Patrocinado porPatrocinado por

Los grandes inversores del vino que aterrizan en Galicia pasan de largo por Ribeira Sacra

Luis Díaz
luis díaz MONFORTE / LA VOZ

AGRICULTURA

Viñedos en bancales aptos para la mecanización en la ribera del Miño en A Míllara.
Viñedos en bancales aptos para la mecanización en la ribera del Miño en A Míllara. ROI FERNÁNDEZ

Nadie quiere empezar de cero y son pocas las bodegas con imagen de marca por las que se deciden a pujar empresas foráneas

24 mar 2023 . Actualizado a las 09:25 h.

Hace veinte años, en pleno despegue de la denominación de origen, un grupo de empresarios puso sus miras en Ribeira Sacra para un proyecto de enoturismo similar al que luego saldría adelante en A Míllara. Necesitaban viñas y una aldea deshabitada que rehabilitar. La ribera de Vilachá de Salvadur y el pueblo abandonado de O Fuluxento, en los límites de los municipios de Quiroga y A Pobra do Brollón, le parecieron un buen escenario. Adquirir la aldea, embargada por un banco a su primer comprador, no era un problema. Reunir un mínimo de viñedo en esa ladera del Sil se convirtió en un obstáculo insalvable.

Aquellos inversores buscaban quince hectáreas de viñedo para poner a andar su proyecto. A ellos les parecía un objetivo asumible, pero en el contexto productivo de Ribeira Sacra esa superficie es todo un mundo. Más todavía si lo que se busca es concentrarlas en una sola pieza. La dispersión de la propiedad, unida a los condicionantes orográficos, parece pesar más que el potencial turístico y enológico de estas zona a la hora de atraer grandes inversiones.

Ribeira Sacra está, al menos por ahora, al margen del desembarco en Galicia de los grandes grupos españoles del vino. Una entrada que se inició hace tiempo en Rías Baixas por el gancho del albariño, y que se ha ido extendiendo a Ribeiro y Valdeorras en los últimos años a rebufo de la demanda de blancos. «Penso que acabarán chegando a máis zonas de Galicia, aínda que nós temos o condicionante da dificultade para xuntar viñedo e a falta de man de obra», dice Pedro Rodríguez de Adega Guímaro.

Zonas donde plantar viña con condiciones óptimas sobran en Ribeira Sacra. Hay miles de hectáreas en bancales abandonadas en toda la denominación, de Carballedo a Os Peares, pasando por O Saviñao e incluso Sober. Pero empezar de cero es algo que no suele interesar a las grandes empresas del sector.

«No se trata de ganar dinero nada más llegar, pero tampoco van a esperar veinte años para que las cepas que plantaron estén en condiciones de empezar a dar los vinos de gama media-alta que necesitarían para rentabilizar la inversión», apunta una de las fuentes consultadas.

Poder vender caro

Más que a emprender nuevos proyectos, los movimientos en Ribeira Sacra apuntan al interés de algunos inversores por comprar bodegas con marcas de prestigio y una superficie relevante de viñedo propio. Mejor aún si tiene bastante uva blanca o variedades tintas de cultivo tradicional (merenzao, brancellao, caíño, sousón) con las que elaborar vinos singulares que se puedan vender a mayor precio.

«As inversións —subraya Pedro Rodríguez— fanse habitualmente onde se pode reunir unha mínima superficie de viñedo. Unha adega que non a teña non vale nada».

Según una reciente investigación sobre modelos productivos en las denominaciones de origen, en la que se emplearon datos del Ministerio de Agricultura, Ribeira Sacra y Ribeiro son las reservas del minifundio en el mapa vitícola español. En ambos territorios, la dimensión media de los viñedos no llega a la media hectárea, Dos bodegas de Ribeiro, sin embargo, fueron adquiridas recientemente por firmas de la Ribera del Duero.

El minifundismo y la orografía quizás no sean los únicos condicionantes para los inversores en el escenario de la viticultura heroica. La gama de precios en la que se mueven determinados vinos también influye en el aterrizaje de los grandes grupos. Franjas medias-altas permitirían obtener beneficios a más corto plazo en una zona donde los grandes volúmenes están descartados. Entre las contadas bodegas de Ribeira Sacra cuyo catálogo se ajusta a ese perfil, varias confiesan haber recibido algún recado sobre su disponibilidad con vistas a una hipotética venta.

Productores de prestigio de Rioja y Ribera del Duero dejaron caer su interés por si alguna de estas bodegas punteras se pusiese a tiro. Nadie quiere hablar abiertamente de estos movimientos, que señalan además al proyecto de Adegas do Castro en Pantón. La presencia mayoritaria de variedades blancas en sus más de cien hectáreas de viñedo llamó la atención de un importante grupo riojano con presencia en Rías Baixas.

«Aquí nadie va a venir a plantar. Las empresas que pueden hacerlo querrán bodegas en marcha con viñas propias y una marca afianzada. Sobran edificaciones históricas y sitios chulos para explotar el enoturismo como una vía de negocio complementaria al vino. El problema es disponer de viñedo», opina Fernando González, de Adega Algueira.

El danés Martin Damm, en uno de los viñdos que adquirió para su proyecto en Amandi
El danés Martin Damm, en uno de los viñdos que adquirió para su proyecto en Amandi

De Estados Unidos, Dinamarca o Argentina

El potencial de los vinos de Ribeira Sacra atrajo a gentes del mundo del vino procedentes de otros países en los últimos años. Es el caso del enólogo argentino Mauricio Lorca, que adquirió bodega en Amandi, o el estadounidense Paul Hobbs, asociado en un proyecto en Quiroga. El distribuidor danés Martin Damm también compró viñas y bodega en la subzona de Amandi.

Otros, como la firma riojana Valdelana, incorporaron a su catálogo vinos de Ribeira Sacra que les elaboran productores de esta zona. Raúl Pérez, uno de los enólogos españoles más prestigiosos, recurrió a esta fórmula hasta que se decidió a comprar bodega propia en Quiroga.

¿Beneficia a la zona la ausencia de proyectos a gran escala? Primitivo Lareu, bodeguero de Chantada, contesta con un «depende». «Sempre existe o risco —explica— de que eses desembarcos distorsionen o mercado, pero é a tendencia. Véndense adegas e hai quen as compra, tan sinxelo como iso. Aínda que Ribeira Sacra teña un ha realidade diferente, hai tanto potencial como noutro sitio. No Douro, a viticultura extrema non impide que haxa grandes grupos».