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¿Cuál es el impacto económico, social y ambiental de la PAC?

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AGRICULTURA

Óscar Cela

Blindar la producción de alimentos, asentar población y mejorar el estado de los suelos son algunas de las consecuencias de la inyección de fondos de la política agraria común en el medio rural

16 jun 2023 . Actualizado a las 07:39 h.

No hay que vivir del campo, ni tampoco vivir en el campo, para ser un beneficiario indirecto de la política agraria común (PAC). No hay que hacerlo porque cualquier ciudadano lo es. ¿Por qué? Porque esta política europea que promueve una especie de asociación entre agricultura y sociedad es la que garantiza desde su creación, en 1962, la producción de alimentos. Su papel es fundamental en la sostenibilidad de un sector como el agroganadero en el que sus trabajadores, según los datos que maneja la propia UE, obtienen un nivel de ingresos en torno a un 40% inferior al de trabajadores de otros sectores. Por no hablar de que la agricultura depende del clima y de las condiciones meteorológicas que afectan a distintos territorios.

Para compensar económicamente esos desajustes, la política agraria común (PAC) ayuda a la renta de los agricultores con distintos tipos de ayudas, repartidas en base a los más diversos criterios. Cada uno de ellos tiene el objetivo de avanzar hacia manejos más respetuosos con el medio ambiente y que produzcan alimentos de calidad capaces de garantizar la soberanía alimentaria. Como ejemplo, hay que recordar que España recibirá 47.724 millones de euros de la PAC entre el 2023 y 2027. De ahí que sea los agricultores y ganaderos españoles sean los terceros más beneficiados de toda la UE por detrás de Francia y Alemania.

El impacto económico en las zonas rurales de esa lluvia de millones está claro. El abono de pagos directos (primer pilar de la PAC)  garantiza la estabilidad de ingresos de los empresarios o trabajadores del sector agroganadero. Estas subvenciones tienen  a su vez un impacto sobre el medioambiente dado que esas ayudas a la renta también remuneran, a través de los ecorregímenes, a los agricultores o ganaderos por realizar manejos respetuosos con el medio ambiente o por prestar servicios públicos que los mercados no acostumbran a compensar. Por ejemplo, el cuidado de la campo frente a incendios.

Los propios agricultores comentaban en un  estudio de apoyo a la evaluación del impacto de la PAC en el desarrollo territorial de las zonas rurales en el 2021 que de no ser por la PAC las tasas de pobreza y declive en las zonas rurales sería mucho más elevado que el actual. 

En este sentido, los encuestados hablaban de la importancia de programas como Leader, que estaría incluído dentro de las ayudas del segundo pilar, las medidas enfocadas al desarrollo rural. Estas subvenciones tratan de compensar a los agricultores por las dificultades añadidas derivadas de vivir o ejercer su actividad en determinados territorios. Estas ayudas suelen ser cofinanciadas por el Estado miembro o las comunidades autónomas con el objetivo de superar los obstáculos que puedan derivarse de estar en esa zona.

Lo que queda claro en ese trabajo es que la PAC ayuda a las zonas rurales remotas, «aunque la financiación resulta insuficiente para resolver el problema de declive a largo plazo de estas áreas porque se dirige en gran medida al sector agrícola, mientras que la inversión en infraestructuras o servicios es necesario».

La inyección económica que reciben agricultores o ganaderos frena el cierre de explotaciones, asentando población en el rural. De hecho, uno de los grandes retos es el relevo generacional en el campo. De ahí que la PAC también pone el foco en las ayudas para incorporar jóvenes o mujeres a la actividad agraria. 

Con los ecorregímenes, una de las novedades de la nueva PAC, la UE pretende avanzar aumentar el impacto de esta política europea sobre el cuidado del medioambiente. Prácticas como la rotación de cultivos ayudan, por ejemplo, a la restauración de suelos o el mantenimiento de franjas de vegetación autóctona entre cultivos también apoya la conservación de la biodiversidad. El Estudio de apoyo a la evaluación sobre el impacto de la PAC en la gestión sostenible del suelo, publicado por la Comisión Europea, indica que es precisamente la política europea la que impulsa el fomento de la agricultura ecológica y, de ahí, el menor uso de productos fitosanitarios. Por no decir que la PAC ha permitido cambios a la rgo plazo en las prácticas agrícolas al promover la implementación de cultivos intermedios, de cobertura o fijadores de nitrógeno. En este sentido, la PAC también promueve la digitalización del campo para hacer más eficientes las prácticas agrarias. Las nuevas tecnologías, apoyadas por la política agraria común, son fundamentales para mejorar la sostenibilidad económica, social, medioambiental y cultural en todo el campo.