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La guerra de Ucrania resucita el proteccionismo alimentario

Maruxa Alfonso Laya
m. alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

AGRICULTURA

KHALED ELFIQI | EFE

Varios países restringen sus exportaciones para garantizarse el suministro

09 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace solo unas semanas, la India anunciaba el cierre de sus exportaciones de trigo y la consecuencia más inmediata fue que el precio de esta materia prima se incrementó un 10 % en los mercados internacionales. El problema es que esas mismas políticas restrictivas con las ventas en el exterior de alimentos las están aplicando otros muchos países desde que comenzó la guerra de Ucrania, con el fin de tratar de garantizar sus suministros internos. Y eso podría tener graves consecuencias, sobre todo, para las zonas más desfavorecidas del planeta. Este nuevo nacionalismo alimentario no resulta del agrado de la Unión Europea, que recuerda que medidas similares se aplicaron en la crisis del 2008, con consecuencias desastrosas. Entonces se produjo una crisis alimentaria en el mundo al registrarse un aumento desmedido en el precio de los alimentos, entre otras causas por la subida del precio del petróleo. Afectó a más de una treintena de estados, más de la mitad de ellos, africanos, generando inestabilidad política y disturbios sociales.

Según recogen diversos medios internacionales, desde que comenzó la guerra de Ucrania, Malasia ha prohibido las exportaciones de pollo, mientras que Indonesia ha puesto coto a las de aceite de palma y Kazajistán ha diseñado cuotas para las de trigo y harina. No son los únicos. Cuenta el Banco Mundial que, en los últimos meses, el número de países que han impuesto restricciones a las exportaciones alimentarias ha aumentado un 25 %, elevando el número total a 35. Esto significa que actualmente hay 53 nuevas regulaciones que afectan al comercio de alimentos, 31 de ellas restringen el flujo de exportaciones y nueve ponen freno a la exportación de trigo.

Todas estas medidas llevaron a la Comisión Europea a emitir una comunicación a finales de marzo en la que aseguraba abogar «firmemente por evitar las restricciones y prohibiciones a la exportación de alimentos», en palabras de Miriam García Ferrer, portavoz de Mercados y Agricultura de la Comisión Europea. Porque está demostrado, que esas medidas proteccionistas «desestabilizan los mercados y conducen a aumentos de precios, lo que a su vez afecta a la seguridad alimentaria de los países importadores netos de alimentos.

«Actualmente, todos os países están a levar un seguimento das súas producións e bloquean en canto ven problemas», explica Higinio Mougán, gerente de la Asociación Galega de Cooperativas Agroalimentarias (Agaca). Explica que la India, por ejemplo, es un exportador muy importante para sus países vecinos y que su decisión puede provocar una crisis alimentaria grave en Sri Lanka o Pakistán. Y es que el principal problema de este nacionalismo alimentario son las consecuencias que puede tener en los países más necesitados, que se verán abocados a hambrunas. Es por eso que la UE hizo también un llamamiento para evitar las restricciones a la exportación en las compras humanitarias por parte del Programa Mundial de Alimentos

El mercado mundial agrícola

«El funcionamiento de los mercados, dentro del mercado interior de la UE pero también a nivel mundial, será fundamental para que los suministros puedan llegar a quienes los necesitan», insiste García Ferrer, quien recuerda que la Comisión pidió a todos sus socios que no restrinjan el comercio mundial de productos e insumos agrícolas.

En el mismo sentido se pronunció el ministro español de Agricultura, Luis Planas, quien reclamó a Europa que haga todos los esfuerzos necesarios y tome medidas concretas para evitar la aplicación de medidas unilaterales de prohibición de exportaciones de alimentos e inputs para la agricultura.

Mougán considera que será el próximo informe USDA, que publica mensualmente el departamento de Agricultura de Estados Unidos y que recoge las estimaciones de demanda y oferta de grano a nivel mundial, el que determine las políticas que van a aplicar los países a partir de ahora con respecto a sus exportaciones alimentarias. «Parece que a Unión Europea vai poñer entre dez e doce millóns de toneladas de cereais máis nos mercados en agosto e setembro e tamén se agarda unha produción forte en países de Sudamérica, coma Brasil. Tamén haberá que ver se Ucraína é capaz de sacar o seu cereal dalgún xeito ou se o de Rusia pode chegar aos mercados», añade Mougán. Si las perspectivas son positivas es posible que los países comiencen a revertir esas políticas de restricción a las exportaciones de alimentos y que los precios de los cereales, por lo menos, se estabilicen.