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«The New York Times» se fija en la bodega familiar más antigua de Galicia

Maruxa Alfonso Laya
M. Alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

AGRICULTURA

Pazo la Cuesta, la bodega familiar más antigua de Galicia, protagoniza un reportaje en el «The New York Times»
Pazo la Cuesta, la bodega familiar más antigua de Galicia, protagoniza un reportaje en el «The New York Times» Cedida

El periódico dedica un amplio reportaje a Pazo de la Cuesta y a la rehabilitación que sus propietarios, la 14 generación de la misma familia, está realizando de este inmueble que ha recuperado también su actividad vitivinícola

04 mar 2023 . Actualizado a las 18:55 h.

Corría el año 1608 cuando el capitán Don Álvaro de Losada y Somoza heredó de su abuelo la casa grande de La Cuesta, una finca ubicada en el municipio de Ribas de Sil en la que había también una ermita, las bodegas, la huerta, jardines y un viñedo. Así al menos lo acredita un documento descubierto por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que consideran que esta es la bodega familiar más antigua de Galicia, cuenta Guillermo Hermo, actual gerente de esta propiedad. Catorce generaciones después del capitán, la finca sigue en la familia, en manos de Manuel Bellod Álvarez de Lorenzana, quien se ha propuesto recuperar y poner en valor este espacio, tanto en lo que se refiere al patrimonio como a su actividad vitícola. Su historia es tan especial que ha despertado el interés de The New York Times, la prestigiosa publicación americana que dedica un amplio reportaje a narrar la nueva vida que aspira a vivir este histórico entorno.

«En España, un hogar familiar se rehabilita con un principio: no hacer daño». Con este titular resume el conocido periódico el proyecto que Manuel Bellod Álvarez de Lorenzana tiene para el pazo La Cuesta. Porque esa es su idea, devolverle a este espacio todo el esplendor de antaño, con un profundo respeto por su historia y por su tradición. «Hace dos años que nos mostraron su interés por hacer un reportaje sobre el pazo, pero le pedimos que lo aplazaran porque estábamos en pleno momento de restauración», cuenta Hermo. El periódico supo de la existencia de la bodega gallega porque su nuevo propietario reside de forma habitual en la ciudad de los rascacielos. «Lo pospusimos hasta la vendimia del 2022, cuando vino todo el equipo, pero nunca supimos la dimensión que le iban a dar. Al final nos han dedicado un reportaje magnífico», añade Hermo.    

En la publicación, se cuenta la historia de esta magnífica propiedad, que Bellod, «un pianista clásico que se retiró de la banca de inversión en el 2015», heredó de su padre en 1998. Durante las siguientes dos décadas la dejó intacta y, en el 2015, decidió comenzar el proceso de restauración y volver a abrir la bodega. Cuenta el propietario en este articulo, que su intención no era modernizar la estética de la casa, sino personalizarla, con el objetivo de «devolverle a la casa lo que era hace 150 años. No creo que tenga derecho a cambiarlo», asegura.  

Habla también la publicación de Galicia, que «representa lo que a menudo se conoce como la España verde: una región verde y montañosa en la parte superior de la Península Ibérica». Y de cómo la decoración de sus casas solariegas «por el contrario, suele ser predominantemente marrón, llena de pesadas reproducciones de madera y cuero al estilo de la edad de oro del siglo XVII del país», añade. Cuando Bellod tomó posesión, muchas de las habitaciones tenían el mismo aspecto que en el siglo XIX, cuando sus tatarabuelos reconstruyeron la vivienda, «y la vistió con el estilo ornamentado asociado con la reina Isabel II, plagada de escándalos, para quien Bellod dice que su abuelo fue abogado», añade el texto. 

El resto de la publicación es un recorrido por los trabajos de restauración que Bellod y su pareja Hamilton South, un ejecutivo del conglomerado Standard Industries de la ciudad de Nueva York, realizaron en la vivienda y de todas las joyas que esta conserva en su interior. Cuenta que la casa tiene más de dos mil metros cuadrados y alrededor de 50 habitaciones, algunas de las cuales son conocidas como las del obispo, por albergar en su día a clérigos visitantes. 

La bodega más antigua de Galicia vuelve a funcionar

Pazo de la Cuesta presume de ser la bodega familiar más antigua de Galicia y de que sus vinos vivieron épocas de esplendor cuando Manuel Batanero Montenegro tomó las riendas del negocio, allá por el siglo XIX. De hecho, conserva una colección histórica de vinos del pazo que van desde el año 1874 a 1934. Ahora, Bellod ha querido también retomar esta parte de la historia de la finca y, el pasado año, se presentaron los primeros vinos elaborados con las uvas que se producen en esta finca. Acaba, además, de finalizar la restauración de la bodega, que abrirá sus puertas el próximo mes de junio para acoger un ambicioso proyecto de enoturismo.

Cuentan en Pazo de la Cuesta que de sus cepas nació el primer vino etiquetado en el norte de España. Chateau La Côte, Vino Higiénico de mesa añejo del Castillo y Granja de la Cuesta, Vino tostado Añejo del Palacio y Granja de la Cuesta e incluso una sidra son solo algunos de los nombres comerciales que se guardan en la colección histórica de esta finca. Sus creaciones de estilo Borgoña recibieron reconocimientos y premios nacionales e internacionales. 

«La bodega dejó de elaborar vinos hace cuarenta años, pero es una bodega familiar e histórica y la más antigua de Galicia», asegura Hermo. Bellod decidió en el 2016 recuperar esta actividad y, el pasado año, presentaron ya sus primeros vinos. Todos se elaboran con las 14 hectáreas de viñedo que hay en la propiedad, entre las que se encuentran dos hectáreas de cepas prefiloxéricas. Están plantadas de variedades autóctonas y de garnacha, «cuyas cepas son tan antiguas que también se pueden considerar autóctonas», añade Hermo. 

Los primeros vinos ya están en el mercado. Hay dos blancos, un godello y un varietal de albariño, godello y treixadura, y otros dos tintos, un mencía y un brancellao, que Hermo estaba ayer presentando en Londres. También se está preparando un garnacha de cepas bicentenarias, además de otras elaboraciones igual de especiales. «Queremos intentar ir a la línea de vinos de Manuel Batanero, que consiguió numerosos premios nacionales e internacionales en el siglo XIX», añade. 

La otra pata de este proyecto es el enoturismo. Acaba de finalizar la rehabilitación de la vieja bodega y la idea es que esta pueda abrir sus puertas durante la primera quincena de junio. Aquí, como en el resto de la propiedad, se ha tratado de conservar toda su historia y esencia. De hecho, está previsto que en su interior se conserven los vinos de guarda y que el resto de elementos sean musealizados. Porque para elaborar los vinos se ha creado un espacio en la antigua cochera dotado con todos los avances tecnológicos que precisa una bodega de hoy en día.