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Ataques de oídio y black rot dan otro tijeretazo a la cosecha de uva

Luis Díaz
luis díaz MONFORTE / LA VOZ

AGRICULTURA

Racimo afectado por el oídio o «cinsa» en una viña de Doade, en una foto de archivo
Racimo afectado por el oídio o «cinsa» en una viña de Doade, en una foto de archivo ALBERTO LÓPEZ

Las nieblas y unas temperaturas bajas para esta época traen en jaque al viñedo

14 jul 2021 . Actualizado a las 09:59 h.

Muchas nubes, nieblas de mañana y temperaturas anómalamente bajas para esta época del año. Después de las intensas lluvias de finales de junio, es la tormenta perfecta para hacer del viñedo un vivero de hongos en un verano atípico como pocos. Los ataques de oídio -enfermedad conocida popularmente como cinsa- y black rot -podredumbre negra de la vid- traen de cabeza en las últimas semanas a los viticultores de la Ribeira Sacra. Los daños en los racimos son por ahora limitados, pero los técnicos aconsejan no bajar la guardia para evitar que se generalicen. La efectividad de los tratamientos fitosanitarios, según indican, será completa cuando el tiempo sea el que corresponde al mes de julio.

La disparidad de la incidencia de los ataques de hongos resulta llamativa. Hay parcelas sanas al lado de otras dañadas, y dentro de un mismo viñedo se aprecian cepas afectadas y otras intactas. No conviene descuidar, en todo caso, los plazos en la aplicación de fitosanitarios. Un par de días de diferencia pueden suponer la pérdida de muchos kilos de uva. «Temos todas as viñas ben salvo unha na que, se había que tratar un martes, fixémolo un xoves», explica Pedro Rodríguez, de Adega Guímaro. La merma de la producción ronda el 10% donde se cumplió estrictamente el calendario de tratamientos. En la otra, por el contrario, se perdió más de la mitad de la cosecha.

«É un ano complicado, deses nos que hai que estar moi enriba da viña», dice el presidente del consejo regulador, José Manuel Rodríguez. Según su criterio, de momento los daños «non son substanciais» en el conjunto de la denominación de origen. Rodríguez sostiene que las lluvias y las bajas temperaturas en el inicio del verano son «un problema engadido» para una cosecha de entrada muy abundante y que arrancó «fóra de tempo». «Hai que estar moi atentos a erradicar o oídio porque é o que pode causar problemas despois de que pinten os acios», añade.

Cambio de color

El pintado o cambio de color inmuniza teóricamente a la uva en la etapa final de la maduración frente a ataques de hongos como el mildiu, cuya incidencia preocupaba especialmente tras las tormentas de junio. En una de ellas, que descargó en forma de granizo, se perdió la práctica totalidad de la cosecha en la ribera chantadina de San Fiz. Desde entonces, sin embargo, la mayor afectación en las viñas fue de oídio y black rot. Este último hongo, según los técnicos consultados, está calcinando racimos sin que se produzcan las manchas en la hoja que alertan habitualmente de su presencia.

«Hay de todo un poco y la incidencia varía mucho según las zonas. Estos días parece que vuelve a salir black rot, pero es que este jueves volvió a llover en puntos de la Ribeira Sacra», señala el enólogo Luis Buitrón, asesor de bodegas en diferentes subzonas de la denominación. La atípica meteorología que caracterizó por ahora a este verano motivará, a su juicio, que el inicio de la vendimia no se adelante tanto como en años pasados.

El espolvoreo del azufre: ¿Mejor sobre la hoja o al pie de las vides?

Espolvoreado o diluido en agua, el azufre está considerado el tratamiento preventivo más eficaz contra el oídio. Cuando este producto fitosanitario se aplica en polvo, lo habitual es esparcirlo sobre hojas y racimos. El ingeniero agrónomo Victoriano Pérez Vázquez considera, sin embargo, que el espolvoreo más eficaz frente a ese hongo es sobre el suelo al pie de la cepa. «O xofre actúa pola evaporación de gas sulfuroso cando se alcanza unha determinada temperatura. Dende o chan actúa sobre toda a planta, algo que non sucede si se dá sobre a folla», explica.

El espolvoreo de azufre era la práctica tradicional en los viñedos para combatir la cinsa, pero en los últimos años es más frecuente que se aplique diluido con otros tratamientos. Esta última fórmula es más cómoda y tiene tanta o mayor eficacia. También presenta, no obstante, algunas desventajas. El azufre en polvo, explica Victoriano Pérez, contribuye a eliminar ácaros que debilitan en la base los sarmientos. «Ese é o motivo de que nalgunhas viñas as ramas rompan con moita facilidade cada vez que hai algo de vento», apunta.

Ojo a las cantidades

A la hora de atajar ataques de hongos con productos curativos, recomienda que en la aplicación se empleen las dosis máximas que fija el fabricante. «Se cada un bota a cantidade que lle parece, á larga o máis fácil é que os fungos acaben por desenvolver resistencias aos principios activos dos tratamentos», advierte el ingeniero agrónomo.