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Día Mundial del Agua: El regadío se apoya en la tecnología para mejorar la gestión del agua

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AGRICULTURA

cedida

La política agraria común contribuye a la digitalización del campo para lograr una mejor gestión de este recurso

22 mar 2022 . Actualizado a las 13:37 h.

El agua es un bien esencial que hay que proteger. Los agricultores lo saben. Sin agua no hay vida. Aunque un exceso de agua también puede acabar con una cosecha. Una buena gestión de este bien fundamental a la hora de cultivar alimentos es uno de los retos que hoy Día Mundial del Agua es necesario recordar. Por eso hay que hablar de la digitalización y de la modernización de los regadíos para hacer un uso mucho más optimizado de este recurso. En la zona de A Limia, la única de Galicia donde se realiza este modelo de agricultura, hay previstos unos 16 millones de euros de fondos del plan de recuperación, transformación y resiliencia para su mejora. 

Pero a la tecnologización de zonas de regadío contribuyen también los fondos de la política agraria común (PAC) que tienen por objetivo producir alimentos de un modo más eficiente y respetuoso con el medio ambiente. De hecho, un regadío eficiente mejora la diversificación de las cosechas, además de reducir los costes de producción. Todo en línea también con la agricultura de precisión o tecnologías que permiten, por ejemplo, conocer cuánta agua precisa cada cultivo en cada momento. Algo parecido a lo que ocurre a la hora de aplicar fertilizantes. 

 Aunque la superficie regada en España no supone un porcentaje muy alto de la superficie agraria útil (SAU), según los datos del Ministerio de Agricultura, «contribuye en algo más de 50% a la producción final vegetal, en un 2,4 % al Producto Interior Bruto (PIB) del país y emplea a un 4 % de su población ocupada». Pero además permite el acceso a productos de huerta de calidad y que están al alcance de todos los hogares.

Su contrapartida es que alto volumen de agua que precisan territorios de producción hortícola donde el agua es escasa. Sobre todo en épocas de sequía, un fenómeno que cada vez se repite más en algunas áreas de la Península. De ahí la importancia de usar tecnologías capaces de optimizar el riego. Desde la página web del Ministerio de Agricultura, por ejemplo, hablan del Sistema de Información Agróclimática para el Regadío (SIAR), que ofrece «información sobre las demandas hídricas de los cultivos bajo riego y en consecuencia para la optimización en el uso de recursos hídricos».

Otras actuaciones enfocadas a la mejora medioambietal de estas áreas pasan por evitar filtraciones o escorrentías que puedan contaminar las aguas subterráneas o los cauces superficiales; evitar la sobre explotación de los acuíferos; mantener la fertilidad de los suelos de regadío evitando su degradación; recuperar acuíferos o humedales; actuar contra la desertificación, o la preservación de la biodiversidad o las zonas donde habitan aves o plantas propias de los ecosistemas de regadío. 

Para ello pueden habilitarse zonas dedicadas a mantener esa flora y fauna autóctona entre los cultivos, una de las prácticas que también primarían los ecoesquemas de la PAC.