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Inés Santé, directora del Agader: «El sacho no lo domino»

AGRICULTURA

ANA GARCÍA

La ingeniera, alma de la nueva Ley de Tierras, admite que es una teórica y cree que hay una oportunidad para acabar con el minifundismo

03 sep 2021 . Actualizado a las 18:08 h.

En los pasillos de la Consellería de Medio Rural hay un mapa de Galicia gigantesco que ocupa una pared entera, con un enorme nivel de detalle. Ningún documento como ese para apreciar el despiporre de fincas en que se divide este país. A Inés Santé (Ferrol, 1976) le han pedido que lo ordene. Y en eso está. Llega a la entrevista con un elegante vestido negro y un aire tímido del que le cuesta desprenderse.

-En la Wikipedia pone que es usted inventora.

-No soy inventora. Lo de la Wikipedia fue un regalo de mi marido, pero eso de inventora no me gusta. Lo puso porque tengo unas patentes de software.

-Es una entrada impresionante. Si es un regalo, se entiende mejor.

-Creo que tengo que cambiarla, je, je.

-Ha cambiado la Universidad por la gestión.

-Sí, este puesto me ha dado la oportunidad de poner en práctica lo que llevaba estudiando muchos años. Yo hice mi tesis sobre planificación del suelo rural, que fue lo que el conselleiro me ofreció hacer aquí. No podía rechazarlo.

-Esa labor no parece fácil.

-No. Es muy complicado. A menudo decimos que Galicia es como un laboratorio para cualquier tema de gestión del territorio: lo que funcione aquí, funcionará en cualquier otro lado. Tenemos un relieve muy complejo, once millones de parcelas rústicas, 16 millones de recintos de usos.

-Tocamos a seis parcelas por cabeza.

-Dos tercios de los gallegos tenemos parcelas rústicas. Otra complejidad.

-Usted también tiene, claro.

-Sí, heredadas de mis padres. Algunas no sé ni donde están; en zonas donde ni hay parcelario catastral.

-Ese es el drama. Hay una generación de propietarios que ignora en gran parte dónde están sus propiedades.

-El conselleiro dice que estamos en los últimos años para reaccionar antes de que todo eso se abandone. Siempre hubo un apego a la tierra, pero hay una nueva generación en la que eso está cambiando. La nueva ley de tierras está orientada a evitar que esto siga así y poder hacer algo con esas tierras. La gente ahora está dispuesta a arrendar o vender con tal de ver que vuelven a generar riqueza y economía.

-Vamos camino de dejar de ser minifundistas.

-Bueno; va a costar trabajo, pero creo que estos cambios sociales y normativos nos darán las herramientas para poder luchar contra ese problema y poder poner a producir ese recurso tan valioso y que tenemos tan infrautilizado.

-Para muchos, cunde la idea de que las tierras no valen nada.

-Todas las tierras son valiosas. Hay que dedicar cada zona del territorio al uso ideal para ella. Y eso tiene que repercutir en los propietarios.

-Para poner en producción esas tierras tiene que haber alguien allí para trabajarlas. Y el flujo parece el contrario.

-A nosotros, lo que nos llega es que hay demanda. Pedimos proyectos que necesitaran tierra y hemos recibido más de 1.500 que demandan alrededor de 21.000 hectáreas geolocalizadas. En general, la petición de tierras es de más de 230.000 hectáreas. Sí que existe esa iniciativa.

-El que va a salir perdiendo es el jabalí, al que le faltará hábitat.

-Esperemos que sea otro efecto beneficioso de poner las tierras en producción.

-¿Qué tal con el sacho?

-Tengo que reconocer que no lo domino. Mi práctica es limitada. Yo soy una teórica. Más allá del jardín... Y ni siquiera tengo mucho tiempo para eso.

-Los que tienen un huerto dicen que es adictivo.

-Tengo poca experiencia. ¿Cuenta recoger castañas? De pequeña iba y me encantaba. Ahora lo hago con los castaños de mi suegro. Y con las cerezas.

-Si tuviera que explotar esas tierras que tiene, ¿a qué las dedicaría?

-Yo las arrendaría a explotaciones de la zona, pero si me pregunta por una idea con futuro, yo lo veo en todo lo orientado a actividades ecológicas y a la ganadería extensiva.

Edgardo

-Usted es una técnica en la Administración. ¿No le tienta la política?

-Uy, no. Me da mucho respeto. Este puesto sí demanda algo de perfil político, pero no es lo mío.

-¿Docencia o investigación?

-Echo más de menos la investigación. Me gusta mucho.

-¿Celta o Dépor?

-Del Deportivo un poco, aunque soy una seguidora del Real Madrid. Pero desde que tengo hijos ya no puedo ver el fútbol.

-¿Cuántos tiene?

-Tres.

-¿Dificultades de conciliación?

-Malabarismos.

-Hay quien dice que el rural no será atractivo en tanto no haya oportunidades de ocio para las mujeres.

-Yo creo que es igual para hombres y mujeres. Lo que cuenta es que haya oportunidades.

-Defínase en pocas palabras.

-Trabajadora, tímida y por aquí dicen que soy un poco cabezota. Y creo que soy sincera.

-¿Y cómo explicaría Galicia?

-Es diferente y complicada. Tenemos una diversidad muy grande, que también es algo distintivo.

-¿Como aprovecha su tiempo libre?

-Con mi familia. En vacaciones aproveché para leer algún libro que no sea de trabajo. O ir de compras. Gracias a Dios tengo una hija a la que le gusta acompañarme.

-¿Deporte?

-Me gustaría, pero no tengo tiempo. Durante el confinamiento me acostumbré a hacerlo en casa, pero al empezar este trabajo, lo abandoné.

-¿Qué tal duerme?

-Bien. Todo lo que me dejan en casa.

-¿Cocina?

-Poco. No me gusta, me estresa mucho.

-¿Diría que es una persona espiritual?

-No, muy poco. Soy muy ingeniera.

-Dígame una canción.

-Alguna del álbum Autobiografía de Duncan Dhu.

-¿Qué es lo más importante en la vida?

-La familia es lo primero.