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El enólogo que rompe los tabúes del vino y los límites de la aldea

Rosa Estévez
rosa estévez VALGA / LA VOZ

AGRICULTURA

MONICA IRAGO

Manuel Gil hace caldos a medida: ecológicos, sin alcohol, en botella de tapa de rosca, en lata... El límite está, siempre, en la calidad

31 jul 2022 . Actualizado a las 21:01 h.

Vivimos en una época en la que el relato parece importar más que los hechos. En la que las palabras se vacían de contenido y se rellenan con cualquier cosa con tal de que encajen en un discurso bonito. Por eso, la conversación con Manuel Gil es refrescante: le sobra sinceridad, le falta impostura. Manuel nació en Valga, se formó como enólogo y trabajó —y sigue trabajando— con bodegas de toda la Península. Fue a través de ellas como descubrió que el mercado del vino demandaba una serie de productos nuevos: productos que se salen del canon y que muchas empresas no estaban dispuestas a contemplar: vinos sin alcohol, vinos en lata, vinos en botellas con tapa de rosca... «Non querían facelos, nalgúns casos terían que montar outra bodega... Eu pensei, por que non facelos eu? E ao decidirme, tamén decidín vir para Valga, basicamente porque eu son de aquí» y porque es en este rincón del Baixo Ulla donde su familia disponía de terrenos, dice Manuel. Así nació Producto de Aldea, una empresa que lleva operando desde el 2005 y que durante la pandemia se ha dotado de unas nuevas instalaciones que destacan en el paisaje rural del lugar de Campaña, donde está ubicada: una nave moderna, negra, y sobre cuya fachada se reproducen los símbolos de la Pedra da Serpe, el petroglifo más famoso de Valga.

Producto de Aldea compra uva y elabora sus caldos en distintos puntos de la Península, gracias a una extensa red de colaboradores que Manuel ha ido tejiendo. Aún así, cada año hace 125.000 kilómetros con su coche para comprobar que todo está como debe estar allí donde su negocio ha puesto una pica. En estos momentos, su empresa trabaja con vinos como el verdejo, el moscatel, el tempranillo y un coupage cabernet.

Usa esas variedades porque, puestos a elaborar vinos sin alcohol, es importante saber que no todos los caldos valen para hacer un 0,0 con la calidad garantizada. «A un viño, se lle quitas o alcol, estaslle quitando o que lle dá a estrutura. Pero iso non quere dicir que non se poida facer un bo viño sen alcol, só que leva máis traballo. Iso é algo que viron claro no ámbito das cervexas hai tempo, pero que no do viño parece que costa máis, é máis complicado», dice Manuel. Él apuesta por la calidad: sus productos, sean vinos de rotación, de gama media o de alta gama, siempre deben estar entre los mejores del mercado.

Entre otras razones, porque el público al que se dirigen no es un público fácil. Tal y como calculó Manuel, los vinos de Producto de Aldea se comercializan, prácticamente en su totalidad, fuera de España. En Europa, Rusia solía ser un buen cliente, hasta que la guerra ha cerrado esa puerta. Pero siguen reclamando Producto de Aldea las repúblicas bálticas, Holanda, Suecia, Noruega, Finlandia, Alemania, Francia, Inglaterra... Asia, con países como China, Japón, Malasia, suponen ya el 30 % de los mercados de la empresa radicada en Valga. Y ahora están desembarcando en Estados Unidos, Canadá y México. Cada mercado tiene sus peculiaridades, y Manuel Gil parece dispuesto a adaptarse a ellas. En la Europa nórdica, por ejemplo, el respeto por el medio ambiente es un valor que cuenta a la hora de hacer la compra, así que triunfan los vinos ecológicos y con tapón de rosca, algo que por aquí sigue siendo anatema. «E hoxe en día hai no mercado tapóns de rosca que deixan respirar o viño mellor que algúns corchos», sentencia Manuel. Si poner a una botella de vino un tapón de rosca rompe esquemas, ¿qué decir de vender vino en latas? Aquí sorprende, pero hay países donde no tienen los mismos corsés sobre esta cuestión, y donde la lata se convierte en la medida ideal para disfrutar de un vino en casa. 

MONICA IRAGO

Y muchos pimientos

A tan solo unos metros de la bodega de Producto de Aldea y de la plantación de albariño ecológica que empieza a crecer allí, hay un invernadero. En él, Manuel ha retomado una plantación de pimientos de Padrón que, si la burocracia no lo impide, pronto estará certificada con la DOP, además de como plantación ecológica. En el invernadero en el que crecen estos bocados con sabor a Galicia, las plagas se controlan con plantas, y la temperatura y la luz se miden para intentar que el grueso de la producción pueda llegar al mercado nacional antes del verano.