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De cómo la almendra puede ayudar a frenar la desertificación

Maruxa Alfonso Laya
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AGRICULTURA

MORELL | EFE

La nueva PAC incluye una línea de ayudas para promocionar el cultivo de los frutos secos en nuestro país que es compatible con la destinada a la producción en ecológico

23 jun 2023 . Actualizado a las 09:41 h.

Existen cultivos que tienen mucho más interés que el mero rédito económico que puedan obtener los agricultores. Especies que son las únicas capaces de subsistir en entornos de condiciones meteorológicas extremas y que contribuyen a que estos no se conviertan en verdaderos desiertos, donde sería imposible cultivar nada. Esto pasa en España con los frutos secos, que tienen una rentabilidad muy limitada. Es por eso que la nueva Política Agraria Común (PAC) prevé una ayuda asociada para estos productores que, además, no es incompatible con las que se prevén para la agricultura ecológica. La combinación de ambas no solo ayudará a que este cultivo sea más rentable, sino que también permitirá cumplir los objetivos medioambientales que persigue la PAC.

Según el último informe de la asociación Ecovalia, la producción de frutos secos en ecológico fue una de las que más creció durante el pasado año, cerca de un 16 %. De hecho, en España hay actualmente 196.941 hectáreas, siendo el tercer cultivo en ecológico que más superficie ocupa, solo por detrás del olivar y los cereales. En este sentido, hay que destacar que las ayudas a la producción ecológica previstas por la PAC para este tipo de cultivos son imprescindibles, pues además de ayudarles a cumplir con las exigencias de sostenibilidad les ofrecen a estos productores una manera de diferenciar su producto y valorizarlo en un mercado internacional de alta competitividad.

No hay que olvidarse que la producción de frutos secos en España se enfrentan a numerosas dificultades, empezando por la rentabilidad limitada de estas explotaciones, que está por debajo de la media del resto de sectores agrarios, según un informe elaborado por el Ministerio de Agricultura. Este documento sostiene que España es el principal productor de frutos secos de Europa. El problema es que, mientras una parte de este sector es cada vez más productivo y competitivo, sigue existiendo un modelo productivo con limitaciones naturales, muy atomizado y que se desarrollar en áreas con riesgo de desertificación, donde estos cultivos mediterráneos adaptados a las duras condiciones del medio, son los únicos posibles.

Se trata de modelos productivos en pendiente superior al 10 % o de aquellos con pendientes inferiores pero que presentan una pluviometría anual media en los últimos diez años menor a los 300 milímetros, es decir, con condiciones agroclimáticas extremas. Esto afecta a la producción, siendo los costes más elevados que en otras zonas y limitando sus rendimientos. A mayores, todos estos problemas provocan que exista un alto riesgo de abandono de la actividad, en unos espacios donde el mantenimiento del cultivo es clave para evitar el avance del desierto y el mantenimiento de la población en el medio rural.

Es por ello que España ha puesto en marcha una línea de ayudas acopladas, que persigue apoyar un modelo productivo que, si bien por sus condicionantes naturales tienen limitada su rentabilidad, con esta ayuda lograría resultados positivos que facilitasen una mayor especialización y una mejora de la competitividad en los mercados, permitiendo a los agricultores vivir de esta actividad agraria sin tener que completar su renta con otras. 

No hay que olvidarse de que los frutos secos españoles tienen que competir con el primer productor mundial. que es Estados Unidos. El modelo productivo de este país es muy competitivo, con producciones en regadío, recolección mecanizada y rendimientos muy elevados. España, en cambio, tiene un modelo de producción más sostenible y resiliente, basado en un cultivo adaptado al clima mediterráneo, donde la producción de secano supone un mayor porcentaje, aunque ello implica que los rendimientos son menores y más variables, lo que dificulta su competitividad en los mercados internacionales.

Las ayudas acopladas a la producción de frutos secos, de las que se pueden beneficiar el almendro, el avellano y el algarrobo, suponen una nueva oportunidad para ayudar a que los productores de este sector sean más rentables y no apuesten por abandonar una actividad que tiene claros beneficios para el medio ambiente. Dos objetivos que se verán reforzados si, además, la producción se realiza en ecológico. Porque, entonces, no solo podrán obtener más respaldo de los programas de la PAC, sino que también estarán cuidando del entorno y convirtiéndose en un producto que llegará a los mercados con un mayor valor añadido y en mejores condiciones para competir con la producción estadounidense.