de residuos y suelos contaminados, que no permite la quema de residuos agrarios generados en el entorno agrario. «Ante todo somos viticultores y agricultores, y todo lo que hacemos en nuestras bodegas para ser más sostenibles es por obligación para con la tierra, es nuestro deber cuidarla y transmitir nuestro mejor legado a las siguientes generaciones», afirma Carlos Moro, presidente y fundador de Bodega Matarromera. Añade, también, que hasta hace solo unos años creíamos que los recursos naturales eran ilimitados. «Las empresas tenemos no solo la responsabilidad moral de contrarrestar el impacto que nuestra actividad genera en el entorno, sino también de apostar por formas de producción más equilibradas, mas sostenibles, más responsables y más eficientes, y este proyecto es un ejemplo de ello», insiste.
No es esta la primera vez que la bodega apuesta por etiquetas elaboradas a partir de residuos. «Granza fue la primera marca agroalimentaria española en utilizar etiquetas con papel elaborado a partir de residuos de uva reemplazando el anterior 15 % de pulpa virgen. Ahora los resultados son más amplios, pues el proyecto permite integrar los sarmientos en la producción de celulosa Naturcell, para generar etiquetas y cajas de cartón», explica Sonia Villanueva, directora de I+D+i de Matarromera.
Ence es la tercera pata de este proyecto y la primera empresa de su sector en disponer de una declaración ambiental de producto para su celulosa. Esta alianza «demuestra una vez más el papel protagonista de Ence en el impulso de la bioeconomía circular, no solo en su proceso productivo, sino también, buscando sinergias con otros sector, como el vitivinícola, para innovar y buscar nuevas formas de contribuir al desarrollo sostenible», asegura Antonio Casa, director de Desarrollo de Negocio de Celulosa de Ence.
Vinebox está cofinanciado por la Unión Europea y por el Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (CDTI). Cuenta con un presupuesto de 879.539 euros y un tiempo de ejecución de 30 meses. También participan en él, como entidades subcontratadas, el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA-CSIC), el Instituto Tecnológico del Embalaje, Transporte y Logística (Itene) y la empresa Athisa, que aporta soluciones para el servicio de recogida de los residuos de la poda.