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¿A qué saben los albariños del mundo?

Maruxa Alfonso Laya
M. Alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

AGRICULTURA

MONICA IRAGO

Aunque la variedad de uva sea la misma, no tiene el mismo aroma el vino elaborado en California, que en Portugal

22 jul 2022 . Actualizado a las 09:35 h.

Si de algo puede presumir Rías Baixas es de haber hecho famosa una variedad de uva autóctona de Galicia, la albariña, en todo el mundo. Porque hace ya tiempo que esta se cultiva en buena parte de España, en Portugal y en países tan lejanos como Uruguay o Sudáfrica. Pero un vino es más que una variedad, es el terreno, el paisaje, el clima y hasta el método de elaboración. Y eso quedó muy claro en la Enoviaxe por los albariños del mundo que se celebró en Bodegas Martín Códax.

«Si pedís un albariño pueden poneros un vino de las cinco denominaciones de origen gallegas, de Portugal o incluso de Sudáfrica», explicó Javier Paadín, sumiller de la bodega y encargado de dirigir la cata. Porque «ni todos los albariños son Rías Baixas ni todos los Rías Baixas son albariño», añadió. Su recorrido por los albariños del mundo comenzó en casa, con el Martín Códax Arosa, un vino de parcela elaborado con uva que se cultiva a orillas del mar. «Este vino nos permite ver todo el paisaje dentro de una copa», aseguró. La uva se cultiva en un clima atlántico, con temperaturas suaves y mucha lluvia. Y crece cerca del mar. «Es un vino que tiene una salinidad muy acusada, muy refrescante», añadió.

Un poco más al sur, en el país vecino, también cultivan albariño en la región de los Vinhos Verdes. «Es un clima atlántico, pero más cálido, con lo que cabría esperar vinos con menos acidez y con aromas de fruta más madura», relató Paadín. Y todas esas características aparecieron en la copa de Soalheiro, un albariño del 2020, «que es más maduro, más intenso con aromas que recuerdan a fruta de hueso», afirmó. Diferencias sutiles «porque aunque no es el mismo clima, sí es el mismo suelo».

En la lejana Sudáfrica

De la bodega Newton Johnson era el siguiente albariño, elaborado en la región de Western Cape, en Sudáfrica. «Sigue teniendo influencia atlántica, porque está cerca del mar, pero el clima es más caluroso, lo que hace que la uva genere una capa de piel muy gruesa», aseguró Paadín. También influye la altitud y la forma de elaboración, «pues este vino fermenta en huevos de hormigón y fudres de madera usada, lo que le aportará mineralidad», relató. En este caso, la presencia de la madera apenas se percibía, pero sí el recuerdo a mineral que le otorgó el hormigón, aunque la principal diferencia con los vinos gallegos era una menor acidez. «En nariz tiene aromas más minerales y florales, más vegetales», aseguró el sumiller.

Marimar State es una bodega de California que intentó hacer albariño en Sonoma, una zona de suelos arcillosos en la que fue incapaz de cultivar la uva por la altitud y el clima. Posteriormente, se trasladó a Russian Valley, donde tiene sus plantaciones. «Es un albariño más plano, sobre todo para nosotros que estamos acostumbrados a los vinos con acidez», afirmó Paadín. Pero es que en Estados Unidos gustan más las elaboraciones «en las que la acidez no despunta tanto». La cata terminó en Uruguay, en bodegas Bouzas, al sur de Montevideo. Allí tienen unas temperaturas más extremas, de mucho calor, y elaboran un vino en fudres de maderas viejas y nuevas. «En esta elaboración, la madera se impone por encima de la variedad», concluyó Paadín.

Y con esto dejó claro que albariños puede haber muchos, Rías Baixas solo en Galicia.