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Investigadores a la caza del mejor maíz y de las mejores verduras

Maruxa Alfonso Laya
M. Alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

AGRICULTURA

Basilio Bello

El CSIC logra más de dos millones de euros para financiar en Galicia 13 proyectos de investigación, cuatro de ellos relacionados con la agricultura

16 feb 2023 . Actualizado a las 20:24 h.

¿Cómo se puede producir mejor y con más calidad reduciendo la cantidad de fitosanitarios? Esta es una pregunta a la que solo los investigadores parecen poder responder. Porque su labor se ha vuelto imprescindible en los últimos tiempos para lograr una agricultura más eficiente y sostenible que, además, sea capaz de combatir el cambio climático. En Galicia, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CISC), acaba de conseguir más de dos millones de euros del plan estatal Generación del Conocimiento para poner en marcha hasta trece nuevos proyectos de investigación. De ellos, cuatro están relacionados con el mundo de la agricultura, concretamente, con el cultivo de las brásicas (repollo, berza, nabiza y grelo), del maíz y con la viticultura.

Todas estas investigaciones se están ahora iniciando y la previsión es que estén finalizadas en el 2026. La mayoría de las que están relacionadas con el mundo de la agricultura se llevarán a cabo en la Misión Biológica de Pontevedra, un centro que ya cuenta con mucha experiencia en este tipo de trabajos y donde operan los grupos de Genética, Mejora y Bioquímica de Brásicas, el de Genética y Mejora del Maíz y el de Bioquímica y Fisiología de Cultivos.

Elena Cartea y Pilar Soengas son las investigadoras principales del primero de estos grupos, que estudiará durante los próximos años las implicaciones en la mejora genética y defensa frente a estreses de las brásicas. El proyecto está financiado con 266.000 euros y es una propuesta multidisciplinar que aúna a investigadoras de tres centros, la misión biológica de Pontevedra, el IAS de Córdoba y el ICA en Madrid, así como a las universidades de Santiago de Compostela y Córdoba. Su objetivo es profundizar en los mecanismos de resistencia que pueden existir en la relación planta-insecto y planta-patógeno, con el fin de obtener variedades más resistentes de brásicas como la berza, el repollo, la nabiza o el grelo. También se busca obtener variedades mejoradas, por rendimiento, estrés a los bióticos y calidad; y conseguir nuevos alimentos y productos elaborados a base de extractos derivados de estas verduras para incluirlos en el mercado. En este sentido, se evaluará el efecto anticancerígeno de compuestos como los isotiocianatos frente a las líneas celulares de cáncer y de mama.

El maíz será el protagonista de otros dos proyectos de investigación. El primero de ellos estudiará la mejora genética de la resistencia y mecanismos de defensa frente a estreses bióticos y está financiado con 160.000 euros. Sus investigadoras principales son Rosa Ana Malvar y Ana María Butrón, que intentarán avanzar en la búsqueda de soluciones a tres de las principales enfermedades que afectan al maíz en las condiciones de cultivo de Galicia: los taladros, la contaminación del grano con fumonisinas y el ataque de la principal plaga de almacén. Con ello se busca generar conocimientos básicos que ayuden en el desarrollo de variedades con mayor resistencia y tolerancia a estos estreses, ya sea por sí mismas o por interacciones con microorganismos beneficiosos.

El grupo de Bioquímica y Fisiología de Cultivos lidera el proyecto para aclarar las relaciones entre composición bioquímica y resistencia a estreses bióticos en diferentes escenarios climáticos. En este caso, se invertirán 100.000 euros en explorar el papel de la pared celular en la resistencia a estreses bióticos del cultivo de maíz, diseñando nuevos programas de selección que plantean modificaciones en su contenido y composición. Los investigadores Rogelio Santiago y Carlos Souto testarán, de forma novedosa, el efecto de la falta de agua sobre estos mecanismos de resistencia en un contexto de cambio climático. También se prestará especial atención al esclarecimiento de las posibles interacciones positivas o negativas entre componentes de la pared celular y aprovechamientos alternativos del cultivo del maíz, evaluando en este caso interferencias en el ensilado y la alimentación de ganado vacuno y el potencial en producción mediante la evaluación de la sacarificación. Por último, se prevén implementar nuevas tecnologías de fenotipado y monitorización de plagas mediante drones como nueva herramienta dentro de un sistema integrado de control de plagas.

El cuarto de los proyectos que ha logrado financiación en esta convocatoria es el del grupo Biosistemas e Ingeniería de Bioprocesos, que dirige la investigadora Eva Balsa. En este caso se invertirán 120.000 euros para proporcionar nuevas herramientas a la industria del vino para diseñar procesos sostenibles en la obtención de vinos de mayor calidad y, simultáneamente, ampliar el conocimiento sobre las bases genéticas de las propiedades metabólicas de las levaduras.