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Las altas temperaturas empiezan a dejar huella en la cosecha agrícola

Maruxa Alfonso Laya
Maruxa Alfonso REDACCIÓN

AGRICULTURA

Lechugas cultivadas por la cooperativa Horsal que han sufrido las consecuencias de la ola de calor
Lechugas cultivadas por la cooperativa Horsal que han sufrido las consecuencias de la ola de calor cedida

Pimientos, tomates, lechugas y patatas sufren las consecuencias del calor

18 jul 2022 . Actualizado a las 18:43 h.

No solo las personas sufrimos las consecuencias de las altas temperaturas. La ola de calor que esta semana azotó la comunidad se está dejando sentir también en el campo, entre cultivos que a estas alturas deberían estar en plena producción. Es el caso de la huerta, donde los agricultores se están encontrando con tomates, pimientos y lechugas que se han quemado por el sol. O de los campos de A Limia, donde a pesar de no cesar de regar, las plantas de la próxima cosecha de patatas lucen marchitas. También en el viñedo ha dejado su huella este golpe de calor que está complicando, y mucho, el verano a los agricultores.

«Houbo consecuencias en case que todos os cultivos que temos, en invernadoiro e ao aire libre», asegura Pablo Condo, técnico de la principal cooperativa de huerta de Galicia, Horsal. Varios días seguidos con más de cuarenta grados y noches en que las temperaturas no bajan de 28 o 29 grados, han hecho mella en casi todas las plantas, sean de lechugas, tomates o pimientos. Pero ¿qué les sucede a las plantas cuando se enfrentan a todo este calor? «Deixan de facer a fotosíntese e, en lugar de producir enerxía, empezan a consumila. Se a iso lle sumamos que as temperaturas non baixan pola noite, xera unha deshidratación terrible», relata.

Condo explica que, a mayores del calor, en la provincia de Pontevedra se registró estos días una alta radiación solar. «Temos unha radiación de doce iso para Galicia, que normalmente ten seis, sete ou oito, é moito. Queima todo», insiste. Para combatir esta situación, los agricultores llevan días trabajando duro. «Mantense o rego constante e nos invernadoiros bótaselle cal ou outros produtos refletantes da luz por enriba, quedan coma se estiveran pintados ou opacos», afirma.

Pero ni siquiera estas medidas han evitado que los cultivos se vean afectados. Incluso en invernaderos completamente encalados se han detectado frutos dañados. Además, el calor extremo tiene otras consecuencias. «Nos tomates, por exemplo, cambia a coloración, xa non son vermellos, teñen máis amarelos e laranxas», asegura. Lo peor es que este calor ha pillado a la huerta gallega en plena temporada de producción, con los invernaderos y las huertas llenas de cultivos. «Ninguén recorda isto así, de varios días de máis de 40 grados e noites de 28», sostiene. Por si esto fuera poco, el jueves por la tarde llegó el granizo, «co que o que non estaba estropeado, quedou danado agora, sobre todo, nos cultivos ao aire libre».

Costes de producción

El problema es que estas temperaturas extremas tendrán consecuencias sobre la cosecha incluso cuando se hayan acabado. «Vai haber unha perda de produción pero, sobre todo, vai haber un aumento dos custes de produción. Porque a planta queda moi debilitada e agora haberá que empezar a tratar contra enfermidades e pragas que veñan atacalas», explica. A pesar de todo, Condo se muestra optimista y confía en que, si la ola de calor comienza a remitir, los agricultores puedan recuperar entre el 20 y el 25 % de todo lo que han perdido.

Donde también están muy pendientes del calor es en la comarca de A Limia, en Ourense. Allí tienen plantada la futura cosecha de patata, que también está sufriendo con las altas temperaturas. «A agria é unha variedade que leva moi mal o calor», asegura Amador Díaz, de Patatas Ama. Eso provoca que de las plantas broten menos piezas y que estas, además, sean de menor peso. Así que los agricultores se pasan las noches regando, «que é cando a auga se evapora menos», añade Eloy Manso, otro agricultor de la zona. Aún así, reconoce que las plantas estás mustias en las horas centrales del día y teme que este episodio afecte a la calidad y cantidad de su producción final.

El viñedo: de los racimos quemados al estrés hídrico que afecta a las plantas jóvenes

Lo primero que hay que tener claro es que el viñedo, «é unha planta de secano e aguanta ben o calor», cuenta Alberto Barral, director técnico de Condes de Albarei. Por eso las consecuencias que la ola de calor está teniendo sobre esta planta son limitadas. Aún así, se han registrado casos de racimos quemados, sobre todo, en aquellas zonas en las que se realizó un deshojado excesivo. También empiezan a detectarse síntomas de estrés hídrico en las vides más jóvenes y en aquellas situadas en terrenos más arenosos.

Barral sostiene que este elevado calor le ha venido bien a la planta para frenar la aparición del mildiu, un hongo que este año trae de cabeza a los viticultores en Rías Baixas. «Mal non veu porque nas últimas semanas empezaran a aparecer síntomas de mildeu e con temperaturas superiores aos 30 graos este non se reproduce», afirma. Aún así, es consciente de que las últimas lluvias caídas durante la tarde del jueves y las nieblas que se detectaron a principios de esta semana, son condiciones favorables para la propagación de esta enfermedad. Por eso en la Estación Fitopatolóxica de Areeiro aconsejan a los viticultores mantener la guardia y renovar los tratamientos utilizando productos fungicidas de acción penetrante.

En este centro, los técnicos también detectaron parcelas en las que el deshojado no se realizó de forma correcta y donde los racimos más expuestos empiezan a manifestar golpes de sol. También observaron más plantas con la sintomatología típica de las enfermedades de la madera y otras con síntomas de estrés hídrico, sobre todo, las situadas en terrenos más arenosos.