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Carlos Moro: «O Ribeiro es una zona ideal para hacer vinos muy especiales»

Maruxa Alfonso Laya
M. Alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

AGRICULTURA

Santi M. Amil

Este bodeguero, que también elabora en Ribera del Duero, Rueda, Cigales, Toro y La Rioja, es un enamorado de esta denominación y de la treixadura

14 nov 2022 . Actualizado a las 14:16 h.

Carlos Moro ha decidido tomar el testigo del proyecto que en su día puso en marcha el cineasta José Luis Cuerda en O Ribeiro. Porque para este bodeguero, que elabora vinos en otras cinco denominaciones de origen españolas, lo que prima es la calidad. Y está convencido de que O Ribeiro y la variedad de uva treixadura son el tándem perfecto para elaborar uno de los mejores vinos blancos de España.

—¿Desde cuando tiene claro que iba a invertir en Galicia? Porque los suyos son proyectos a largo plazo.

—En donde estamos es para estar toda la vida, no es cuento de un día. Somos gente de viñedo y nos gusta partir de la vid y de la tierra para hacer nuestros vinos de calidad. Eso no se puede hacer al azar. Eso significa tener un conocimiento a fondo del viñedo, de las características de la zona, de la tierra... Nuestra visión es así. Y empezamos a pensar en Galicia cuando ya teníamos claro nuestro liderazgo en Castilla y León, con las bodegas de Ribera del Duero, Toro, Rueda y Cigales, e íbamos a dar el salto a La Rioja. Para mí, el motivo de venir es que la uva blanca de calidad de España estaba en Galicia. En el 2017 empezamos a tener contacto con un bodeguero, pero no era el momento porque estábamos llegando a Rioja, que hemos tardado cuatro o cinco años en tener la bodega y el viñedo como nos gusta. Estábamos en plena inversión y era prematuro, pero me quité el gusanillo haciendo mi propio vino de finca, a mi manera, aprovechando la amistad que tenía con ese bodeguero. Buscamos un pago concreto e hicimos un vino Carlos Moro en el 2017.

—Y después decidió dar el salto y comprar su propia bodega.

—En el 2019 se planteó la salida del bodeguero y decidimos comprar Casal da Vide, en Castrelo do Miño. Es una zona muy interesante en la que estamos elaborando vino desde el año 2020. Siempre nos están ofreciendo bodegas para elaborar vino en muchos sitios, pero yo quiero hacer solo lo que pueda hacer bien. Luego surgió una cosa muy concreta, que es la bodega Sanclodio, en Leiro. La fuimos a ver y nos enamoramos del paraje, por algo le llaman la ladera de oro. Me parecía preciosa. Después profundizamos en el proyecto y vimos que lo que hacían allí era extraordinario y que tenían un equipo de profesionales muy buenos. Y por parte de las herederas de José Luis Cuerda querían asegurar el proyecto, no solo era venderlo, querían que perdurara la esencia que tenía ese hombre y darle continuidad, y eso encajaba muy bien con la filosofía de Carlos Moro.

—Habla de que vino a Galicia buscando uvas blancas de calidad ¿es esa la referencia que existe en España sobre esta región?

—España es muy diversa y variada. Nosotros tenemos en Rueda un verdejo que ha sido considerado como el mejor vino blanco de España, Pero Galicia tiene una peculiaridad, que son las variedades de uva que tiene, que dan la posibilidad de hacer vinos diferentes. Tiene varias denominaciones de origen muy internacionales, pero para mí, sin duda, la más interesante es O Ribeiro. Históricamente ha sido la más importante. Ya en el siglo XVIII hay referencias a que se llevaban vinos al nuevo mundo. Además, tiene el elenco de variedades de todas las denominaciones gallegas. Es la tierra de una propia, la treixadura, que es fantástica, pero también de la albariño y la godello, entre otras. Como un pintor, tienes todos los colores para pintar tu cuadro. Es una zona menos atlántica y más alta, preservada de los excesos de humedad. A mi modo de ver es ideal para hacer vinos muy especiales, de calidad. Y eso es lo que venimos a hacer.

—¿Por qué O Ribeiro? En Galicia hay otras cuatro denominaciones de origen.

—Yo creo que Rías Baixas está en un momento de éxito, por ejemplo, pero yo quería significar y resaltar algo que está igual menos significado, que es la treixadura y O Ribeiro, quizás porque ha habido menos visión comercial. Pero lo cierto es que desde hace veinte años hay una serie de bodegueros que están apostando por unas nuevas condiciones para O Ribeiro y por recuperar esas antiguas variedades de uva. Nuestro Carlos Moro Viña Tenencia es un vino que encanta, lo hemos comprobado en varias jornadas que hemos hecho en diferentes zonas de España. Y Sanclodio, que tiene una producción muy pequeña es cierto, está vendido allá donde vayas. Creemos que es un fenómeno que ha surgido en los últimos años y creemos que va a continuar. Creemos que hay que expandir esto, pero hay que hacerlo creciendo de forma sostenible y con calidad.

—Vamos, que tienen intención de seguir comprando viñedos en esta zona.

—Sí, sin duda. Nuestra idea es seguir creciendo, pero al ritmo que nos marque la demanda. Nosotros no producimos cantidad ni competimos por precio, nosotros buscamos productos de calidad. Por eso crecemos poco a poco y, en esa línea, a medida que vayamos pudiendo, iremos creciendo. Ahora mismo tenemos dos bodegas que son casi boutique. En Casal da Vide renovamos toda la bodega y los equipos para hacerla más sostenible, aplicando conceptos que ya tenemos en otras bodegas y que nos permiten seguir produciendo con calidad. En Sanclodio tenemos pendiente la rehabilitación. Pero ya hemos adquirido cuatro o cinco parcelitas más. Y seguiremos comprando, pero paso a paso y siempre con planteamientos de calidad.

—Usted se confiesa un fan de la variedad treixadura.

—Sí, porque me parece que es la uva que mejor se adapta, al igual que hace el tempranillo en el Ebro. Tiene estructura y tiene fuerza y va muy bien si se la adoba con la sal y la pimienta adecuadas, es decir, con la acidez que le aportan la godello y la albariño. Pero yo creo que la treixadura es la que tiene más vida, la más larga y la que más capacidad tiene de evolucionar en botella.

—Estamos en plena vendimia ¿cómo le ha ido en sus bodegas gallegas?

—Arrancamos el pasado lunes la vendimia, con todo el equipo y daba gusto ver el ambiente, jóvenes y mayores compartiendo, con ilusión y alegría, me recordó a mi niñez. Hemos ido con cirugía fina en esta vendimia, primero la godello, después la albariña y ahora la treixadura. Podíamos haber empezado antes, para tener más seguridad con las condiciones meteorológicas, pero hemos decidido arriesgar para llegar al punto máximo de extracción. La lluvia que cayó, además, le ha dado más jugosidad a la uva, le ha venido bien.