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Los inspectores regresan a los viñedos de las cinco denominaciones de origen

Somos Agro REDACCIÓN

AGRICULTURA

JOSE PARDO

La Xunta activa por tercer año consecutivo el Plan de Control de Vendimia para garantizar la calidad de los caldos gallegos

25 ago 2021 . Actualizado a las 14:15 h.

Los técnicos comenzaron a prepararlo todo el 20 de julio y ya el 1 de agosto los 12 inspectores que trabajan, por tercer año consecutivo, en el Plan de Control de Vendimia en las cinco denominaciones de origen gallegas se pusieron las botas para pisar campo y realizar los primeros controles sobre el terreno. Ahora continúan en ello, «haciendo revisiones de campo para hacer una estimación de la cosecha», explica Nuria Fortes, la técnica que coordina el operativo puesto en marcha con la colaboración de los consellos reguladores por la Axencia Galega de Calidade Alimentaria (Agacal) , entidad dependiente de la Consellería de Medio Rural, y que cuenta con un presupuesto de 200.000 euros. Porque esas no son las únicas revisiones que se están realizando. Habrá otras en bodegas, en el transporte de mosto, a la hora de realizar las cargas y descargas, en los centros de acopio, los puestos de compra-venta de uva que pueda haber en el ámbito geográfico de actuación. Y harán inspecciones en horario diurno y nocturno. Los controles se extremarán una vez iniciada la vendimia, prevista para mediados de septiembre en la mayor parte de las denominaciones de origen,  también habrá una inspección de aforos postvendimia. El objetivo, como apunta Nuria Fortes, es que cada denominación use la uva que produce cada territorio y, de ese modo, garantizar la calidad de los caldos gallegos.

De hecho será justo cuando está llevándose a cabo la vendimia cuando se verificarán las entradas de uva en las bodegas, además de comprobar su procedencia y la producción máxima que exigen los pliegos de condiciones de cada una de las denominaciones de origen.

El operativo, que cumple este año su tercera edición, ya ha tenido consecuencias después de los controles que se realizaron en el 2019 y también el año pasado. En ese último ejercicio se revisaron 4.170 parcelas propiedad de 454 viticultores de las diferentes denominaciones de origen. «Lo que encontramos otros años fue errores catastrales o viñedos que estaban abandonados. Eso ha facilitado a las denominaciones de origen la actualización de sus censos porque tomando los datos que les pasamos como base han podido hacer una purga», apunta la técnica. De hecho, al acabar los controles este año volverán a realizarse informes técnicos o comparativas para continuar colaborando con cada consejo regulador.

Y también ha observado otra cosa: «Los viticultores, cada año que pasa, cada vez hacen las cosas mejor». Para que estén todas las uvas que tienen que estar, pero no las que no deben de hacerlo.