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La rata topo se multiplica por la montaña de Lugo y deja sin pastos ni forraje a los ganaderos

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA PEDRAFITA / LA VOZLUGO / LA VOZ

AGRICULTURA

Daños en una finca de Pedrafita, donde la rata topo levanta la tierra y deja sin hierba a las vacas
Daños en una finca de Pedrafita, donde la rata topo levanta la tierra y deja sin hierba a las vacas CEDIDA

La sequía empeoró sus consecuencias, con unas 2.000 hectáreas afectadas y pérdidas de más de un millón de euros

17 sep 2022 . Actualizado a las 10:24 h.

Los ganaderos de la montaña de Lugo están viviendo una situación «intratable». Algunos hace más de un mes que tienen que recurrir a comprar forraje porque la rata topo, unida a la sequía, dejó sin hierba a sus prados. Ya son más de 2.000 las hectáreas arrasadas desde hace al menos tres años y no hay ni una sola medida que haya sido efectiva. Las previsiones no son positivas: el animal ya destroza también zonas bajas.

En el 2019, como informa Unións Agrarias, se realizó el primer recuento de las hectáreas arrasadas por la rata topo. «Se volveran facelo verían que en tres anos se multiplicou e pasou a cinco concellos máis, a montaña está destrozada», asegura Iván Raposo. La zona cero está en las parroquias de Fonfría, Alto do Hospital, Padornelo o Louzarela, las aldeas altas de Pedrafita do Cebreiro. La mayoría de los prados son ya tierra. La rata topo come la hierba de los pastizales bajo tierra, por lo que destroza el alimento del ganado. No es la primera vez que los ganaderos de la montaña lucense se enfrentan a esta plaga, ya que sufrieron otra en el 2007.

Sin embargo, esta vez los destrozos del animal se juntan a la sequía: «Hai quen tivo que comprar forraxe hai un mes e medio porque xa non ten reservas e non hai herba», asegura Jose Núñez, ganadero de Liñares que tiene cachenas ubicadas en Louzarela. El mal estado del terreno hace que quienes tienen su ganado en extensivo tengan que cambiar a los animales de finca casi cada día: «Non teñen para comer». Por eso la única opción para muchos ya es comprar todo el forraje para su ganado. «Hay quien intenta resistir en los prados que son casi todo tierra, pero para que estén bien alimentados nosotros ya decidimos comprar», explica otra ganadera, Érika. Los que todavía no están en esta situación es porque conservan acopio. Esto supone un gran aumento del gasto para los ganaderos mientras soportan pérdidas millonarias por culpa de la rata topo, como calcularon en varias ocasiones en Unións Agrarias. Recientemente, el sindicato volvió a solicitar ayudas económicas para los afectados.

Al lado del río

La rata topo es una especie autóctona que afecta a las zonas altas de montaña. Por eso comenzaron los daños en Pedrafita y después se extendieron a Triacastela, sobre todo en las parroquias de Vilar, Lamas o Queixadoiro, y también a Samos, Folgoso do Courel, Navia de Suarna o As Nogais. Lo que más preocupa ahora a los ganaderos es que el animal cada vez actúa en zonas más bajas. De hecho Louzarela, en Pedrafita, al lado del regueiro do Val de Abredo, es una de las zonas más afectadas. Por eso, cada vez está más cerca de llegar al concello de Sarria.

Un patrulla a prueba y error

Después de los daños, lo más grave de la plaga de rata topo es que no tiene aún ninguna solución. La Xunta de Galicia subvenciona una patrulla de operarios desde hace tres años para ir probando medidas en el terreno. Una de las propuestas fue el reparto entre los ganaderos de trampas, que consisten en un cilindro con una guillotina que acaba con las ratas, pero son insuficientes para la población que hay. También se empleó un rulo fabricado por la Xunta con tacos que penetran en la tierra como si fueran las patas de las vacas, lo que incomoda a las ratas pero no acaba con ellas.

Actualmente, esta patrulla está realizando un censo de la plaga e intentando encontrar algún producto que pueda emplearse, ya que en el 2007 se utilizó el Ratibrom pero tuvo que prohibirse porque mataba a otras especies. «Nalgúns sitios desapareceron por completo e noutros multiplicáronse de xeito incontrolable, ao final imos ter que esperar e deixar que acaben solas con elas mesmas», denuncian los ganaderos.