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«Foi como unha tormenta tropical»

Luis Díaz
luis díaz MONFORTE / LA VOZ

AGRICULTURA

Cepas arrasadas por el pedrisco, el pasado miércoles, en la ribera chantadina de San Fiz
Cepas arrasadas por el pedrisco, el pasado miércoles, en la ribera chantadina de San Fiz CEDIDA

Episodios como el que sufrió  San Fiz empiezan ser frecuentes en la Ribeira Sacra y afectaron en los últimos años a Doade y Amandi

18 jun 2021 . Actualizado a las 12:45 h.

A finales de agosto del 2016, pocos días antes del comienzo de la vendimia, el pedrisco se cebó con las vides en Doade. Dos años después, a mediados del mes de julio, le tocó el turno a Amandi, también en la cuenca del Sil. Ahora es la ribera del Miño, en concreto la ladera chantadina de San Fiz, la que sufre las secuelas de una tormenta inusualmente virulenta para el mes de junio. En la Ribeira Sacra comienza a ser demasiado habitual que el pedrisco arruine en algún punto por completo una prometedora cosecha de uva.

«Isto foi como unha tormenta tropical. Vivín unha nunha viaxe a México e foi o igual. O problema do cambio climático está aí e o peor é que imos ter que acostumarnos a que cada certo tempo veña unha treboada que arrase con todo ao seu paso», dice Héctor Ferreiro, de la bodega Castrofiz. Sus vinos se elaboran exclusivamente con uvas de las tres hectáreas de viñedo propio. Una de ellas, situada en San Fiz, donde se ubica también la bodega, quedó arruinada casi al cien por cien el pasado miércoles por culpa del pedrisco.

En la ribera de San Fiz se vivía una actividad inusual el día después de la tormenta. Héctor Ferreiro era uno de los que estaban a pie de viña a las siete de la mañana. Ahora urge aplicar tratamientos que ayuden a las cepas a cicatrizar las heridas causadas por las bolas de hielo que cayeron sin tregua durante un cuarto de hora. Apenas se ve colgar algún racimo de las cepas desnudas casi por completo de vegetación. «Da vendima hai que esquecerse. O que importante agora é que non sequen as cepas», comenta un viticultor en plena faena.

No es nada grato para quien lo cultiva regresar a un viñedo después de un desastre como el que se sufrió en San Fiz como consecuencia de la última granizada. José Conde vivió un episodio similar en una de sus viñas de Amandi en la granizada del 2018, y le costó seis días decidirse a pisarla de nuevo. «Sei moi ben como se sinte esa xente, pero hai que pasar páxina e mirar cara adiante», señala. Al bajón anímico que supone perder en unos minutos el trabajo de muchos meses se suma en estos casos el coste de unos tratamientos cuya aplicación solo tendrá recompensa a largo plazo.

El grupo municipal de Por Chantada se apresuró este jueves a registrar un escrito en el Ayuntamiento para que se solicite a la Xunta «unha liña de axudas específica coa máxima celeridade». Para ello, pide que los técnicos de la Consellería de Medio Rural procedan cuanto antes a la evaluación de los daños.

Igual que en Sober

El portavoz de esta formación, Antón Fente, señala en la propuesta que la «magnitude e profundidade da catástrofe» exige que se articulen compensaciones como las que se pusieron en su día a disposición de los viticultores de Sober.

Por su parte, el grupo parlamentario del PSdeG anunció ayer la presentación de una iniciativa parlamentaria para que la Xunta ponga en marcha un plan de recuperación del viñedo en las zonas de la Ribeira Sacra más afectadas por la última tormenta. «Tampouco é descartable que despois de analizar a situación puideran ter que pedir a declaración de zona catastrófica sinaladamente nos viñedos de San Fiz, Belesar e parte de Sabadelle», apunta al respecto el portavoz de agricultura del grupo socialista, Martín Seco.

Según destaca, la intensa granizada del miércoles «arruinou unha das mellores colleitas dos últimos anos en parte de Chantada». Solo una pequeña parte de los viñedos que resultaron dañados por la tormenta en esa ribera del Miño están cubiertos por seguros agrarios

La viña de Ponte da Boga en O Saviñao sufrió daños un día antes por el pedrisco

La tormenta del pasado miércoles en San Fiz fue la más virulenta, pero no la única que afectó a los viñedos de la Ribeira Sacra. A última hora de la tarde del martes se produjo otra granizada aguas arriba del embalse de Belesar que causó pérdidas en viñedos de la ribera del Miño entre Ponte Mourulle y Sabadelle, dentro de los municipios de Taboada, O Saviñao y Chantada. En este último concello, resultó afectada la ladera de Sabadelle. Aunque los daños no son tan importantes como en San Fiz, en algunos casos la piedra recortó la cosecha en un 30%. Entre los viñedos afectados está la plantación de la bodega ourensana Ponte da Boga en San Vitorio de Ribas de Miño, en el municipio de O Saviñao.

El conselleiro de Medio Rural, Javier González, que este jueves realizó una visita a la ribera de San Fiz, dijo que el Gobierno gallego pondrá todos los medios a su alcance para asesorar a los viticultores de las zonas afectadas por la tormenta para la recuperación de los viñedos. Los técnicos informarán de los tratamientos que deben llevar a cabo con mayor celeridad. Las consultas se atenderán a través del número de teléfono 982 889 112, que estará activo también durante la próxima semana.

Javier González, por otro lado, hizo un llamamiento a los viticultores para que se acojan a la orden de ayudas que publicó la Xunta el pasado mes de enero para fomentar los seguros agrarios. El plazo de contratación de las líneas de seguros estará abierto hasta el 15 de noviembre y las subvenciones se reciben en el momento de concertarlos.